De todas las películas surgidas a
causa del éxito de “Gladiator”, esta es muy probablemente la
mejor, que trataba de ser una visión realista de la Guerra de Troya,
despojando a la historia de todo su halo mitológico, prescindiendo
de toda la parte relativa a los dioses, descrita por Homero en sus
poemas, dándole más un carácter de recreación histórica. Aunque
incluso los historiadores están divididos sobre si esta guerra se
dio realmente.
Porque
todo se basa precisamente en la obra de Homero, “La Iliada”, y
también de “La odisea”, del mismo autor, aunque la película
también toma como referencia “La Eneida”, de Virgilio. En
conjunto describía el conflicto bélico entre los griegos y
troyanos, a causa, o como excusa, del rapto de Helena, esposa de
Menelao, rey de Esparta. Aunque en la película lo representan como
una fuga con el príncipe troyano, Paris.
No
era, ni mucho menos, la primera vez que se adaptaba esta historia. En
1956, Robert Wise dirigió el clásico “Helena de Troya”, con
Rossana Podesta en el papel, y en 2003 se estrenó una miniserie del
mismo título, con Sienna Gillory esta vez. Curiosamente, el director
de “Troya”, Wolfgang Petersen pretendía prescindir del
personaje, a lo cual los productores se negaron rotundamente, pues
les obligaba a prescindir de la trama romántica.
Una
Helena de Troya para la que se consideró a Katie Holmes pero que
finalmente fue a parar a la alemana Diane Kruger, en lo que suponía
su primer papel importante y además en una superproducción
norteamericana. Rodeada de un espectacular elenco de estrellas a la
antigua usanza de las grandes películas históricas de antes, donde
Kruger casi era relegada a un rol secundario.
El
reparto estaba integrado por Brad Pitt, Eric Bana, Orlando Bloom,
Brian Cox, Peter O’Toole, Sean Bean (de las pocas veces en que su
personaje no muere), Saffron Burrows, Rose Byrne (estuvo a punto de
ser Keira Knighley), Brendan Gleeson, Julie Christie, o Garret
Hedlund (que ahora podemos ver en la serie “Tulsa King” junto a
Sylvester Stallone).
Sobre
la elección de Brad Pitt como Aquiles se llegó a bromear sobre si
sería precisamente el talón de Aquiles del reparto. Sin embargo, el
actor cayó la boca a todos con su interpretación y hoy es difícil
imaginar un Aquiles mejor. Un personaje que en el texto original era
inmortal, a excepción de ese talón que suponía su punto débil. El
enfoque realista de la película les hizo representar la herida en el
talón como algo simbólico pero no el motivo de la muerte del
personaje.
Wolfgang
Petersen tenía clavada la espinita de haber rechazado la dirección
de “Gladiator” por lo que cuando le ofrecieron esta película,
aceptó sin pensarlo. Un cineasta que ya en su país de origen,
Alemania, había dirigido títulos tan reseñables como “El
submarino” o “La historia interminable”, y que en suelo
estadounidense, tras “En la línea de fuego”, se había
especializado en cine de catástrofes como “Estallido”, “Air
Force One”, “La tormenta perfecta” o “Poseidón”.
El
resultado fue bastante bueno porque aunque la crítica profesional no
fue unánime si fue mayoritariamente positiva. Y al público también
le gustó, por lo que recaudaron 497 millones de dólares en
taquilla, habiendo invertido 175 en su producción. Y eso que tuvo la
competencia de otras dos películas potentes de tono histórico como
fueron “Alejandro Magno” (que terminó pegándosela) y “La
Pasión de Cristo”.
Brad
Pitt se negó a usar doble en ninguna escena, lo que paradójicamente le
supuso lesionarse precisamente el talón de Aquiles, aunque parezca
que forma parte más de la leyenda. En la escena del duelo con
Héctor, ninguno hizo uso de doble y acordaron pagar una multa al
otro cada vez que se les escapara un golpe. 50 dólares por uno flojo
y 100 por uno fuerte. Al final del rodaje de la secuencia, Pitt le
debía 750 a Eric Bana.
Para los efectos visuales se usó el programa Massive, creado por Wetta Digital, que habían utilizado para películas como "El Señor de los Anillos" o la propia "Gladiator" para hacer parecer que había más gente en pantalla. De tal manera que consiguieron multiplicar los 1500 extras reales para algunas escenas de batalla, a un ejército de 50000 soldados. Lo mismo hicieron con la flota griega.
Lo que no recrearon fue el Caballo de Troya, que se construyó específicamente para la película pero que al término del rodaje fue donado a la ciudad de Canakkale, en Turquía, donde realmente estuvo la ciudad de Troya. Y lo que no fue tampoco generado digitalmente, sino un gazapo, típico por otra parte de esta clase de producciones, fue un avión que se puede ver en un plano de Brad Pitt.
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