Porque será que
los directores que mejor han retratado el mundo del hampa son italoamericanos.
Scorsese, Coppola, el propio De Palma, y podríamos incluir un italiano puro
como Sergio Leone con su “Érase una vez en América”, título al que este mismo
año ha homenajeado Quentin Tarantino con “Érase una vez en Hollywood”. Aunque
también, supongo, tenía como referencia de su homenaje, otro título de Leone ,
“Hasta que llegó su hora”, cuyo título original era “Érase una vez en el
oeste”.
Sin embargo,
Brian de Palma completaba su trilogía de temática mafiosa con otro protagonista
latino. Si en “Scarface, el precio del
poder”, el personaje principal era cubano, aquí lo es un puertorriqueño. De hecho,
en Hispanoamérica fue promocionada como una secuela de aquella, llegando a
titularse en algunos países como Perú “ Caracortada 2” (es decir "Scarface 2”, lo
que no puede entenderse como otra cosa que una argucia comercial pues ambas
películas no tienen nada que ver.
El caso es
que De Palma volvía al género que mejores críticas le ha cosechado. si decíamos en la anterior crítica que siempre se le ha situado por debajo de Scorsese o
Coppola, un servidor le defendía afirmando que De Palma había realizado tres películas
sobre el mismo tema pero muy diferentes entre sí, cosa que Coppola (sus tres
películas son una trilogía sobre el mismo personaje) o Scorsese (las suyas
estaban siempre en el mismo ángulo).
Sin embargo,
“Scarface” si retrataba el ascenso y caída de un magnate, no de la mafia, pero
si de narcotráfico lo que estaría más emparentado con la visión de Scorsese en
“Uno de los nuestros”, “Casino” o incluso la reciente “El irlandés”. Pero en
“Los intocables de Eliot Ness” trataba desde el punto de vista de los
perseguidores de los líderes del hampa, en este caso Al Capone, qué es el
villano pero no el protagonista. Y en "Atrapado por su pasado”, tomaba un ex-matón qué quiere reformarse y redimirse pero su antigua vida no se lo permite.
Aunque el
título original de la película es “Carlito’s way”, lo que algunos tradujeron
como “A la manera de Carlito”, de forma errónea por “way” no ejerce como
“manera” si no como “recorrido”. La traducción más acertada sería “El camino de
Carlito”. Y más bien, ninguna de las dos, la película realmente adapta la novela
“After hours”. Ambas novelas “Carlito’s way” y “After hours” tienen como
protagonista a Carlito Brigante y en España fueron agrupadas y vendidas en un
mismo libro tras el estreno de la película. Así los leí yo. Pero están escritos
en 1975 y 1979 respectivamente.
Su escritor
fue Edwin Torres, puertorriqueño como el protagonista, y juez de la Corte
Suprema de Nueva York. “After hours” fue adaptada por el guionista David Koepp.
Torres no intervino en dicha adaptación. En 2005, se hizo una adaptación
verdadera de “Carlito's way” como precuela de “ Atrapado por su pasado”.
“Carlito's, el ascenso al poder”, película que fue machacada por la crítica, qué
mucha gente ni siquiera sabe que existe pero que el propio Edwin Torres defendió
por la fidelidad a su novela.
El caso es
que aunque inicialmente De Palma pretendía haber adaptado esa primera novela, el
actor designado e innegociable para el director, Al Pacino, era demasiado mayor
para el Carlito Brigante del primer libro. Pero si adaptó el título pues “After
hours” podría confundirse con la película de Martin Scorsese, aquí conocida
como “Jo, que noche”. Desde luego cuando nos ponemos a poner títulos aquí, es
que nos salimos.
Al Pacino,
que un año antes, tras siete nominaciones fallidas, por fin le daban un
merecidísimo Oscar por “Esencia de mujer”, volvía a reunirse con Brian de
Palma, cambiando a Tony Montana por Carlito Brigante. Y lo volvían a bordar
ambos, actor y director. Acompañado de un gran Sean Penn, que venía de otra
película del género, “El clan de los irlandeses” y que iba camino del gran actor
que conocemos hoy. Completaban el reparto Pennelope Anne Miller, Luis Guzmán,
John Leguizamo y Viggo Mortensen. Pacino y Penn fueron nominados al Globo de
Oro.
El final de
la película estaba pensado rodarse en el World Trade Center pero el atentado de
1993, anterior al de los aviones, les hizo cambiar el escenario por la Grand
Central Terminal. De Palma no quería hacer el final en una estación de tren
pues lo consideraba demasiado parecido a la escena de “Los intocables de Eliot
Ness”. La película costó 36 millones de dólares y recaudó 63, y tuvo buenas
críticas.
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