Me ha encantado y no lo esperaba pues aunque la primera temporada me había gustado, también es verdad que no me había entusiasmado e incluso en varias ocasiones se me había hecho cuesta arriba. Todo lo contrario que esta segunda y última temporada, muy superior a la primera. Que estuvo a punto de ser cancelada dado su elevado coste en contraposición con su limitada audiencia, porque es cierto que no es para todo el mundo.
“SOY ESPERANZA, LOS SUEÑOS NO MUEREN”.
Fueron varios los intentos de adaptar la compleja obra de Neil Gaiman, que rechazó varios proyectos de películas aduciendo la poca calidad de sus guiones. No en vano, la dificultad de la novela gráfica se llegó a considerar inadaptable. No les faltaba razón, la narrativa de Gaiman era bastante complicada, con poca o ninguna linealidad, yendo adelante y atrás en el tiempo. Mezclaba varios géneros, yendo del fantástico al terror, abordando diversas temáticas. Y para colmo con un tono filosófico que hacía que no fuera una obra precisamente para todo el mundo. Por lo que la esperanza renació mediante el cambio al formato de serie con el propio Neil Gaiman en su creación.
“EL PODER DEL INFIERNO ES QUE ALLÍ SUEÑAN CON EL CIELO”.
De todos modos, su mayor escollo era el importante presupuesto que necesitaba para recrear visualmente un mundo mayoritariamente fantástico, irreal, con una constante sensación de cuento de hadas, a veces, fábula de terror en otras. Precisaba de una gran cantidad de efectos visuales, de creación de espectaculares escenarios. Porque uno de los grandes atractivos de la serie ha sido lo tremendamente artística que es en lo visual, fantasía pura y dura. Pero el presupuesto que se ha necesitado para ello ha sido precisamente el motivo de que no se extendiera por más temporadas. Al menos nos han regalado esta segunda donde la han podido cerrar muy dignamente. Para ello ha tenido gran importancia la participación y buena asociación con el propio Gaiman con un guionista del nivel de David S. Goyer (“El Caballero Oscuro”, “El hombre de acero”, “Batman v Superman” o “Dark City”), que ha sabido mezclar los elementos de la mitología clásica con la moderna y, sobre todo, el carácter simbólico y metafórico del texto original, con un guion donde cada frase, cada diálogo, tiene un significado no literal sino filosófico.
“TANTAS PERSONAS BUSCAN RAZONES PARA SER INFELICES”.
Por supuesto, la serie no ha estado exenta de críticas, algunas muy enfervorizadas, que principalmente han ido por el camino de calificarla como woke. Claro, este término solo es una crítica que tenga sentido para aquellos que consideran que ese calificativo supone un insulto, a quienes molesta que se hagan numerosas referencias a diferentes colectivos, razas y orientaciones sexuales. Si habría que aclararles, si es que no lo saben, que todos esos elementos estaban implementados en la obra original de “Sandman”, y que Neil Gaiman no estaba dispuesto a renunciar a ellas, pues da en sentido a su mensaje. Y parece que en la segunda temporada han hecho oídos sordos a esas críticas.
“SÓLO CONFÍA EN LA HISTORIA, NO EN QUIEN LA CUENTA”.
Sin embargo, aquí ha sido muy importante porque el casting es maravilloso con nombres destacados como Gwendoline Christie, Jenna Coleman, Boyd Holbrook o la impagable Esme Creed-Miles. Pero especialmente Tom Sturridge. Que buen Lestat habría sido para la nueva serie de “Entrevista con el vampiro”. Me han emocionado varias veces y me habría gustado verlos más temporadas pero la historia es así.
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