Sin embargo, la repercusión de la película hoy en día es innegable, con claras y reconocidas influencias en otros directores en cuanto al modo de rodar las escenas de coches y persecuciones. Como en el caso de Quentin Tarantino, que incluyó un guiño a modo de rodaje en su “Pulp Fiction”, e incluso en “Kill Bill”. Ya citábamos a Tarantino con “Punto límite cero”, como influencia en “Death Proof”.
No queda ahí la cosa, Nicholas Winding Refn realizó otra película con argumento parecido, al menos en cuanto a su protagonista, un conductor para huidas de robos, y casi idéntico título, “Drive”. Y otro que también citábamos con “Punto límite cero”, que reconocía la influencia de aquella y también de esta para su “Baby driver” era Edgar Wright. Asimismo podríamos mencionar a James Cameron o Michael Mann, cuya secuencias de persecuciones derivan bastante de esta película.
Incluso se llegó a crear un videojuego inspirado en ella, Holline Miami. A su vez, el modo de rodar estas escenas se basaba en la persecución vista en “Bullitt”, que impresionó mucho al director de la que hoy tratamos, Walter Hill, especialmente en cuanto a lo de rodar con cámaras desde dentro del propio coche. Aunque el mayor reto de Hill fue rodar las escenas nocturnas, lo cual resultó agotador para el equipo.
Un Walter Hill que tan solo había rodado una película anterior, “El luchador”, con Charles Bronson, y que después de “The driver”, enlazó una serie de títulos muy reconocibles, como “The Warriors”, “Forajidos de leyenda”(muy inspirada en uno de sus referentes, Sam Peckinpah), “Límite 48 horas” (y su secuela) o “Calles de fuego”.
Precisamente, el protagonista había sido pensado para Steve McQueen, pero este se negó por considerar que la película giraba en torno a las persecuciones de coches, no a los personajes. No se equivocaba demasiado, la trama de la película es lo de menos, lo que importan son las escenas de coches. Así que a Hill le propusieron a Ryan O'Neil.
O’Neil aseguraba la financiación de la película porque estaba considerado como una estrella pero encasillado en géneros muy distintos, como la comedia (“Que me pasa, doctor?”) y el romance (“Love story”). No obstante, a Walter Hill le convenció bastante en la entrevista que tuvo con él. Por su parte, el actor aceptó por ver en el director un cineasta de gran potencial.
Sorprende ver a un Ryan O’Neil tan hierático en la expresión, sin apenas diálogo, muy diferente a sus papeles habituales. Para acompañarle se pensó en Robert Mitchum para el papel de policía, que rechazó en favor de Bruce Dern. Y para la fémina se tenían los nombres de Charlotte Rampling o Julie Christie. Ninguna de las dos quedaron con el papel, fue a parar a la francesa Isabelle Adjani.
Personalmente la considero una buena película de género negro puro, que puso de moda la variante de persecuciones de robos, muy bien diseñadas estas por el propio Walter Hill y el coordinador de especialistas, Everett Creach. En 1996, se habló de realizar un remake que estaría en manos del galo Luc Besson, muy de moda en los noventa en el cine de acción. Pero no llegó a determinarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario