A la hora de
elaborar una lista sobre películas relacionadas con la Navidad, la primera que
ha acudido a mi memoria ha sido ésta, sin duda. No hay un solo año en el que
tanto la primera como la segunda parte no figuren en la programación televisiva
de estas fechas. Es por derecho propio una de las propuestas más típicas del
periodo navideño y que el público no le importa repetir una y otra vez.
De hecho
“Solo en casa” ya no es que este enmarcada en la Navidad, como “La jungla de
cristal” o “Gremlins” pero que luego tratan de otros temas. Es que trata sobre
la Navidad. Están hechas para ser explotadas en esta parte del año. Lo primero
es porque tienen como objetivo al público familiar, que la pudieron ver en
todas las edades, no como las otras dos mencionadas. Y lo segundo porque se
centra en el sentimiento navideño y tiene el mensaje moralista de estar con la
familia.
Pero al
margen de eso, son películas para echar unas risas. Comedias simples y
sencillas sin mayores lecturas que las evidentes. Básicamente el 90% de los
gags se centran en escenas de golpes. En ver como “los villanos” son vapuleados
una y otra vez por los guantazos que le llevan a caer en la red de trampas que
ha preparado el que supuestamente debía ser la víctima.
Hay que
reconocer que son escenas de partirse. Además, las trampas son muy variadas e
imaginativas y la estupidez de los ladrones suma humor al asunto.
Aunque hay que decir que de ser golpes de verdad ningún ser humano hubiera sobrevivido
a tal paliza. Siempre me he preguntado como habría sido una versión más cercana
al género de terror y con una calificación por edades superior.
El encargado
de traer la propuesta fue Chris Columbus, que por entonces contaba con apenas
un par de películas, la más conocida "Aventuras en la gran ciudad". Pero ya había ejerido como guionista de varias de las películas más icónicas de los ochenta, como “Los gonnies” o “Gremlins”.
Aquí también escribió el guion, por supuesto. Después se especializaría en la
comedia con títulos como, aparte de la secuela, “Señora Doubtfire” o “Nueve
meses”.
Aunque
también alguna que otra película interesante de otros géneros como la ciencia
ficción, “El hombre bicentenario”, y es el que inició la saga de Harry Potter
para el cine, dirigiendo sus dos primeras entregas, aunque sin colaborar en el
guion. Pero si por algo es conocido Columbus es por “Solo en casa”. También por
su secuela, que es esencialmente lo mismo pero trasladado el escenario de Nueva
York. Y claro, volvió a funcionar de maravilla.
La crítica
no es que precisamente ensalzara estas dos películas, las consideraba
demasiado tontas. Pero ni falta que le hizo. Ambas fueron rotundos éxitos de taquilla.
La primera costó 18 millones de dólares y recaudó 495 y la segunda costó 20 y
recaudó 360. Un excelente negocio, vamos. Además, tuvo dos nominaciones a los Oscar,
por la canción original y por la banda sonora, una más para John Williams.
Le
acompañaban Joe Pesci (que diferente imagen a la mostrada como gánster de
Scorsese) y los ya desaparecidos John Heard y John Candy. En la segunda
participaba también Tim Curry. Y el ahora presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, haría un cameo. Por cierto, Joe Pesci,
cuyo papel fue rechazado anteriormente por Robert de Niro, se pasó todo el
rodaje evitando a Macauly para que cuando filmaran las escenas en común le
tuviera miedo.
Algunas
anécdotas. Para recordar la escena final con la tarántula, que es real, el
personaje de Daniel Stern debía pegar un gran grito cuando la tenía sobre su
cara. Pero no fue así. El grito se añadió después para no alterar al arácnido.
Y corrió la leyenda urbana de que entre los extras había una persona que se parecía
demasiado a Elvis Presley, concretamente en una escena en el aeropuerto, unos
metros detrás de la madre de Kevin. Se puede buscar la foto en internet.
La cuestión
es que la primera película supuso tal éxito que generó cuatro secuelas, las tres
últimas para televisión, cambiando todo el reparto. Pero también tres videojuegos,
dos juegos de mesa y hasta una novela. Además de abundante merchandasing. La
casa donde se rodó, situada en el 671 de Lincoln Avenue de Winekka, Illinois, se
quedó como atracción turística.
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