jueves, 31 de enero de 2019

Glass



   FICHA TÉCNICA

Título: Glass.
Dirección: M. Night Shyamalan.
País: Estados Unidos.
Año: 2019.
Duración: 129 min.
Género: Intriga, thriller.
Interpretación: James McAvoy, Bruce Willis, Samuel L. Jackson, Sarah Paulson, Spencer Treat Clark, Anya Taylor-Joy, Shayna Ryan, Charlayne Woodard, Luke Kirby, Rob Yang, Brian Donahue, Adam David Thompson, Marisa Brown, Kyli Zion.
Guion: M. Night Shyamalan.
Producción: Jason Blum, M. Night Shyamalan.
Música: West Thordson.
Fotografía: Mike Gioulakis.
Distribuidora: Universal International Pictures.

   CRÍTICA

   SINOPSIS: Consiguen reunir a David Gunn, a la Horda (que habitan en Kevin Wendel Crumb) y Elijah en un centro psiquiátrico después de la policía atrapara a los dos primeros cuando se enfrentaban entre ellos tras el secuestro de unas adolescentes.
   LO MEJOR: Ya con “La visita” se apuntaba el regreso de Night Shyamalan a su mejor forma, y con sus dos siguientes películas que completaban una sorpresiva trilogía que nadie contemplaba, se confirma su reengrasamiento artístico tras su periplo aciago con “Airbender” y After life” (que tampoco me parecieron tan horribles). Porque si por algo adquirió fama el director indio es por ser el rey de los finales sorpresa. Y aquí nuevamente le vemos regocijado en su más puro estilo personal, con sus diálogos, sus reflexiones, sus movimientos de cámara, su ritmo y, sobre todo, sus giros. Si bien “El protegido” era una película de superhéroes encubierta, donde asistíamos al nacimiento de un héroe justiciero; y “Múltiple” era una secuela encubierta de ella, donde asistíamos al nacimiento de un villano; “Glass” auna esos elementos mostrados bajo el adhesivo argumental del personaje que da título al film, Don Cristal. Y nos revela que no solo era un terrorista minusválido sino el verdadero gran villano, la “mente maestra”. Con ello, y la conclusión de las tres películas, Shyamalan realiza una visión madura del icono del superhéroe, a años luz de lo que propone Marvel, e  incluso DC (aunque sus personajes sean más cercanos a la oscuridad). Se analizan las bases del mundo del cómic atendiendo a sus orígenes, sus poderes (que son innatos y no originados por ningún accidente, picadura y demás), y la importancia de la indumentaria identificativa. Con ésto lleva a cabo todo un homenaje al cómic, al cine de superhéroes y a la propia trilogía, que sirve como un digno colofón a ella. Pero, fiel a si mismo, donde nada está porque si, donde se siembra para después recoger y donde el homenaje se convierte en realidad en reivindicación.
   Interpretación: A Shyamalan se le nota enamorado de sus personajes y nos brinda un colosal duelo interpretativo a tres bandas. Pero he de recalcar que es James McAvoy quien vuelve a lucir con más fuerza en otro repertorio de subpersonajes, de transformaciones faciales llenas de matices. Bruce Willis está bien en lo suyo pero también es superado por un Samuel L. Jackson que se le ve en su salsa. No obstante, el verdadero espectáculo está en verlos juntos a los tres. Se incorpora Sarah Poulson con un rol vital en la trama, más que el de Anya Taylor-Joy (a mi pesar), cuya recuperación es solo una más de varios de los personajes aparecidos anteriormente como Spencer Treat Clark (hijo de David Dunn - Willis -), Charlayne Woodard (madre de Elijah - Jackson -). Y si, Shyamalan hace su clásico cameo.
   Escena (spoiler): Tras unas breves presentaciones, haciendo referencia a “El protegido” con Dunn como justiciero consumado asistido a lo Alfred por su hijo; y a “Múltiple” con La Horda nuevamente secuestrando a unas adolescentes, confirmándose como un psicópata asesino en serie, tenemos el primer gran duelo entre ambos. Aunque la primera vez que podemos verlos a los tres en el mismo plano es en la sesión de terapia de la “doctora”. Pero pasemos a la batería de giros y sorpresas que nos reservaba el director. Cuando Elijah acaba con el enfermero cortándole el cuello con una frialdad brutal confirmamos que es el verdadero villano que se estaba haciendo la víctima. Descubrimos también que el padre de Kevin (McAvoy) no le abandonó sino que iba en el tren que Elijah hizo descarrilar para encontrar a Dunn, lo que justifica la primera transformación de La Bestia en un tren en la película precedente y el hecho que los vincula a todos. Y tras un épico enfrentamiento final, quedándonos atónitos con sus muertes y la revelación de la doctora (Poulson) como miembro de una sociedad secreta que elimina a personas con superpoderes, tenemos por fin el sopresón típico de Shyamalan, que todo era un plan suicida de Don Cristal (Jackson) para hacer pública la existencia de seres sobrenaturales. Es decir, ha vuelto a ganar.
   LO PEOR: Sería injusto decir que es la peor de las tres pues le daría una connotación negativa. Más acertado sería denominarla como la menos buena, habida cuenta de que el listón estaba por las nubes. Y no es una película para todo el mundo. Si no se conoce el cine de Shyamalan y lo que ha pretendido con las anteriores entregas, no se cogerá el verdadero sentido de ésta. Es para seguidores, vamos.
   CITAS: "Es demasiado listo para ellos". "Tienes dos nuevos amigos". "Lso tres os creéis que sois personajes de cómic". "La luz dará paso a una persoanlidad diferente". "¿No va a estrecharme la mano y dejatr que me vaya?". "He evenido a ver si lo que cuentan de se ser extraordinario es cierto". "Necesito tus faultades para salir de aquí y demostrar al mundo que existimos". "Ésto suena a alianza del mal". "Siempre subestiman al autor intelectual". "No deberías ocultarte en la sombra". "Muchas persoanas vana a morir". "No estamos hechos para tener tanto poder". "Que el mundo vea de los que somos capaces".
   REFERENCIAS: Declarado por el propio Night Shyamalan, la saga queda totalmente cerrada. Aunque ya creíamos eso en “El protegido”, de la cual se hacen continuas referencias, llegando a volver a utilizar ciertas escenas de esa película, incluso incluyendo alguna escena eliminada de aquella. También se hace lo propio, no tanto, con “Múltiple”.
   CONCLUSIÓN: 8. Un homenaje al mundo del cómic, al cine de superhéroes y a la propia trilogía, a la que da un digno colofón.



martes, 29 de enero de 2019

Escenas Míticas: Boxeo - Campeón (1979)




   Es curioso como en la mayoría de películas que tocan el tema del deporte, pocas de ellas se centran específicamente en él, al menos no en su trasfondo y mensaje verdadero. Y más bien utilizan ese deporte de turno como hilo conductor para contarnos una historia sobre personajes, muchas veces de corte dramático. Pues bien, en las de boxeo el porcentaje es todavía más elevado que en otras de béisbol, fútbol americano o hockey, por citar otros.




    Es justo lo que le pasa a esta “Campeón” (en España se estrenó sin el artículo “el”), que nos narra una historia en torno al boxeo, a la carrera pugilística del protagonista, pero en realidad era un melodrama sobre un hombre que quiere reconstruirse así mismo y que usa el boxeo como camino de redención para consolidar la recuperación de su mujer y su hijo.



   En honor a la verdad, el argumento es de lo más típico. Un hombre que alcanzó la gloria como boxeador pero que luego experimentó una caída a los infiernos a través del alcoholismo y el juego. Andy es el típico personaje qué es buena persona, que está colmado de buenas intenciones, pero qué es un completo desastre en base a su debilidad como ser humano.



   No son pocas veces en las que se retrata la vida de un deportista que tocó la gloria pero luego no supo manejar el éxito, perdiendo el peor combate, el de fuera del ring, el de la vida, derrotado por los excesos. Y no es menos habitual que, por alguna, resurge de sus cenizas para recobrar el control y, de paso, callar unas cuantas bocas.



    Porque en este caso, hay una persona que nunca le ha abandonado, que nunca ha dejado de creer en él, su hijo. Y esa es la piedra angular sobre la que decide apoyar su remontada personal y deportiva. Que además recibe también el apoyo de la mujer que creía perdida. Todo ésto es muy bonito pero por eso resulta tan duro su desenlace.



   Se hizo un estudio psicológico y científico basándose en opiniones de críticos y del público sobre las películas qué más respuestas emocionales, o que contuvieran algunas escenas populares e icónicas, que provocaran una reacción emocional de gran impacto. Determinaron la más trepidante, la más terrorífica, la más divertida y la más triste. Y ahí es donde esta película se coronó “campeona”, por encima de títulos de finales típicamente tristes como “Kramer contra Kramer” o “Bambi”.



   Y en su momento, sus pedradas le valieron, siendo acusada de ser pretendida y premeditadamente sensiblera, de buscar la lágrima fácil y de conseguir el efecto “Love story” para dejar al espectador hecho trizas y vaciando el paquete de kleenex. Y es que está demostrado que las lágrimas en el cine son rentables. No obstante, no estoy de acuerdo en que la película solo sea eso y considero que tiene más valor.


 

   Sorprendentemente, tras la cámara estaba el italiano Franco Zeffirelli. Digo ésto porque era un director muy claramente teatral, de ritmos tremendamente lentos, que venía de rodar una asidua a las programaciones televisivas de Semana Santa, “Jesús de Nazaret”, aunque es verdad que todavía no había realizado, que vendría después,  las adaptaciones de “Hamlet”, pero sí “Romeo y Julieta”, de las tragedias de Shakespeare.



   El caso es que este remake homónimo de la película de 1931, dirigida por King Vidor, tuvo un éxito considerable, aunque la crítica fue más bien mixta. En el reparto, estaban magníficos Jon Voight, Faye Dunaway y un jovencisimo Rocky Schneider, que con tan solo 9 años ganó el Globo de oro como actor novel. Pero luego su carrera ha sido más bien discreta.

domingo, 27 de enero de 2019

La verdad sobre el caso Harry Quebert



   FICHA TÉCNICA

Título: La verdad sobre el caso Harry Quebert.
Dirección: Jean-Jacques Annaud.
País: Estados Unidos.
Año: 2018.
Duración: 45 min (10 episodios).
Género: Thriller, drama, intriga.
Interpretación: Patrick Dempsey, Ben Schnetzer, Damon Wayans Jr., Virginia Madsen, Joshua Close, Colm Feore, Kristine Froseth, Vlasta Vrana, Don Harvey, Ryan Kiera Armstrong, Ellen David, Randy Thomas, Matthew Raudsepp, Matt Frewer, Kurt Fuller, Eric Clark, Angela Galuppo, Neven Pajkic, Julien Boissaud, Tod Fennell, Anana Rydvald, Sara Sue Vallee, Victoria Clark, Larry Day, Jason Deline, Domenic Di Rosa, Conner Dwelly, Craig Eldridge, Michael Hearn, Sarah Camacho, Constance St-Denis-Veilleux, Felicia Shulman, Rebecca Lamarche, Lara Binamé.
Guión: Joël Dicker, Lynnie Greene, Richard Levine.
Producción: Jean-Jacques Annaud, Tarak Ben Ammar, Fabio Conversi, Lyn Greene, Richard Levine.
Música: Simon Franglen.
Fotografía: Jean-Marie Dreujou.
Distribuidora: Metro-Goldwyn-Mayer.

   CRÍTICA

   SINOPSIS: Un famoso escritor es acusado del asesinato de una adolescente al encontrarse el cadaver después de treinta años. Un antiguo y joven pupilo suyo y también escritor de éxito, llega a la localidad para apoyarle y realizar una investigación paralela que ayude a esclarecer el caso y limpiar su nombre.
   LO MEJOR: Sin duda, la mejor baza de la serie es basarse en una gran novela pues personalmente considero “La verdad sobre el caso Harry Quebert”, una de las mejores intrigas literarias de los últimos años, capaz de enganchar al lector prácticamente desde las primeras páginas y manteniéndolo imbuido en ellas hasta el final de la trama. Jean-Jacques Annaud es muy consciente de ello y de la más que posible expectación que podría suscitar su adaptación para los admiradores del libro de Joel Dicker. Es por ello que la fidelidad al texto original es una de las piedras de toque para el director francés, tomándose muy pocas licencias y llevando a la pantalla la historia con muy pocos retoques. El propio Dicker ha colaborado en el guion. Con un planteamiento no pocas veces utilizado por Stephen King que es el de la visión desde el punto de vista de un escritor, tratando temas como el bloqueo creativo y/o artístico. Pero si King, a menudo, derivaba en un conflicto entre la realidad y la ficción, aquí se enfoca hacia la necesidad de una musa. Y es ahí donde entra el juego el enigma del asesinato de ésta. A través de varias líneas temporales vamos recomponiendo un puzzle bastante más enrevesado de lo que podría parecer, con un entramado de personajes repletos de dobleces y secretos, en torno a una pequeña localidad aparentemente idílica. A pesar de la lentitud de sus primeros capítulos, la segunda parte de la temporada se torna vibrante por sus numerosos, pero no tramposos, giros y vamos viendo como las piezas del rompecabezas van encajando a la perfección hasta una resolución sorpresiva.
   Interpretación: Éste es el apartado que hace que la nota de la serie no sea más alta. El casting es un desacierto considerable. Jamás hubiera elegido a Patrick Dempsey como Harry Quebert. Aunque terminé por acostumbrarme a él y finalmente me ha parecido un actuación digna, mejor en su versión madura. Lo de Ben Schnetzer es especialmente irritante, que no es capaz más que dar la imagen de un niñato que no puede evitar pasarse la mano por el pelo cada treinta segundos. Damon Wayans no cuadra con su personaje simplemente por edad. Menos mal que con Kristina Froseth como Nola (personaje vital) sí han dado en el clavo. Su semblante virginal es lo que requería el papel. Aunque me es inevitable imaginarse que podría haber hecho una actriz como Elle Fanning.
   Escena (spoiler): Una vez superada toda la fase de reconstrucción del romance, a eso de mitad de temporada, vienen los platos fuertes en forma de giros, debidamente dosificados pero constantes. Revelaciones tales como la no existencia de la madre de Nola, por lo que su supuesto maltrato se torna en autolesiones. Lo que muestra el oculto estado de psicosis de Nola. Al igual que su inocencia no es tal, como cuando realiza una felación al jefe de policía (no explícita) o descubrimos la Nola niña que prendió fuego a su antigua casa para matar a su madre. La historia de Luther también tiene miga, el motivo de su rostro deformado, el enfoque como asesino encubierto y el hecho de que “El origen del mal” sea, en realidad, obra suya, lo que deja a Harry Quebert como un farsante pero no el culpable del crimen. Y, por supuesto,  la necesaria y deseada, a la vez que sorpresiva reconstrucción del final de los hechos.
   LO PEOR: Porque ya sabía que dirigía Annaud que si no, no me hubiera dado ni cuenta que estaba tras la cámara. No hay nada reconocible del estilo del director de una de las mejores películas de intriga y crímenes que un servidor haya visto en “El nombre de la rosa”. Por cierto, entiendo que la voz en off intermitente tiene la función de recordarnos el origen y el ambiente literario pero no aporta absolutamente nada y personalmente me ha resultado molesta.
   CITAS: “Todo el mundo sabe escribir, pero no todo el mundo es escritor”. “Un buen libro, Marcus, es un libro que uno se arrepiente de terminar”. “Y en ese instante me di cuenta, gracias a esa chica de quince años, de que probablemente nunca había conocido el amor”. “Y yo pensé que una estrella fugaz era una estrella muy bonita que tenía miedo de brillar, y huía lo más lejos posible”. “¿Sabe cuál es el único modo de medir cuánto se ama a alguien? Perdiendo a esa persona”. “Sabía que mi felicidad pasaba por ella, pero era igualmente consciente de que nuestra relación era algo terriblemente complicado”. “Siempre tienes que ofrecer al lector un último giro”.
   REFERENCIAS: Basada en la novela homónima de Joel Dicker, está más cerca de la intriga de “The killing” que de la ambientación atmosférica de “Heridas abiertas” o “Twin Peaks”
   CONCLUSIÓN: 6’5. Adaptación televisiva de una de los mejores novelas de intriga de los últimos años, a la que Annaud guarda bastante fidelidad.



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