A pesar de que Clint Eastwood posee dos Oscars por “Sin perdón” y “Million dollar baby” respectivamente, y personalmente considero que de forma más que acertada, no son pocos los que piensan que su mejor trabajo como director es el de “Mystic River”, por el que curiosamente no fue premiado y que coincide con que él se quedó tras la cámara únicamente y no delante de ella como de costumbre en la mayor parte de su filmografía como director.
Pero también, gran parte de la eficacia del argumento de la película se basa en la labor del guion, el cual adapta la novela homónima de Dennis Lehane, escritor que no es la única vez que se adapta una de sus obras al cine, con buen resultado, cómo son los casos de “Adiós, pequeña, adiós” o “Shutter island”. Lehane colabora con Brian Helgelan (ganador del Oscar por “L.A. Confidential” y que fue nominado por éste), para la escritura del guión.
Sin embargo,
algunos se van a llevar las manos a la cabeza por lo que voy a decir pero la
historia contiene muchos elementos de la obra de Stephen King, tales como lo de
ser un grupo de amigos en el pasado que se reencuentran en el presente, las secuelas infantiles, el abuso de menores, un brutal asesinato. Está claro que
Stephen King le habría dado un toque más terrorífico e incluso fantástico pero
la historia de “Mystic River” me ha recordado al escritor de Maine.
Pero por lo que esta película me parece una de las mejores, si no la mejor, de Clint Eastwood como director, es por esa perfecta fusión de thriller y drama. Y es brillante en ambas facetas por separado y en conjunción. Por un lado, la intriga del caso, de saber la verdad, se mantiene a lo largo de todo el film hasta el final pero su fuerza se incrementa gracias al desarrollo dramático que imprime el director.
Eastwood maneja con maestría las claves del drama, con ese nexo pasado-presente, con ese hecho qué marca las vidas de todos los personajes y qué es un condicionante vital para lo que ha podido ocurrir, un aspecto psicológico qué marca poderosamente las teorías sobre el crimen que se ha cometido. Sin embargo, el giro final nos demuestra que no es así, y nos deja abierto lo que va a ocurrir después.
De esta
forma, Clint Eastwood firma la que probablemente es su obra más oscura, una
historia durísima, que te deja con el corazón en un puño. Una obra sombría,
trágica pero por encima de todo, desgarradora.
Eastwood no aparece en pantalla pero si lo hace un auténtico repartazo hasta los topes de talento y si algo sabe este director es desarrollar personajes que sus intérpretes puedan explotar. Por lo que participar con él eleva las expectativas de ser premiado, por ejemplo, con el Oscar, como en los casos de Gene Hackman, (“Sin perdón”) o Hilary Swank y Morgan Freeman por “Million dollar baby”. Aquí volvió a ocurrir y Sean Penn y Tim Robbins se hicieron con las estatuillas como actor principal y de reparto, respectivamente.
Además, estaban acompañados por Kevin Bacon, Marcia Gay Harden ( también nominada aunque no lo ganó), Lawrence Fishburne, Laura Linney, Emmy Rossum (antes de ser más conocida por su papel en “Shameless”) y Spencer Treat Clark (el chico de “El protegido”). El guiño es el cameo de Eli Wallach, el que fuera antagonista de Clint Eastwood en “El bueno el feo y el malo”.
Tuvo seis
nominaciones, entre ellas la de director y película, pero solo logró los ya
mencionados de los dos actores masculinos. En aquella ceremonia de los Oscar,
el éxito fue para “El retorno del rey” que arrasó con once estatuillas, empatando
a “Titanic”y “Ben-Hur” como películas más galardonadas de la historia. Por su
parte, “Mystic River” fue aclamada por la crítica casi de forma unánime. Costó
30 de dólares y recaudó 156 en taquilla.
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