Por
un lado, aunque no lo hace en profundidad y no sea el tema central del
argumento, se tira un dardo contra la Iglesia y sus, ya hoy día mas tristemente
conocidos, abusos sexuales a personas jóvenes, mostrando nada menos que a un
obispo que obliga a unos adolescentes a escenificar unos vídeos de carácter pornográfico.
Y, por otro lado, se plantea el tema de la
personalidad múltiple en cuanto a su enfoque legal. Ya comentábamos en “Múltiple”
que el personaje principal se inspiraba en un hombre que alegó tener un trastorno
disociativo de personalidad que fraccionaba su psique en varias y que solo algunas
eran responsables de sus crímenes. Aquel fue el primer caso que fue en
ser dictaminado “no culpable“ por un juzgado popular.
Y
moviéndose entre esas ideas y entre el más puro thriller y drama judicial, fue
como montó Gregory Hoblit su trama. Un Hoblit que, tras una etapa televisiva,
con series policíacas y judiciales como “Canción triste de Hill Street” y “La
ley de Los Ángeles” debutaba a lo grande en la gran pantalla con esta magnífica
película, “Las dos caras de la verdad”, aunque es cierto que el estilo televisivo
se le notaba.
Pero
lo cierto es que la película tuvo excelentes críticas, en la que se la calificó
como que si era verdad que era efectista pero que no se podía negar
que también era efectiva de cara al espectador. No
en vano supuso un buen negocio pues convirtió su inversión de 30 millones de
dólares en más de 100 de recaudación en taquilla. A éste le siguieron algunos
títulos que gozaron de cierta fama como “Fallen”, “Frequency” o “Fracture”
(también judicial).
Pero
aparte del buen oficio de su director y de tocar algunas cuestiones mas o menos
morbosas, la película le debe mucho a la elección de un gran reparto, formado
por Richard Gere, Edward Norton, Laura Linney, Maura Tierney y Frances McDormand.
Y tanto las interpretaciones principales como secundarias elevaban este título
de telefilm a espléndido thriller.
Mención
aparte para un joven Edward Norton que se estrenaba, aunque ese mismo año, 1996,
participó en otras películas (“Todos dicen I love you” y “El escandalo de Larry
Flynt”(. Papeles secundarios pero nada menos que para Woody Allen y Milos
Forman. El caso es que pocas veces se había visto un debut tan atronador como
el de Norton.
Lo
que tras ganar el Globo de Oro y ser nominado al Oscar, haría presagiar que
seria ganador de la preciada estatuilla en cualquier momento. Sin embargo, 24
años después, tras tres nominaciones, no ha sido así. El caso es que la primera
elección para el papel fue para Leonardo DiCaprio, quien lo rechazó. Y se pasó
un enorme casting con mas de 2000 aspirantes del cual fue elegido Edward
Norton.
Por
cierto, suya fue la idea de modificar el personaje con el detalle del
tartamudeo. Pero también sirvió de reivindicación para Richard Gere, a quien
perseguía esa etiqueta de guaperas sin talento, mucho más viniendo de protagonizar “El
primer caballero”. Un par de detalles más. Figura ente las películas con final
mas sorprendente del género. Y atención al bellísimo tema musical, un fado de
Dulce Pontes, “Cancao do mar”.
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