Otra de fantasmas pero no de terror. De hecho, se convirtió en una de las películas románticas más icónicas de los noventa y entró directamente en el Olimpo de los romances más populares del cine moderno junto a títulos como “Dirty Dancing” (también con Patrick Swayze) “Una proposición indecente” (también con Demi Moore), “Oficial y caballero”, “Pretty Woman” o la propia “Titanic”.
De hecho, en su año de estreno compitió nada menos que con otro gran icono del cine romántico, “Pretty Woman”, a la que superó en taquilla, pasando a ser la película de ese género que más había recaudado hasta la fecha, 505 millones de dólares, habiendo invertido en ella tan solo 22, confirmándose su éxito absoluto. Su hegemonía duraría hasta la llegada precisamente de “Titanic”.
Un aspecto que hizo que toda la plana mayor de galanes de Hollywood rechazaran el ofrecimiento del papel pensando que la película, con semejante argumento, sería un fracaso total. No voy a dar la lista porque es interminable, pero sí diré que uno de ellos, Bruce Willis, al que querían emparejar cinematográficamente con Tina Turner, se arrepintió públicamente de haberlo rechazado. Hoy cuesta imaginar a ambos en esos roles.
El que no lo rechazó fue un Patrick Swayze que venía de protagonizar “De profesión duro” y que pretendía no encasillarse en el género de acción, y esta película le proporcionaba un cambio diametral al rumbo de su carrera, lo cual ocurrió. Lo mismo que a su compañera de reparto, Demi Moore, que pasó de ejercer de modelo y aparecer en películas menores, a ser la actriz más cotizada de Hollywood.
Al parecer, Moore logró convencer al director y los productores al asegurar que era capaz de llorar en cualquier momento que se precisara. Por lo visto tenía esa capacidad incluso con un solo ojo. Ya he reivindicado muchas veces que Demi Moore ha sido una actriz infravalorada, que quizá tomó algunas decisiones erróneas, tomando papeles demasiado sexualizados, como “Acoso” y “Streeptease”, y que de repente, ahora todo el mundo se acuerda de ella tras su interpretación en “La sustancia”.
Por cierto, durante el rodaje de “Ghost” no se habló con su compañero, Patrick Swayze. No es que se odiaran, simplemente la relación era fría, fuera de la pantalla. Lo cual no les impidió rodar una de las escenas más recordadas de la película, y a palabras de Swayze, la escena más sexy de su carrera. Sí, la del barro.
Rompía con el mito de que los actores tienen que tener química más allá de la película porque si no, se percibe en pantalla. El propio Patrick Swayze no soportaba Jennifer Grey en “Dirty dancing” (ni nadie), Julia Roberts a Hugh Grant en “Notting Hill”, o Bruce Willis a Cybil Shepherd en la serie “Luz de Luna”. Y nadie lo notó. Evidentemente, si hay química mejor pero con talento y profesionalidad se suple todo.
El tercer pilar de la película fue Whoopi Goldberg, de quien Swayze fue el gran valedor, llegando a presionar a los productores para que la eligieran. A él, según palabras de la actriz, le debe el Oscar que consiguió por su interpretación como Oda Mae. No fue el único que obtuvo la película, también ganó al mejor guion original. Estuvo nominada también la banda sonora, el montaje, incluso a mejor película, pero competía con transatlánticos como “Uno de los nuestros”, “El padrino II” y “Bailando con lobos”, que fue la que ganó.
En la dirección, Jerry Zucker, con una filmografía cortísima, sólo seis películas como director, y predominantemente llena de comedias tan famosas como “Aterriza como puedas”, “Top secret”, “Por favor, maten a mi mujer” o “Ratas a la carrera”. Y luego, la excepción, “Primer caballero”. Lleva sin dirigir desde 2001. Por cierto, “Ghost” tiene un remake japonés de 2010, lo cual no creo que nadie sepa.
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