Stephen King mostraba en una de sus mejores novelas, “Mysery”, a un escritor
encasillado en un género del que sus seguidores no le dejaban salir, en especial
una llamada Annie Wilkes. Algo tenía de autobiográfico, al menos en
sentimiento, en cuanto a la reacción que tuvieron sus fans cuando King escribió
una novela de fantasía, “Los ojos del dragón”. Pero el escritor de Maine ha
logrado sacudirse la etiqueta a través del drama.
Si ya lo observabámos en “Cadena perpetua”, sería otro drama
carcelario lo que le uniría a su ya amigo, de nuevo para la adaptación de una de
sus novelas, esta vez en términos muy diferentes, pues Stephen King quedó tan
satisfecho con la adaptacion que Frank Darabont había realizado de su relato
“Rita Heyworth y la redención de Shawhank”, que no dudó en concederle los
derechos de explotación de “El pasillo de la muerte”.
Pero aunque ambas tramas se desarrollaban en cárceles, no tenían
nada que ver argumentalmente. Es mas, es cierto que nuevamente se salía de los
géneros de terror y suspense, pero si tenía un componente sobrenatural, esta
historia (una de las mejores salidas de la mente del escritor) tenía un
importante tono fantástico.
Como ya contamos, no sería la última adaptación de Darabont de
una novela de King, que tras “La milla verde”, dirigió una película con Jim
Carrey (pero nada de comedia, era también un drama) yvolvió a reunirse con su
amigo para adaptar “La niebla”. Fue en su última aportación al cine, en 2007,
para dedicarse a la televisión, siendo también su último trabajo en 2013.
Y sinceramente es una pena que no continuara su carrera
cinematográfica teniendo en cuenta sus excelentes aportaciones en forma de
películas, todas ellas rentables, en mayor o menor medida, en taquilla y con
muy buenos críticas, especialmente con “Cadena perpetua” y “La milla verde”.
Pero desde sus colaboraciones en las
series “The walking dead” y “The mob city” no se sabe nada de él a nivel artístico.
“La milla verde” (esta vez
la traducción si que fue literal) era una historia más amable, con mucha menos dureza que su anterior
aventura carcelaria, con gran carga emotiva, pero no exenta de algunos tramos
escalofriantes, como las distintas ejecuciones en la silla eléctrica. Pero aquí
incide en el enfrentamiento entre el bien y el mal. O más bien, en la bondad y
la maldad, que no es lo mismo aunque lo parezca. Y toca temas como la justicia,
el castigo y la muerte.
Stephen King dejaba caer, aunque en la película no lo trata,
aquello de atribuirle el asesinato de un niño a un hombre de grandes
dimensiones, con una fuerza anormal pero con cierto retraso mental. Un niño
grande. Como se dejaba ver también en “La noche oscura del espantapájaros”, un
slasher en el que el protagonista era acusado de matar a una niña y era
asesinado por la muchedumbre pero luego volvía para vengarse de forma
brutalmente violenta, pero el tono que King le dio a John Coffey fue muy
diferente.
El reparto era magnifico. Un ya doblemente oscarizado Tom Hanks
como estrella protagonista y un gran elenco de actoes secundarios con David Morse, James Cromwell, Harry Dean
Staton y Patricia Clarkson. Doug Hutchinson y Sam rockwell ejercían de
villanos. El otro protagonista, en realidad, el verdadero, fue Michael Duncan
Clarke, quien realizó claramente la mejor interpretación de su carrera.
Falleció en 2012 de un ataque al
corazón.
La película fue nominada a cuatro Oscars; película, actor de
reparto (Duncan Clarke), guion adaptado, y tuvo
el reconocimiento casi unánime de la critica profesional. Económicamente
tampoco le fue mal. Costó 60 millones de dolares y recaudó en taquilla mas de 280, lo cual es muy
valorable teniendo en cuenta que supera las tres horas de metraje.
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