Es curioso como siempre ha estado por detrás de títulos como “Ben-Hur” o “Espartaco”, a pesar de ser una de las películas más colosales de la historia del cine, que aunque fue mayoritariamente apoyada por la crítica, no lo hizo de forma unánime, pero que con el tiempo ha sido considerada merecidamente una obra maestra. También su fama de película maldita colaboró en estas cuestiones, gracias a los continuos problemas en el rodaje.
De primeras, el director elegido, Rouben Mamoulian, fue despedido tras comenzar la película por considerar que estaba sobrepasado e incapaz de solucionar los problemas que se estaban presentando. Vamos que le venía grande. Lo cual llevó a elegir a un director más experimentado, Joseph L. Mankiewitz, en cuya filmografía figuran títulos como, antes y después de “Cleopatra”, “Eva al desnudo”, “La huella”, “Historias de Filadelfia”, “La condesa descalza” o “Julio César”.
Aun así, Mankiewitz casi tampoco termina la película, pues el primer montaje, de más de cinco horas, no gustó a los productores, quienes le despidieron, contratando a Elmo Williams, cuyo montaje gustó incluso menos. Vuelta a llamar a Mankiewitz, que solicitaba lanzar la película en dos partes. Nueva negativa y orden de recortarla notablemente, concretamente hasta los 194 estrenados en salas. Aunque personalmente he visto esta vez, y a la que refiero aquí, es a la de 221.
Esto en cuanto a los directores, en cuanto al rodaje, fue un auténtico infierno, repleta de constantes retrasos, aplazamientos, a causa del continuo aumento del presupuesto y de los problemas de salud de su estrella, Elizabeth Taylor, que contrajo neumonía a poco de empezar el rodaje y a quien se le tuvo que practicar una traqueotomía a vida o muerte.
El presupuesto se fue hasta los 33 millones de dólares, y aunque terminó recuperando la inversión y recaudó 57, siendo la mejor taquilla de 1963, hizo temblar los cimientos de la todopoderosa Twentieth Century Fox amenazando con la quiebra. Uno de esos millones fue al bolsillo de Elizabeth Taylor. Uno no, llegaron a ser siete en total pues firmó una cláusula para llevarse un 10% de la recaudación de la película.
Eso la situó como la actriz mejor pagada de Hollywood. Por lo visto, no estaba interesada en el papel y pidió una cifra desorbitada para que la descartaran. Para su sorpresa, se lo concedieron. Y eso que no había sido la primera opción. Antes se consideraron los nombres de Susan Hayward, Katherine Hepburn, Gina Lollobrigida o Sophia Loren. Cómo podéis ver, ninguna de ascendencia ni remotamente cercana a la egipcia.
Digo esto porque me resulta casi cómico como hoy en día algunos se rasgan las vestiduras cuando el actor o actriz elegida no tiene la nacionalidad, raza, sexo o etnia que requiere el personaje. Como hemos podido ver con Halle Bailey en el live action de “La sirenita” o Scarlett Johansson en el de “Ghost in the shell”. Pero a nadie le importó que personajes históricos africanos como Cleopatra o Jesús de Nazaret fueran interpretados por anglosajones. O a Natalie Wood le oscurecieran la piel para hacerla pasar por puertorriqueña en “West side story”.
Que no se me entienda mal. Elizabeth Taylor me parece una Cleopatra inolvidable y ahora es difícil imaginar a otra en el papel. Ya me había enamorado, sobre todo en “La gata sobre el tejado de zinc”, pero es que aquí desplegó su enorme magnetismo y su apabullante presencia en pantalla. Su participación aquí convirtió en la mayor estrella de Hollywood. Pero sorprendentemente no estuvo entre las nueve nominaciones al Oscar, de las cuales la película consiguió fotografía, vestuario, dirección artística y efectos especiales.
En el reparto la acompañó Richard Burton, con quien mantuvo una aventura, lo cual supuso un gran escándalo pues ambos estaban casados. Posteriormente ellos mismos se casaron, manteniendo una relación de doce años, con dos bodas y dos divorcios de por medio. La actriz siempre ha considerado a Burton su gran amor, y eso que llegó a tener ocho maridos.
Les acompañaron Rex Harrison, Roddy McDowall y Martin Landau. Todos encarnando los personajes descritos en el libro "The life and times of Cleopatra", de Carlo Mario Franzero, y en los textos de historiadores como Plutarco, Suetonio y Apiano. Que contaban como Cleopatra resistió al Imperio Romano y puso a sus pies al mismísimo Julio César.
Se construyeron 79 decorados y se hicieron 26000 trajes. 65 de ellos para Elizabeth Taylor, incluyendo uno íntegramente de oro de 24 quilates. Quizá no guardaran demasiado rigor histórico pero atrajeron mucho al público. Como su maquillaje, que se convirtió en tendencia más tarde, en los años ochenta. Se especuló con una película sobre Cleopatra con Angelina Jolie en el personaje pero no llegó a a hacerse. Ahora pasa algo parecido con una con Gal Gadot como protagonista.
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