domingo, 18 de agosto de 2019

Érase una vez en Hollywood



   FICHA TÉCNICA

Título: Érase una vez en Hollywood.
Dirección: Quentin Tarantino.
País: Estados Unidos.
Año: 2019
Duración: 165 min.
Género: Thriller, drama, comedia.
Interpretación: Leonardo DiCaprio, Brad Pitt, Margot Robbie, Al Pacino, Margaret Qualley, Kurt Russell, Bruce Dern, Timothy Olyphant, Michael Madsen, Tim Roth, Zoe Bell, Damian Lewis, Luke Perry, Emile Hirsch, Dakota Fanning, James Marsden, Clifton Collins Jr., Scoot McNairy, Damon Herriman, Nicholas Hammond, Keith Jefferson, Spencer Garrett, Mike Moh, Clu Gulager, Martin Kove, James Remar, Lena Dunham, Austin Butler, Leslie Bega, Maya Hawke, Brenda Vaccaro, Lorenza Izzo, Penelope Kapudija, Rumer Willis, Dreama Walker, Costa Ronin, Madisen Beaty, Sydney Sweeney
Guion: Quentin Tarantino.
Producción: Quentin Tarantino, David Heyman, Shannon McIntosh.
Fotografía: Robert Richardson.
Distribuidora: Sony Pictures.

   CRÍTICA

   SINOPSIS: Un actor de Hollywood venido a menos, intenta adaptarse a los papeles secundarios que le ofrecen en series televisivas sobre westerns. Aún así vive en un barrio de estrellas de la ciudad, vecino de Sharon Tate.
   LO MEJOR: Es una pena porque muy probablemente estemos ante la obra más madura y personal de este director y la que más divida a sus fans, pues se produce la paradoja de que, alejándose radicalmente de sus otras películas, haya que ser muy tarantiniano para entender gran cantidad de guiños, incluso a su propia filmografía. Y más paradójicamente todavía, que la complejidad de este proyecto quizás guste más a la crítica que al propio público. Claro que Quentin Tarantino jamás ha hecho una película para nadie que no sea él mismo. Tan solo ha hecho películas que personalmente quería hacer, una forma de expresar artísticamente un sentir íntimo, al igual que Picasso pintaba el “Guernica”. La última película de Tarantino es una mirada al Hollywood de los sesenta a través de una acida parodia, pero desde la nostalgia hacia una época dorada con la que reflexiona sobre la vida de las estrellas, lo efímero de la fama y el implacable funcionamiento de la industria cinematográfica y televisiva. Una era donde los famosos eran mirados como dioses intocables y que un atroz crimen puso fin, consiguiendo aterrorizarlos en sus lujosas casas en la ciudad cuna de ese mundo. Sin embargo, la figura de Sharon Tate no ejerce más que de un gigantesco macguffin para dedicarnos una oda al cine clásico en una historia “sin historia” que se basa en seguir a sus personajes por la pantalla salpicándola de incontables guiños y referencias cinematográficas, televisivas y musicales, gran parte de las cuales no habrá percibido el espectador no instruido en la obra de Tarantino y en el mundo del espectáculo del Hollywood de los sesenta.
   Interpretación: Como no se le había ocurrido a nadie juntar a estos dos monstruos en una película. La química entre Brad Pitt y Leonardo DiCaprio es absoluta y supone uno de los motores de la historia. Pero es que funciona igual de bien por separado cuando les toca hacerlo y sacan gran partido de su bis (poco explotada en el cine) de comedia. Pitt esta sobrado en su papel. Ahora que lo de DiCaprio es una master class de interpretación. Me atrevo a decir que deberían tenerle en cuenta en la próxima edición de los Oscar. La guinda del pastel la pone Margott Robbie, una actriz capaz de iluminar la pantalla cada vez que entra en ella y cuya encarnación de una Sharon Tate angelical, inocente y pasional resulta impecable. Completan el reparto entre papeles breves y cameos un sinfín de caras conocidas como Al Pacino, Kurt Russell, Dakota Fanning, Bruce Dern, Damien Lewis, Michael Madsen…. Mención especial para Margaret Qualley como seguidora de Manson, y Mike Moh como Bruce Lee.
   Escena (spoiler): Primero las que más me han gustado, dejan do las más polémicas para el final. Las dos escenas de Rick Dalton (DiCaprio) con la niña (Julia Butters) son impagables. Me han encantado. Al igual que me ha parecido enternecedora la parte en la que Sharon Tate está viendo en un cine sus pequeñas intervenciones en una película de poca monta, ilusionada con las reacciones que ve en el resto del público. Y todo el segmento del Rancho Spahn (lugar donde se estableció la Familia) es de una tensión brutal. A Charles Manson solo le vemos apenas un minuto y en otra escena, pero a sus chicas, cuyas miradas son realmente perturbadoras, bastante más. Aunque termina con una paliza casi cómica de Clift (Pitt) a uno de los hombres. Vayamos a Bruce Lee, Es cierto que le ridiculiza pero vamos a ver, toda la película en si es una parodia. Por mucho que le haya molestado a su hija, es cierto que era bastante arrogante y que afirmó que ganaría en una pelea a Cassius Clay, al menos eso se podía leer en la biografía publicada por su esposa, Linda Lee. Sinceramente la escena es de troncharse. Pero lo que todo el mundo estaba esperando, lo que todo el mundo le llevaba intrigando durante el último par de años, es como iba a tratar Tarantino el peliagudo tema de la masacre donde Sharon Tate y unos amigos fueron asesinados de manera escalofriante. Pues bien, Tarantino ha hecho uno de los mcguffin más bestiales de la historia del cine. Se ha ocupado de alimentarlo hasta el momento del estreno mismo. Y durante la película hace que de vez en cuando veamos a Sharon, que la conozcamos, que veamos su modo de vida, como se divierte, . . .  que no nos olvidemos de ella, sabedores de cual va a ser su trágico final. Tarantino reconstruye minuciosamente sus últimas horas antes de la matanza. Y cuando ya estamos preparados para que ocurra, ¿Qué hace Tarantino? Se marca un “Malditos bastardos” en toda regla, reescribiendo la historia de tal manera que los asesinos enviados por Manson entran en la casa de Rick Dalton y no en la de Sharon Tate. El festival de violencia y sangre, ahora si, es lo más cómico de la película, pero esta vez, en la mente de Quentin, las víctimas son los propios agresores.
   LO PEOR: El viaje es largo y pausado, sin apenas violencia durante su desarrollo, con menos diálogos chispeantes que en otras películas, quizás, y a muchos les parecerá un viaje con demasiado relleno. Ya puedo ver comentarios de muchos diciendo que hay que tragarse dos horas de película para de verdad ver algo interesante, sin darse cuenta de que lo han estado viendo desde el primer minuto. Por ello quizá sea su obra más incomprendida.
   CITAS: “Es la mejor interpretación que he visto en mi vida”. “- ¿Te molesta que me siente aquí? – No sé, ¿vas a molestarme?”. “Salgo en la película. Soy la que siempre termina haciendo pelis guarras”. “Estoy a una fiesta de salir en una película de Polanski”. “No serías más que una mancha en los palominos de Cassius Clay”. “No me estaba dando de hostias. Casi ni me ha tocado”. “¿Quien va a zurrarte esta semana?”. ¿Alguien ha pedido chucrut frito?”. “Sabe que en algún momento la cagará. Y él estará allí”. “Es un hecho, soy un actor de segunda fila”. “No hay que alquilar en Hollywood. Si tienes una casa comprada en Hollywood es que vives en Hollywood”.
   REFERENCIAS: Las referencias son innumerables. Pero destacan varias series de los sesenta como “El avispón verde” o “FBI”, o películas de Sharon Tate como “La mansión de los siete placeres”. Pero hay elementos, solo eso, que dentro del cine de Tarantino, me han recordado a “Malditos bastardos” y “Pulp Fiction”.
   CONCLUSIÓN: 8’5. Un homenaje al Hollywood de los sesenta desde la parodia pero también desde la nostalgia de la que probablemente sea la obra más madura y personal de Tarantino pero seguramente dividirá a sus fans.



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