martes, 2 de abril de 2019

Escenas Míticas: Stephen King - Cementerio viviente




   No descubro América cuando digo que Stephen King es uno de los escritores más adaptados al cine y la televisión, si no el que más. Ésto se debe a lo prolífica que es su producción literaria, con nada menos que ochenta títulos; si sumamos las entregas de sus sagas y sus recopilaciones de cuentos y relatos cortos, seguramente que bastantes más. Y de ellos se han adaptado al cine como más de cincuenta, y a la televisión más de veinte.




   Solo en este año se esperan tres nuevas adaptaciones cinematográficas de novelas suyas. Aparte del remake de esta película, de forma inminente, llegarán a la gran pantalla la esperadísima segunda parte de “It”, con las incorporaciones de James McAvoy y Jessica Chastain. Y “Doctor Sueño” por parte de Mike Flanagan (“La maldición de Hill House”), con Ewan McGregor.



   La nueva versión contará con un reparto de varias caras conocidas con Jason Clarke y John Lightlow. Por cierto, con el titulo original, “Cementerio de animales” (aunque sería más correcto “de mascotas”). El que se le dio en España en la primera película, aparte de absurdo constituía en si mismo ya un spoiler sobre en que consistía la historia.



   De todos modos, aunque considero que la de 1989 fue una adaptación relativamente fiel y realizada de forma digna, se le evidencian notablemente la falta de recursos. De hecho, su apariencia técnica esta demasiado cercana al telefilm, sin demasiado trabajo de fotografía y unos efectos especiales más bien justitos como evidencia la recreación del gato. Es por ello que pedía a gritos un remake.



   Personalmente considero que se basa en una de las mejores novelas de Stephen King, que nuevamente, a través de una historia de terror, nos hablaba del temas más profundos. En este caso, el asumir la perdida de los seres queridos, de la aceptación y superación de su muerte. O más bien de no hacerlo, con una metáfora de lo que supone no seguir el curso natural de la naturaleza.



   King nos volvía a situar en una pequeña localidad de su Maine natal querido para mostrarnos el relato de una típica localidad, con sus leyendas, sus tabús y sus creencias. Pero curiosamente, visto desde otro ángulo, no dejaba de ser una historia de zombis, pues lo que cuenta es cono varios seres fallecidos vuelven a la vida pero con un considerable cambio de comportamiento.



   Es bastante común que el escritor no de su aprobación a la adaptación de su obra, mostrándose siempre muy crítico pero esta vez no pudo protestar demasiado pues se encargó él mismo de elaborar el guion. Además, hizo un cameo (algo habitual en él). El resto del reparto no era muy conocido. El protagonista fue Dale Midkiff (del mundo de la televisión) que no creo que nadie recuerde y le acompañaba Fred Gwynne (Herman Munster en “Los musters”).



    Lo cierto que con toda su estética ochentera, con integrantes venidos del entorno televisivo, como su directora, Mary Lambert, que también dirigiría la secuela, con Edward Furlong, un año después de ser John Connor en “Terminator 2”, pero que resultó muy inferior, la película tuvo criticas mayormente positivas y fue bastante rentable. Costó 11 millones de dólares y recaudó 53 millones en taquilla. Y dejó varias escenas para el recuerdo, como el atropello de Gage, la vuelta del gato,  y del propio Gage de la muerte.


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