La salida del protagonista de una serie siempre es traumática. Ya me lo pareció la de Andy Whitfield en “Spartacus” y eso que solo estuvo una temporada y lo hizo por una causa desgraciada (fallecimiento). Ya se notó bastante y eso que no tenía ni la popularidad ni el carisma de Henry Cavill. Por tanto, su sustitución por Liam Hemsworth es bastante más abrupta. La presencia en pantalla de uno en comparación con la del otro es sencillamente abismal. Uno parecía que iba a salirse de ella para reventarte la cabeza y otro que en cualquier momento va a ponerse a tocar el arpa. Y si, podemos seguir dándole caña al hermano de Thor pero lo cierto es que pusieran a quien pusieran, el marrón que le tocaba era considerable. Ojo, que le pasa tres cuartas de lo mismo a David Corenswet como nuevo Superman. Además, me da que han elegido a Liam Hemsworth precisamente porque no es que estuviera rechazando papeles a diestro y siniestro, por tanto, iba a decir que si y encima se iba a callar la boca. No como lo que protestaba Cavill. Que ahora se entiende incluso mejor que quisiera bajarse del barco, sobre todo en cuanto a la fidelidad a los libros se refiere. Que toman varios eventos clave de la saga pero prácticamente todo lo que hay entre ellos es inventado. Así que, aunque no me convenzan muchas cosas ya desde la anterior temporada, he seguido adelante casi por cabezonería, porque quiero terminarla y porque me gustan todas las escenas de monstruos. Y resulta, que sea por verla con una expectativas bajas, me ha resultado muy entretenida, esa es la verdad. Funciona mucho mejor como tono de aventuras de grupo casi en plan road movie que como historia grande épica. Tiene muchas y bien rodadas escenas de acción, han compensado el protagonismo inclinándolo más hacia Yennefer (Anya Chalotra) y han hecho un par de buenas incorporaciones (Lawrence Fishburne y Sharlto Copley). Así que ni tan mal. Eso si, la audiencia ha caído a la mitad, menos mal que la quinta temporada ya está rodada y se podrá dar un final. 6’5.
Me
parecía hasta raro que esta miniserie fuera de Netflix. No porque no
las tenga buenas. Aunque el porcentaje no sea precisamente alto, la
plataforma tiene tal cantidad de producciones que cada año le salen
unas cuantas que dan en el clavo, aunque el número de las que no lo
hacen sea bastante superior. Pero es que hasta el estilo me pegaba
más con lo que suele hacer HBO o AppleTV ahora. Es decir, poner
sobre la mesa un reparto de caras conocidas, que perfectamente podría
ser el de una película de cierto presupuesto, y además, envolverlas
en un guion serio y bien trabajado. Eso es lo que es “Black
Rabbit”, la historia de dos hermanos que tanto por separado como
juntos, son un desastre, constantemente metidos en dificultades
financieras. Encarnados magníficamente por Jude Law y Jason Bateman,
que literalmente lo dan todo por sus personajes. De hecho, llama la
atención como dos actores de cine se han implicado tanto en una
serie. Bateman incluso dirige varios episodios. El tono es de
thriller, de hecho, parece una película ofrecida por partes pero que
si te las tragas seguidas sería como ver una película de unas siete
horas perfectamente fluida. La estructura también es interesante.
Inicia con una escena crucial pero que en realidad está casi a la
mitad de la historia cronológicamente. Y eso, a su vez, salpicado
con flashbacks que cuentan lo justo y necesario para darle un
trasfondo a los dos protagonistas, que les dan un poso dramático.
Va casi por dos líneas argumentales principales, por un
lado las deudas de los personajes principales, y por otro, lo que
ocurre en el restaurante de uno de ellos, el Rabbit. Además, en el
reparto están muy bien acompañados por nombres como Troy Kotsur
(“CODA”), Cleopatra Coleman o Sope Dirisu (“Gangs of London”).
7’5.
Probablemente sea la primera serie tailandesa que veo. Al menos, no recuerdo otra de esa nacionalidad. Japonesa o coreana, si. Y la pinta que tenía es precisamente la de una historia muy orientada al cine de terror asiático, especialmente venido de Japón. Y si, la premisa es la de una casa de fantasmas. Lo que no me esperaba es que la historia tuviera más que ver con la ciencia ficción que con el terror clásico de esa parte del mundo. Además una ciencia ficción pura, no tanto hacia lo fantástico. Aunque es cierto que no ponen demasiada atención a la parte científica, vamos, que la explicación al fenómeno que se está dando es entre escueta y escasa. Te dicen, está pasando esto y ya está. Porque lo importante es que todo el tema de viajes en el tiempo y bucles temporales no es el envoltorio de la trama sino la base de que se cree esa historia. Estoy intentando contar esto esquivando un campo de minas de spoilers. A ver, es precisamente el fenómeno que ocurre en la casa lo que provoca el drama de los personajes que se torna en tragedia de la que es imposible salir, y esa es precisamente la maldición, no una venida de los espíritus. Me ha parecido bastante original ese punto. Se marcan un “Dark” pero donde todo ese juego de bucles si tiene un sentido, no está ahí solo para confundir al espectador. Al contrario, les interesa que este lo entienda todo muy bien para darle un sentido a la historia. No se trata de retorcer y retorcer el guion porque si. Eso si, el ritmo es el típicamente asiático. La verdad es que nunca dejan de estar pasando cosas pero son narradas de forma pausada. Por cierto, el título de la serie, "No vuelvas a casa", se entiende justo al final. Interesante. Y son solo seis episodios. 6’5.




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