Tras
la magnífica “La llegada” Denis Villeneuve permaneció en el
género de la ciencia-ficción. Curiosamente sus dos siguientes
proyectos suponen un enorme reto para su carrera. Primero hacer una
secuela de una de las películas de ciencia-ficción más consagradas
de la historia del cine. Nada menos que 35 años después de la
original. Y luego la compleja adaptación de la novela de Frank
Herbert, “Dune”, que ya adaptó David Lynch otros 35 años antes
también.
Realizar
una secuela de “Blade Runner” era impensable e inconcebible. Sin
embargo, Villeneuve salió del atolladero con nota, con la que muchos
consideran una de las mejores secuelas de la historia del cine. La
revista Empire la colocó en el número 2 de las mejores películas
de 2017. Personalmente considero que contra todo pronóstico, el
cineasta canadiense logró otra obra maestra, quizá por debajo de la
de 1982, aunque habría que dejar pasar el tiempo para confirmarlo.
Nuevamente, la crítica la cubrió de elogios pero el público no la acompañó.
Cosa que le pasó exactamente lo mismo a la película de Ridley Scott. Que también parece mentira que la gente no se diera cuenta que ésto
no era una historia de acción, como tampoco lo era la otra.
Era,
igual que ésta, ciencia-ficción pero sobre todo cine negro, y
además reflexionaba, como también lo hace ésta, sobre las
consecuencias de la tecnología, el problema medioambiental, el uso
de la inteligencia artificial, la industria genética, el concepto de
esclavitud, la explotación de la publicidad. Es decir, estábamos
todos avisados.
Pero
aún así la recepción de la película fue muy fría, hasta
considerarse un fracaso de taquilla. Costó 150 millones de dólares
y recaudó 260, que para una película de esta envergadura es muy
poco. Así que hasta en eso se parece a la película original. Aunque
Villeneuve consiguió que tuviera personalidad propia.
Para
el reparto eligieron como protagonista a Ryan Gosling, que venía de
triunfar con “La la land” curiosamente después repetiría en la
ciencia-ficción con “First man”. Pero está claro que la mayor
atracción estaba en ver a Harrison Ford retomar uno de los tres
personajes más icónicos de su carrera junto a Han Solo (que
también había retomado un par de años antes en “El despertar de
la fuerza”) e Indiana Jones (del cual ya se está rodando la quinta
parte).
Pero
el otro personaje icónico de su carrera, con más mérito pues solo
lo había interpretado en una película es Rick Deckard. Por cierto,
Villeneuve reconoció haber cumplido uno de sus anhelos, dirigir a
uno de sus actores favoritos, Harrison Ford. El reparto lo
completaban Robin Wright, Jared Leto (en una clara reconversión del
Tyrell de la primera película) Ana de Armas, Sylvia Hoeks,
Mackenzie Davis y Dave Bautista. Por cierto estas tres últimas ni siquiera habían
nacido en el 1982 de “Blade Runner”. Y realizaban cameos Edward
James Olmos y Sean Young (recreada digitalmente).
Una
de las grandes interrogantes que nos dejaba la primera película era
si Deckard finalmente también era un “replicante”. En la edición
de “el montaje del director”, Ridley Scott (que ejerce de
productor aquí) incluye un par de planos que daban lugar a la duda
de si Deckard no era humano. El propio Scott reconocía que en la
primera versión no le habían dejado pero que esa era su intención
desde el principio. Sin embargo, aquí vemos a Deckard más mayor, lo que nos debería inclinar a pensar que es humano. Aunque teniendo en cuenta que en la película se da un milagro en el que un replicante puede tener hijos, se podría pensar que porque no podría envejecer también.
Por lo que nuevamente quedaba en el aire. Al igual que la teoría de que quizá toda la historia de la película es un sueño generado por la hija de Deckard. O de si esa hija implanta todos los recuerdos en K (Gosling) para que le traiga a su padre y así poder conocerlo. Lo que si es sospechoso es que esté nevando en la escena final y justo ella esté generando ese efecto dentro.
Por cierto, la película estuvo nominada a cinco categorías: sonido, efectos sonoros, dirección artística, fotografía y efectos visuales, de las cuales solo ganó las dos últimas.
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