FICHA
TÉCNICA
Título:
The
Addiction.
Dirección:
Abel
Ferrara.
País:
Estados
Unidos.
Año:
1995.
Duración:
82
min.
Género:
Terror.
Interpretación:
Lili
Taylor, Christopher Walken, Annabella Sciorra, Edie Falco, Paul
Calderon, Fredro Starr, Robert Castle, Bianca Pratt.
Guion:
Nicholas
St. John.
Producción:
Preston
L. Holmes, Russell Simmons, Denis Hannz, Fernando Sulichin.
Música:
Joe
Delia.
Fotografía:
Ken
Kelsch (B&W).
Distribuidora:
October
Films.
CRÍTICA
LO MEJOR: Hay
películas que parece que hablen de una cosa pero realmente lo hacen
de otra. Por eso decir que ésta es “una de vampiros” no sería
lo más acertado, aunque vampiros hay unos cuantos. En este caso el
vampirismo es utilizado como metáfora, con dos interpretaciones
posibles. Por un lado podría ser una parábola de la maldad
inherente en el ser humano, de tal manera que el vampiro representa
la liberación de los instintos reprimidos del ser humano, la
liberación de las limitaciones que conlleva la condición humana
para no convertirse en puros depredadores, para lo que la película
hace uso de una posible conversión filosófica, planteando dilemas
morales y haciendo uso de ciertos conceptos religiosos en relación a
los del bien y del mal. Pero al mismo tiempo, por otro lado
habla del vampirismo como una adicción, estableciendo un paralelismo
entre los vampiros y los drogadictos, como esclavos de una adicción,
y nos lanza el mensaje de que los adictos son destructores de todo lo
que les rodea. Es por eso que presenta a las víctimas como incapaces
de rechazar los ataques, que no serían otra cosa que la
representación de la tentación.
Interpretación: Pues
hay unas cuántas caras conocidas. No estrellas pero sí que pueden
sonar. Tenemos por ahí a Annabella Sciorra (“La mano que mece la
cuna”) en un par de escenas pero muy importantes. Podemos ver a
Katherine Erbe aunque en un papel casi testimonial. Pero todo gira en
torno a una Lili Taylor que está notable en mostrar su
transformación. Y tenemos a uno de esos actores que con una sola
secuencia se puede robar toda la película, con un personaje que
merecería una para él solo, Christopher Walken.
Escena
(SPOILERS!!): Las
imágenes con las que comienza la película, procedentes de un
documental sobre la barbarie y los efectos de la guerra, es para
señalar al ser humano como el verdadero monstruo. Es más, hay una
imagen en la que se ve cómo se amontonan los cadáveres de las
víctimas civiles en Vietnam en fosas comunes. Volveremos a ver una
escena paralela a esa imagen, en la orgía de sangre de la parte
final, donde los vampiros amontonan los cadáveres en el salón de la
fiesta de esa manera. El paralelismo es hombre-monstruo. Por cierto,
el ataque múltiple en esa secuencia, dónde se dan un festín con
los inocentes invitados, es de las escenas de vampiros más
impactantes que he visto. Luego dos más, muy simbólicas. El ataque
de Casanova (Sciorra) a Katheleen (Taylor), donde ésta es incapaz
de decirle que se vaya. Y en el hospital, entre estos mismos
personajes, cuando ella prácticamente quiere suicidarse siendo
quemada por el sol y es precisamente salvada por Casanova. El epílogo
con la lápida puede significar el renacer a través de la redención
por arrepentirse del mal de que ha hecho gala.
LO PEOR: No
tiene nada que ver con otras propuestas comerciales sobre cine de
vampiros. Es cine independiente y es cine de autor, y para colmo de
Abel Ferrara, un tipo nada convencional y alejado de los estándares
de Hollywood. Por lo que a muchos les parecerá pedante (quizá),
pretenciosa (desde luego), lenta (ya lo creo) y confusa (bueno es
cine de hacer reflexionar, no de dártelo todo masticado).
CITAS: “No
somos pecadores porque pequemos. Pecamos porque somos pecadores”.
REFERENCIAS: En
algunos aspectos de su desarrollo me ha recordado a “Thrist” de
Park Chan-Wook. Pero el estilo es bastante reconocido del cine de
Abel Ferrara, como “Teniente corrupto”donde
también hay referencias religiosas y de redención) y “Juego
peligroso”.
CONCLUSIÓN: 6’5.
Metáfora sobre la maldad y la adicción através de una historia de vampiros al más puro estilo del cine de autor de Abel Ferrara, que contiene algunos momentos realmente perturbadores.
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