Cumple
todos los requisitos de cierto cine indie, en plan buenas
intenciones, sentimientos y un poco de mezcla de comedia y drama. Nos
cuenta la historia de un chico con Síndrome de Down que tiene el
sueño de convertirse en luchador profesional. Su encuentro con un
tipo al que persiguen por una serie de cosas que ha hecho posibilita
una road movie bastante divertida a la que se añade Dakota Johnson.
Pero si por algo funciona la película es por la enorme química
entre el protagonista, Zach Gottsagen y un muy inspirado Shia
LeBeouf, un actor que habitualmente me parece bastante malo pero que
también ha demostrado que cuando se pone es capaz de hacer muy
buenas interpretaciones. Bruce Dern tiene un papel corto pero es que
este tío es capaz de lucir aún gozando de poco minutos. Por muy
evidente que sea lo que quieren pretender con la historia, no deja de
ser entrañable y
deja un bonito mensaje sobre la amistad y como eso se puede convertir
en familia. 6.
Asistimos
a un día en el trabajo de la secretaria de un estudio de cine. Como
se ocupa de los cafés, de las llamadas de teléfono, la
organización de las citas e incluso ir a recoger a actores y demás.
Precisamente cuando tiene que encargarse de una chica muy joven es
cuando le saltan las alarmas. Película en la que gran parte del
tiempo parece que no pasa nada, pero van sucediéndose detalles que
nos indican que se trata de una historia de denuncia por abusos
sexuales. El entorno en el que se produce hace una clara referencia
al caso de Harvey Weinstein. Pero lo que realmente denuncia es como
se trata la situación como algo totalmente habitual y que “es
así”. Y como se amedrenta, mediante chantaje profesional, a quien
pretende alertar de un posible abuso. Esa secretaria está
interpretada por una excelente Julia Garner que diría que tiene un
gran futuro pero que ya es presente. En el reparto también están
Matthew MacFayden (“Orgullo y prejuicio”), ojo a la única escena
en la que sale, y Patrick Wilson. 7.
En
contra de lo que pueda parecer a priori, no es un alegato
antirracista, aunque en algún momento se de alguna pincelada en esa
dirección. Pero va más en la línea de defender aquello de que se
es inocente hasta que se demuestre lo contrario y no al revés que es
lo que le pasa al protagonista. De hecho, quiere incidir en las
distintas versiones que puede haber de una misma situación. Esa es
su intención, otra cosa es que la película lo consiga. Porque por
mucho que me quieran mencionar en los diálogos al clásico de Akira
Kurosawa, “Rashomon”, el guion no sabe explotar esa idea.
Básicamente por su indefinición, porque no sabe muy bien que quiere
ser realmente, si una historia dramática (se pasa más tiempo
enseñándonos su vida y lo buen chico que es), un drama carcelario
(toca el tema muy de pasada) o judicial (claramente por el que
debería haber apostado más fuerte). De hecho, son las partes del
juicio donde la película es capaz de generar mayor interés. No es
que esté mal pero si tomas dos miniseries que tratan de temas
similares como “The night of” o “Así nos ven”, te das cuenta
de todo lo que le falta, y no es por metraje. 5.
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