Nos quejamos nosotros de dos meses de confinamiento con varias excepciones para romperlo, ya sea para ir a la compra, al trabajo, y demás; pero aquí la protagonista se tira siete años en una caseta de jardín sin ventanas (tan solo una claraboya). Por supuesto en contra de su voluntad y no precisamente por su bien sino como víctima de un secuestro.
Algunos podrían decir que, bueno, es ficción. Y lo es. Es decir no está basada la película en un hecho verídico. Sin embargo, desgraciadamente si existen casos similares a la realidad. Uno de los más famosos y que tuvo gran repercusión mediática fue el de la austriaca Natascha Kampush, secuestrada con tan solo diez años y retenida durante ocho en un sótano.
Pero
“La habitación” no se inspira, que se sepa, en ella. De hecho, ese caso ya
tiene su propia adaptación cinematográfica, “3096 días”, basada en el libro
homónimo escrito por ella misma. Pero “La habitación” lo que adapta es la
novela, también de igual título, de la escritora irlandesa Emma Donoghue, que
también escribe el guión.
Otro
de los temas actuales es lo que puede suponer a nivel psicológico el encierro
en casa para la población, pero especialmente para los niños. Pues bien, en la
película, los cinco años del joven protagonista pasan en el interior de esa caseta.
No ha conocido un mundo fuera de ese pequeño recinto, ni la brisa en la cara o
el sol en la piel.
Pero,
aunque inicialmente pueda parecer que la película iba a desarrollarse
enteramente en ese único escenario del interior de la caseta del jardín, no es
así. De hecho. Se divide en dos partes claramente diferenciadas, la del
encierro y tras la liberación, en la que nos describen las enormes secuelas
psicológicas y la difícil adaptación, por difícil de creer que pueda parecer, a la vida en libertad.
Al
mando de esta gran película un, hasta el momento, desconocido Lenny Abrahamson.
También irlandés, como la autora de la novela y guion, procedía del mundo de la
televisión, con el que continuó posteriormente, aparte de director es filósofo,
y consigue no caer en el tono del telefilm, llevando la película al tono de fábula y haciendo una metáfora
de las emociones interiorizadas que van exteriorizándose.
Tiene
un gran reparto, del que sobresalen especialmente Brie Larson, que consiguió el
Oscar imponiéndose a Saoirse Ronan, Cate Blanchett, Charlotte Rampling y
Jennifer Lawrence, nada menos. Y la que considero la mejor interpretación
infantil que un servidor haya visto en su vida, al de Jacob Tremblay, absolutamente
conmovedora. Les acompañan Joan Allen y William H. Macy, con quien Larson coincidía
por tercera vez tras “En busca de Bobby Fischer” y “Pleasantville”, en la que
también coincidió con Allen.
Tuvo
cuatro nominaciones, las correspondientes a mejor película, director, guion
adaptado y actriz principal. Solo lo consiguió Brie Larson, en una edición, la
de 2015, en la que los Oscars más importantes se los repartieron “Spotlight”
(pero solo dos) y “El renacido” (tres), y donde “Mad Maxm furia en la cerretera”
fue la película con más premios (seis), aunque todos técnicos.
Pero
“La habitación” tuvo excelentes críticas, alabando casi de forma unánime, con
notas elevadísimas en prácticamnte todas las webs de cine. Además, fue un éxito
de taquilla, catapultada por esas críticas y sus nominaciones. Su humilde
inversión de seis millones de dólares se convirtió en 115 de recaudación.
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