Al igual que el estreno de “Creed 2” supondrá la despedida de Sylvester Stallone del personaje de Rocky, en un par de meses se estrenará el ultimo trabajo de Clint Eastwood, que incluso se habla que podría ser el que dé fin a su carrera, “La mula”. Ya veremos, pero a sus 88 años de edad, lo que si es seguro que nos a regalado una de las carreras más prolíficas y provechosas de la historia del cine, tanto en el campo de la interpretación, con personajes míticos, como en el de la dirección, con auténticos peliculones como éste que hoy comentamos.
Tanto es así
que se rumoreaba que “La mula” podría optar a ser una de las favoritas en los
Oscars, aunque tras ser ignorada para los Globos de Oro, la que se considera la
antesala, esos rumores se han enfriado un poco. Tanto sea así o no, lo que está
claro es que no se habrá ido de vacío del cine pues ha cosechado múltiples
nominaciones y premios con bastante asiduidad. Y buena muestra de ello es esta
“Million dollar baby”, que entre certámenes nacionales e internacionales fue
premiada más de cuarenta veces.
Personalmente
la considero una de las mejores películas de Clint Eastwood en el campo de la
dirección, junto a “Mystic River” y “Sin perdón”, probablemente. Y también una
de las mejores películas de boxeo. Aunque es bastante cierto que es un film más
dramático que deportivo y que la historia que nos cuenta podría haberse llevado
a cualquier campo que no fuera el del boxeo y no habría cambiado un ápice.
Porque si hay
un rasgo característico de la obra de Eastwood es construir sus historias
siempre a partir de los personajes, siendo siempre muy cuidadoso con el
desarrollo de éstos, sea cual sea el género y el argumento. Da igual de lo que
vaya la historia, él siempre va a ahondar en algún aspecto de sus personajes.
Como en este caso, centrándose en la relación entrenador-pupila y estableciendo
un paralelismo sentimental con la relación padre-hija.
No se queda
ahí, sino que se baja al barro a tocar ciertos temas de índole social. Y es
que, aunque inicialmente, en cuanto a política se refiere, se inclinó por el Partido
Republicano, ha criticado duramente casos como el Watergate, la guerra de
Vietnam y la campaña militar de los Bush en Afganistán e Irak. Y no niega haber
concedido su voto a los demócratas. De hecho, se confiesa demasiado
individualista para ser de derechas o izquierdas exclusivamente.
Todo ésto para
explicar su postura abiertamente
liberal a favor de los Derechos Humanos, el aborto, el matrimonio homosexual y
la Enmienda de igualdad de derechos de las mujeres. Es por ello que en esta
película rompe una lanza feminista colocando una mujer como protagonista de un film de boxeo. Pero además queda clara su opinión a favor de un
tema tan antirrepublicano como la eutanasia.
Catorce años
habían pasado de su Oscar por “Sin perdón” y por el camino habría caído alguna
que otra nominación como “Mystic River”, cuando presentó esta magnífica
película en la que se encargaba, nada menos, de los apartados de producción,
dirección, interpretación y hasta banda sonora. Eso sí, se basaba en el gran guión
de Paul Haggis, que adaptaba la novela de F.X Toole, “Rope Burns: stories from
the corner”.
Y nuevamente
reinó en Hollywood, derrotando a “El aviador” de Martin Scorsese. La película
fue nominada en siete categorías, de las cuales ganó en cuatro de ellas, como
mejor película, director (éstos dos conseguidos por segunda vez), también el
segundo Oscar de Hillary Swank como actriz principal tras “Boys don´t cry”. Y
el primer Oscar y hasta ahora único, aún después de haber sido nominado
repetidas veces, de Morgan Freeman como secundario. Lo que me parece una pena
es que Clint no tenga ninguno como intérprete, lo merecía.
Personalmente
considero esta película una de las más conmovedoras y emotivas que un servidor
haya visto. La crítica la cubrió de elogios y halagos. Y económicamente tampoco
le fue nada mal. Costó 30 millones de dólares y recaudó 215 en taquilla.
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