El estreno de la décima parte ya de la saga “A todo gas” (en España), llamado “Fast X” (yo pondría 10 para no dar lugar a confusiones y bromas), nos da las excusa para hacer un repaso de unas cuantas películas apegadas también a la carretera, o más básicamente, de coches. Y la verdad es que no son pocas, por lo que comenzaremos con una selección que encabeza esta “El diablo sobre ruedas”, “Duel” originalmente.
La ópera prima de Steven Spielberg fue tan buena que aunque se trataba de una película para televisión, concretamente en el programa “La película de la semana” de la cadena ABC, la calidad llamó tanto la atención que se autorizó al director al rodar algunas escenas más (la del autobús y la del paso a nivel) con el fin de extender sus 74 minutos iniciales hasta 90 y así estrenarla en cines, algo prácticamente inaudito en productos televisivos.
Pero es que fue aplaudida en todos los festivales en los que fue presentada, llegando a ser nominada al Globo de Oro como mejor telefilm y ganando un Emmy a mejor sonido. Sin embargo, curiosamente tuvo más éxito en Europa que en Estados Unidos. Aún así fue muy rentable, pues tan solo costó 450000 dólares y recaudó 3’6 millones, a pesar de su escueta distribución.
Por cierto, que precisamente a uno de los actos publicitarios de la película en España, acudió nuestro ya mítico Chicho Ibáñez Serrador, al que Spielberg se acercó para confesarle su admiración por él. Más tarde el propio Chicho declaraba que le habría encantado trabajar con Spielberg aunque fuera llevándole los cafés.
La idea parte de un suceso ocurrido al que sería el guionista de la película, Richard Matheson (autor de la novela “Soy leyenda”, entre otras), cuando en el día del magnicidio de John Fitzerald Kennedy, fue atacado por un camionero, con lo que él describía como intención de asesinarlo con el camión. Eso fue plasmado en una novela corta, que después adaptaría el guion del film.
Quizá eso hizo que retratara la figura del conductor y el propio vehículo como la de un asesino en serie. De ahí el detalle de mostrar varias matrículas de distintos estados en el parachoques del camión, como dando a entender que pertenecían a anteriores víctimas suyas. Este tratamiento de asesinos psicópatas al volante influiría en otras películas que claramente tienen a esta como referencia, como “Nunca juegues con extraños”, “Carretera al infierno” o la más desconocida, “Sin aliento”, estas dos últimas de Robert Harmmon.
Sin embargo, el tratamiento que le dio Steven Spielberg fue el de una monster movie, donde el camión era un monstruo con vida propia. De hecho, se advierten diversas similitudes visuales entre esta película y la que terminaría de lanzar al cineasta al estrellato, “Tiburón”, como en el final de ambas películas. La caída del camión por el barranco es similar a la del tiburón tras la explosión. E incluso suena el mismo rugido (con lo cual Spielberg homenajeaba la película que le dio a conocer).
Por cierto que para la caída por el barranco, el especialista que interpretaba al conductor, Carey Loftin, se jugó el tipo pues tuvo que saltar del camión en el último momento, porque tenía un dispositivo de “hombre muerto” (si no había nadie en el asiento del conductor se paraba), es por ello que la puerta del conductor está abierta al caer. Había varios camiones de los cuales soy solo ha sobrevivido uno.
Para el protagonista se pensó en Dustin Hoffman pero fue imposible y se optó por el veterano Dennis Weaver, que inicialmente rechazó trabajar con un director tan joven (Spielberg solo tenía 21 años). Además, durante el rodaje expresó desacuerdo de como trataban su personaje, lo cual el cineasta grabó en una cinta y se lo puso mientras rodaban algunas escenas, con el propio director encaramado en el asiento trasero del coche, lo que provocó un cameo involuntario de Spielberg en un plano.
Años más tarde Weaver bromeaba diciendo que debía ser de los pocos que habían rechazado trabajar con Steven Spielberg. Quien también se empeñó en que el color del coche fuera rojo, para contrastar con el paisaje. Varias escenas fueron reutilizadas en la serie "El increíble Hulk". A partir de ahí, Spielberg incluyó una cláusula en todas sus películas para protegerse de esto.
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