Hasta el punto de que llegué a decir que en esa pugna de las dos películas que formaban el combo “Grindhouse”, formado por esta y “Planet Terror”, era la única vez que Robert Rodríguez le ganaba la partida a su colega Tarantino. Bien, pues hoy me retracto de dicha afirmación. Volver a ver “Death Proof” me ha encantado, me lo he pasado como un indio, considero que hay más cine en media hora de esta película que en todo “Planet Terror”, por muy divertida que me parezca.
Porque
en ese pack de “Grindhouse”, que hacía referencia a las dobles
sesiones que se programaban antes en los cines, y así es como
pensaba estrenarse, en un programa doble, Rodríguez y Tarantino
querían homenajear un cine que a ambos siempre les gustó el de
serie B, casi Z, en su vertiente explotaition de los años sesenta y
sesenta.
Para
ello, ambos directores incluían defectos en la imagen y en el
sonido, totalmente de forma consciente y voluntaria, para darle un
aspecto retro a sus películas. Incluso pretendían dirigirlas de
forma digamos más vulgar, más como en aquella época y en esa clase
de cine. Es lo único que podemos achacarle a Tarantino, que no le
sale dirigir mal ni aún proponiéndoselo.
También
se le podría decir que quizá debería haber dejado su primera
versión, más corta, pero cuando se decidió que la película fuera
estrenada de forma individual, el director recupero metraje descartado para añadirlo a una película que inicialmente iba a
rodar la hora y media de duración, exactamente lo mismo que “Planet
Terror” cuando iban a estrenar juntas.
Como
siempre, Tarantino tomó referencias de aquí y allá para hacer
diversos homenajes. Por un lado al slasher, qué es lo que es el
protagonista, solo que no mata con un cuchillo, un hacha o una
motosierra, si no con un coche. La cicatriz en la cara es un homenaje
a la del personaje de John Carpenter interpretado por el propio Kurt
Russell en “1997, Rescate en Nueva York”, Snake Plissken. Y por
otro, el más evidente, a las películas de coches.
Para
ello tira de varios, cómo se denominan en Estados Unidos, “muscle
cars”. No salen tanto como parece, el tiempo en pantalla será de
poco más de media hora, el resto, como es habitual en su cine, son
más bien diálogos. No obstante, se da el gusto de enfrentar en
pantalla dos coches míticos del cine, el Dodge Challenger (el de
“Punto límite cero”) y el Dodge Charger (el de “La indecente
Merry y Larry el Loco”). En la película referencian directamente
esos títulos. Los otros coches son un Chevy Nova SS de 1970, que ya
salía en “Pulp Fiction” y un Ford Mustang de 1972.
Para
el papel de Kurt Russell había una lista interesante formada por
Mickey Rourke, Sylvester Stallone, Bruce Willis, Willem Dafoe o Ron
Perlman. Fue para Russell, a quien acompañaron Rosario Dawson,
Vanessa Ferlito, Mary Elizabeth Winstead o Jordan Ladd (nieta del
célebre actor Alan Ladd e hija de uno de “Los Ángeles de
Charlie”, Cheryl Ladd). Rose McGowan repetía aquí y en “Planet
Terror”, donde era la protagonista, al igual que Michael Parks (un
actor que repite el personaje en ambas, además de en “Kill Bill”
y “Abierto hasta el amanecer”) y Marley Shelton, con los mismos
personajes de la otra.
Muchas
mujeres en el reparto, algo que a Tarantino se le ha echado en cara en
otras películas, los repartos muy masculinos. Por cierto, aquí
lleva su fetichismo por los pies femeninos a su máxima expresión. Pero si hay una figura que realmente quería homenajear el cineasta es la del especialista de cine. Al menos tres personajes del film lo son. Uno de ellos lo es de verdad. Zoe Bell, que se interpreta a si misma y que, como no podía ser de otra manera, rodó sus propias escenas de riesgo, que son las más peligrosas.
Anteriormente fue la doble de Uma Thurman en "Kill Bill", película a la cual también se guiña (cierta melodía de móvil), al igual que a "Reservoir Dogs" y "Pulp Fiction". La película tuvo críticas mezcladas y en taquilla salió comida por servida. Costó 30 millones de dólares y recaudó 31.
No hay comentarios:
Publicar un comentario