FICHA TÉCNICA
Título: La
verdad sobre el caso Harry Quebert.
Dirección: Jean-Jacques Annaud.
País: Estados Unidos.
Año: 2018.
Duración: 45 min
(10 episodios).
Género: Thriller,
drama, intriga.
Interpretación: Patrick
Dempsey, Ben Schnetzer, Damon Wayans Jr., Virginia Madsen, Joshua Close, Colm
Feore, Kristine Froseth, Vlasta Vrana, Don Harvey, Ryan Kiera Armstrong, Ellen
David, Randy Thomas, Matthew Raudsepp, Matt Frewer, Kurt Fuller, Eric Clark,
Angela Galuppo, Neven Pajkic, Julien Boissaud, Tod Fennell, Anana Rydvald, Sara
Sue Vallee, Victoria Clark, Larry Day, Jason Deline, Domenic Di Rosa, Conner
Dwelly, Craig Eldridge, Michael Hearn, Sarah Camacho, Constance
St-Denis-Veilleux, Felicia Shulman, Rebecca Lamarche, Lara Binamé.
Guión: Joël
Dicker, Lynnie Greene, Richard Levine.
Producción: Jean-Jacques
Annaud, Tarak Ben Ammar, Fabio Conversi, Lyn Greene, Richard Levine.
Música: Simon Franglen.
Fotografía: Jean-Marie Dreujou.
Distribuidora: Metro-Goldwyn-Mayer.
CRÍTICA
SINOPSIS: Un famoso escritor es acusado del
asesinato de una adolescente al encontrarse el cadaver después de treinta años. Un antiguo
y joven pupilo suyo y también escritor de éxito, llega a la localidad para apoyarle y
realizar una investigación paralela que ayude a esclarecer el caso y limpiar su nombre.
LO MEJOR: Sin duda, la mejor baza de la serie es basarse
en una gran novela pues personalmente considero “La verdad sobre el caso Harry
Quebert”, una de las mejores intrigas literarias de los últimos años, capaz de
enganchar al lector prácticamente desde las primeras páginas y manteniéndolo
imbuido en ellas hasta el final de la trama. Jean-Jacques Annaud es muy
consciente de ello y de la más que posible expectación que podría suscitar su
adaptación para los admiradores del libro de Joel Dicker. Es por ello que la fidelidad
al texto original es una de las piedras de toque para el director francés,
tomándose muy pocas licencias y llevando a la pantalla la historia con muy
pocos retoques. El propio Dicker ha colaborado en el guion. Con un
planteamiento no pocas veces utilizado por Stephen King que es el de la visión
desde el punto de vista de un escritor, tratando temas como el bloqueo creativo
y/o artístico. Pero si King, a menudo,
derivaba en un conflicto entre la realidad y la ficción, aquí se enfoca hacia
la necesidad de una musa. Y es ahí donde entra el juego el enigma del asesinato
de ésta. A través de varias líneas temporales vamos recomponiendo un puzzle
bastante más enrevesado de lo que podría parecer, con un entramado de
personajes repletos de dobleces y secretos, en torno a una pequeña localidad
aparentemente idílica. A pesar de la lentitud de sus primeros capítulos, la
segunda parte de la temporada se torna vibrante por sus numerosos, pero no tramposos,
giros y vamos viendo como las piezas del rompecabezas van encajando a la
perfección hasta una resolución sorpresiva.
Interpretación: Éste es el apartado que hace que la nota de la
serie no sea más alta. El casting es un desacierto considerable. Jamás hubiera
elegido a Patrick Dempsey como Harry Quebert. Aunque terminé por acostumbrarme
a él y finalmente me ha parecido un actuación digna, mejor en su versión
madura. Lo de Ben Schnetzer es especialmente irritante, que no es capaz más que
dar la imagen de un niñato que no puede evitar pasarse la mano por el pelo cada
treinta segundos. Damon Wayans no cuadra con su personaje simplemente por edad.
Menos mal que con Kristina Froseth como Nola (personaje vital) sí han dado en
el clavo. Su semblante virginal es lo que requería el papel. Aunque me es
inevitable imaginarse que podría haber hecho una actriz como Elle Fanning.
Escena (spoiler): Una vez superada toda la fase de reconstrucción
del romance, a eso de mitad de temporada, vienen los platos fuertes en forma de
giros, debidamente dosificados pero constantes. Revelaciones tales como la no
existencia de la madre de Nola, por lo que su supuesto maltrato se torna en
autolesiones. Lo que muestra el oculto estado de psicosis de Nola. Al igual que
su inocencia no es tal, como cuando realiza una felación al jefe de policía (no
explícita) o descubrimos la Nola niña que prendió fuego a su antigua casa para
matar a su madre. La historia de Luther también tiene miga, el motivo de su
rostro deformado, el enfoque como asesino encubierto y el hecho de que “El
origen del mal” sea, en realidad, obra suya, lo que deja a Harry Quebert como
un farsante pero no el culpable del crimen. Y, por supuesto, la necesaria y deseada, a la vez que
sorpresiva reconstrucción del final de los hechos.
LO PEOR: Porque
ya sabía que dirigía Annaud que si no, no me hubiera dado ni cuenta que estaba tras la cámara. No hay nada
reconocible del estilo del director de una de las mejores películas de intriga
y crímenes que un servidor haya visto en “El nombre de la rosa”. Por cierto,
entiendo que la voz en off intermitente tiene la función de recordarnos el
origen y el ambiente literario pero no aporta absolutamente nada y
personalmente me ha resultado molesta.
CITAS: “Todo
el mundo sabe escribir, pero no todo el mundo es escritor”. “Un buen libro, Marcus,
es un libro que uno se arrepiente de terminar”. “Y en ese instante me di
cuenta, gracias a esa chica de quince años, de que probablemente nunca había
conocido el amor”. “Y yo pensé que una estrella fugaz era una estrella muy
bonita que tenía miedo de brillar, y huía lo más lejos posible”. “¿Sabe cuál
es el único modo de medir cuánto se ama a alguien? Perdiendo a esa persona”. “Sabía que mi felicidad pasaba por ella, pero era igualmente consciente de que
nuestra relación era algo terriblemente complicado”. “Siempre tienes que
ofrecer al lector un último giro”.
REFERENCIAS: Basada en la novela homónima de Joel Dicker,
está más cerca de la intriga de “The killing” que de la ambientación
atmosférica de “Heridas abiertas” o “Twin Peaks”
CONCLUSIÓN: 6’5. Adaptación
televisiva de una de los mejores novelas de intriga de los últimos años, a la
que Annaud guarda bastante fidelidad.
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