No figura en los primeros lugares de las listas de mejores musicales del cine. Quizá por ello la he elegido porque la considero una película mucho mejor de lo que se la trata, que con el tiempo ha pasado como un título de culto, y que personalmente me parece la mejor adaptación de esta historia, la última hasta la fecha, aunque se espera una nueva versión para el año que viene.
También podría considerarse como una versión, muy libre, eso sí, la de Brian de Palma, “El fantasma del paraíso”, uno de sus primeros trabajos tras la cámara, en clave rock y como una sátira. Aunque el cineasta italianoamericano también tiraba de otros clásicos literarios como “Fausto” o “El retrato de Dorian Gray”.
Porque “El fantasma de la ópera” primero fue una novela, escrita por Gaston Leroux, inspirándose en la ópera de París, la que se conoció como Ópera Garnier, en honor a su arquitecto, Charles Garnier. En 1986 fue estrenada la adaptación como musical por Andrew Lloyd Webber. De hecho, esta película es una adaptación directa de la obra de teatro, no de la novela de Leroux.
En aquella época se llevaba mucho la moda de añadir al título el nombre del creador original, como asegurando mayor fidelidad, aunque esto en la práctica no se cumpliera como en “ Drácula" de Bram Stoker o “Frankenstein" de Mary Shelley. Sin embargo, en el caso de Andrew Lloyd Webber si se cumplía esa condición de adaptación fiel al musical de Broadway.
De hecho, Lloyd Webber solo la aceptó a condición de conservar el control creativo de la película. Hasta el punto que fue quien eligió al director, incluso esperando a que estuviera disponible y despejara su agenda. Una elección bastante sorpresiva pues Joel Schumacher no gozaba de la mejor prensa tras sus dos entregas del Caballero Oscuro, “Batman forever” y “ Batman y Robin”. Sin embargo, a Lloyd Webber le había fascinado tanto su “Jóvenes ocultos” que sentía que el director debía ser él. Por cierto, en un momento dado, alguien pensó en John Woo como posible director.
Por su parte, Andrew Lloyd Webber era un director de musicales muy reputado, artífice de algunos tan destacados como “Cats”, “Jesucristo Superstar” o “El mago de Oz”. Que venía de ganar el Tony (premio del teatro) precisamente por “El fantasma de la ópera” y el Oscar por la canción de “Evita” para Madonna en la adaptación de Alan Parker.
Para el papel de Eric se pensó en Antonio Banderas o John Travolta. Y se rechazó a Hugh Jackman tras su audición. Finalmente fue para Gerard Butler, más joven, condición que puso el propio Joel Schumacher. Especialmente en el papel de Christine, que fue para una Emmy Rossum de 17 años, aunque ya con tablas en cuanto a cantar. Inicialmente se había pensado en Katie Holmes y después en Anne Hathaway, pero esta tuvo que cumplir su contrato de irse a rodar “Princesa por sorpresa 2”.
Les acompañaron Patrick Wilson, Miranda Richardson y una Minnie Driver que fue la única que tuvo que ser doblada. Driver sabía cantar pero no al nivel de soprano, por lo que su voz fue sustituida por la de la soprano real Margaret Preece. Sin embargo, la actriz si cantó la canción de los créditos, para desquitarse.
La película tuvo críticas divididas. Desde los que la alababan como espectáculo visual, sobre todo desde su dirección artística. Que fue nominada al Oscar, junto a la fotografía y la banda sonora, aunque no ganó ninguna estatuilla. Costó 70 millones de dólares y recaudó 154 en taquilla, que era menos de lo esperado pero al menos no perdió dinero.

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