miércoles, 31 de mayo de 2023

Escenas Míticas: Coches - Mad Max 2, el guerrero de la carretera

 


   Cómo no iba a estar una de las películas de una de las sagas más icónicas del cine de coches en este ciclo. Considerada por la crítica incluso mejor que su predecesora, que ya fue sobradamente alabada por el periodismo cinematográfico. Es más, se la consideraba la mejor entrega de dicha saga, al menos hasta la llegada de “Mad Max, Furia en la carretera”, que ya sabemos que se llevó un buen saco de nominaciones en los Oscars.




   Esta se llevó el Premio Saturn (ciencia-ficción, fantástico y terror) a la mejor película. Y es la favorita del propio Mel Gibson y del director, George Miller. Personalmente no estoy de acuerdo con ellos. Para mí la mejor es la primera, que presentaba a la perfección un mundo ultraviolento y donde sus escenas de coches eran literalmente brutales.



   Lo cual no quiere decir en absoluto que no valore esta secuela pues es evidente que cuenta con muchos aciertos. Uno de ellos es no ofrecer exactamente lo mismo que la primera. Si aquella nos mostraba una sociedad al borde del colapso, aquí nos muestra un mundo ya fracturado, donde la civilización ya no existe, situado en un período postapocalíptico.



   Apocalipsis que temporalmente estaba al final de la década de los noventa, por cierto. Además, instauró un estilo muy característico que creó una corriente de películas imitadoras concretamente de esta segunda película de la saga, lo que se llamó el punk apocalíptico. Un buen ejemplo es su diseño de vestuario, el que se compuso tomando elementos del fútbol americano (hombreras), prendas de tiendas eróticas y ropa sacada directamente de la basura.



   El artífice de todo ello fue un cineasta sumamente peculiar. Realizador de las cuatro entregas de esta saga, compuestas por “Mad Max, salvajes de autopista”, “Mad Max, el guerrero de la carretera”, “Mad Max, más allá de la cúpula del Trueno”(infravalorada) y la mencionada “Mad Max, Furia en la carretera”.



   Sin embargo, George Miller para nada se ha cerrado a tocar otros géneros. De hecho, ha dirigido títulos tan dispares como “Las brujas de Eastwick”, “ Babe, el cerdito valiente” (y secuela), “El aceite de la vida” o “Happy Feet” (animación). Lo curioso es que Miller tuvo que elegir entre dirigir la secuela de una franquicia iniciada por él mismo y ponerse tras las cámaras para dirigir a Sylvester Stallone en “Acorralado”.



   Finalmente terminó llevándola a cabo magníficamente Ted Kotcheff, pero habría sido interesante ver como le hubiera salido a George Miller. Que se decantó por “Mad Max 2”, tras lo cual Steven Spielberg le eligió para que tomara parte en su serie “En los límites de la realidad”, concretamente en el episodio “Pesadilla a 20000 pies”, y uno de los mejores a la postre. Después, tenía pensado realizar una versión de la novela “El señor de las Moscas”, pero lo que allí pensaba aplicar lo hizo finalmente para “Mad Max 3”.



   En el reparto, como no, repetía Mel Gibson como Max Rockatansky, a los mandos de uno de los coches míticos del cine, el Interceptor (que era un Ford Falcon modificado) y que sólo contó con dieciséis líneas de diálogo. Poco más reconocible para el público. Quizá Michael Preston para los amantes de la serie B o la atractivísima Virginia Hey.



   Por cierto, el lugar elegido para el rodaje se hizo específicamente pensando en que no llovía prácticamente nunca. Sin embargo, llovió durante cuatro días seguidos, lo que supuso una semana de retraso. La película de todos modos solo costó 3 millones de dólares y recaudó 36 en taquilla, por lo que fue un éxito. Además, fue la inspiración para videojuegos como “Fallout” o “The Fall”.


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