Como ya hizo hace casi un cuarto de siglo, Ridley Scott nos trae de vuelta un subgénero que tuvo su auge en épocas pretéritas, el péplum, con uno de los estrenos más esperados de este año, “Gladiator 2”. Aunque aquí hay que puntualizar que el término “péplum” se aplicaba a las producciones sobre todo italianas, que pretendían emular a la superproducciones norteamericanas tipo “Espartaco”, “Cleopatra” o esta “Ben-Hur”, lo que venía a ser el cine de “espada y sandalia”. Es decir similar al término ”spaghetti western”.
Así que vamos con la que se considera una de las películas más grandiosas de la historia del cine. Lo que le valió para ser designada para su conservación en el Registro Nacional de Cine de Estados Unidos por su valor cultural, histórico y estético. Y que a día de hoy continúa siendo la película más oscarizada con once estatuillas, las cuales sólo han podido ser igualadas, pero no superadas, por “Titanic” y “El retorno del rey”, de la saga “El señor de los anillos”.
Una película que es péplum y a la vez bíblica, siendo uno de los títulos más programados televisivamente en la Semana Santa. Prácticamente se emite todos los años. Aunque su carga religiosa es menor a la de otras películas bíblicas como “Quo Vadis”, “Rey de Reyes” o “Jesús de Nazaret”. Pero lo suficiente para que fuera prohibida en China, bajo el yugo del dictador Mao Zedong, por su proclamación del cristianismo.
Pero sí es cierto que, aunque en esa época no sé terciaba el concepto, se le podría considerar una especie de spin-off de las películas dedicadas a la vida de Jesucristo, porque aunque su importancia en el trasfondo de “Ben Hur” es vital para el mensaje final, el propio personaje de Jesús de Nazaret no deja de ser un secundario que aparece en muy pocas ocasiones en pantalla y del que ni siquiera llegamos a ver el rostro.
Se podría considerar el remake del clásico del mismo título pero del cine mudo, en 1925. O una reinterpretación de la novela homónima de Lewis Wallace, publicada en 1800. A parte de una miniserie y una versión animada, hubo una versión posterior, a cargo de Timur Bekmambetov, en 2016, muy, pero que muy inferior a las dos anteriores, especialmente a esta de 1959.
Todo es grandioso en esta versión, un poco queriendo emular este aspecto en “Los diez mandamientos”, unos pocos años antes. Se construyeron los mayores decorados hasta la fecha. Se llegaron a utilizar 200 camellos, 2500 caballos y hasta 10000 extras. Lo cual elevó el presupuesto a 15 millones de dólares, el más alto hasta entonces, hay que considerar que estábamos en 1959. Pero salió muy bien, recaudando 145 millones y colocándose como a la película más taquillera del año. Solo “Lo que el viento se llevó” había sido más rentable.
Así eran los blockbusters de antes, despliegues mastodónticos de producción pero que no estaban reñidos, todo lo contrario, con la calidad. “Ben-Hur” es puro entretenimiento, épica y espectáculo, que a pesar de su extensísima duración, que se va hasta los 211 minutos, no se hace pesada (aunque si la ves en los canales convencionales de televisión puedes echar la tarde entera sin ningún problema).
La película tiene escenas míticas inolvidables, como las de las galernas, la batalla naval o la carrera de cuadrigas. Sólo esa secuencia requirió una planificación que llegó hasta un año. No fue rodada directamente por William Wyler sino por dos directores de segunda unidad, especialistas en escenas de acción. Cada uno tenía un asistente de dirección. Uno de ellos, curiosamente fue Sergio Leone. Dos años después estrenaría su propio péplum, su ópera prima, "El coloso de Rodas".
Un William Wyler que probablemente fue uno de los cineastas más prestigiosos y reconocidos de Hollywood, galardonado con tres Oscars, más uno honorífico, uno de ellos por esta película. Autor de títulos como "Vacaciones en Roma", "Horizontes de grandeza", "Los mejores años de nuestras vidas", "Funny girl", "Jezabed", "La calumnia", . . . y muchos más, porque su aportación fue muy prolífica.
Para el papel protagonista se consideraron grandes nombres de estrellas como Marlon Brando, Paul Newman, Burt Lancaster o Rock Hudson. Finalmente fue para Charlton Heston, que se impuso a un Kirk Douglas que se había interesado por el papel, pero que apenas dos años después estrenaría su propio péplum también, "Espartaco". Heston logró su único Oscar, interpretando a su mejor personaje, y teniendo en cuenta su trayectoria, es un dato a destacar. Le acompañaron Stephen Boyd, Haya Harareet, Jack Hawkins y Hugh Griffith.
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