Llegamos a la que para mí es una de las mejores películas de gangsters de todos los tiempos, superando, y que me disculpen los románticos, a la original de 1932, dirigida por Howard Hawks, de la que ejerce como remake. No en vano, es esta versión la que aparece en todos los Top 10 de películas del género y no la clásica, duela a quien le duela. Es más, si no es la mejor película de Brian de Palma, poco le falta.
Y es que, de ese club de jóvenes directores promesas que formaron en su momento, Steven Spielberg, Francis Ford Coppola, George Lucas, Martin Scorsese y el propio De Palma, ha sido éste último siempre el menos valorado artísticamente. Se puede deber a lo irregular de su carrera cinematográfica, con su querencia hacia el cine de serie B en buena parte de ella, que favorecía su obsesión por la técnica, por los trucos de cámara, el efectismo y la poca homogeneidad de sus desarrollos narrativos.
Sin embargo, si De Palma ha recibido buenas críticas en su filmografía es por sus intrusiones en el género de gangsters. En este sentido, no creo que tenga mucho que envidiar a Coppola o Scorsese. Prueba de ello, es que en este ciclo he incluido sus tres películas con el tema de la mafia y sus derivados. Y es que, lo que hizo De Palma, que los otros no, es tres películas del mismo género, pero completamente diferentes.
Las estructuras y enfoques de “Los intocables de Elliot Ness”, “Atrapado por su pasado” y “El precio del poder” no tienen nada que ver. Desde luego que comparte muchísimos nexos, pero son muy distintas. De éstas, quizá la más valorada por las críticas de su repertorio es “Scarface”, la más elogiada de todas ellas. Sorprende esa buena acogida de la prensa especializada para una cinta con tan abundantes excesos.
Pero es que ya partía de un buen origen, que no era otro que el guion de Oliver Stone, a quien De Palma contrató para tal menester, tras sustituir a Sidney Lumet como director, y quien escribió una adaptación muy libre de la novela homónima de Armitage Trail, y que también puso bastante empeño en alejarse de la anterior versión. Por cierto, Stone se encontraba recuperándos precisamente de su adicción a la cocaína. Curioso teniendo en cuenta que su guion narraba el ascenso y caída de un magnate del narcotráfico.
El caso es que el binomio Stone-De Palma dio como resultado todo un peliculón, que no tenía las carencias de ritmo y desarrollo que siempre se le achacaron al director italoamericano. Y eso que el metraje bordeó las tres horas de duración. Tiene uno de los finales más icónicos y míticos del cine. El propio Oliver Stone lo homenajea en “Asesinos natos”, con un guiño en una escena donde se ve la película proyectada en un televisor.
Para colmo la película es ultraviolenta, lo que le valió ser rechazada y ser limitada a salas de calificación X. El principal problema residía en la secuencia de la motosierra, donde se le amputa en vivo una pierna a uno de los personajes. De Palma realizó algunos cambios en busca de reducir esa calificación a R (+18) pero fueron tan leves que fue rechazada hasta en cinco ocasiones. Sin embargo, la presión de Universal Pictures provocó un debate interno entre los censores que se resolvió con admitir la última versión como R. Y aquí viene la jugada de De Palma, los cambios eran tan imperceptibles que engañó a todo el mundo y presentó en los cines la primera versión original, anteriormente calificada como X.
El reparto es
realmente brutal. De Niro y Pacino pugnaron por el proagonista, dos de los actores más
representativos del cine de gánsters (ambos han sido reunidos en “El irlandés”). Al Pacino se llevó
el papel, después de haber hecho dos de las entregas de “El padrino”. Años más
tarde repetiría con De Palma y en el género, en “Atrapado por su pasado”. Le
acompañaban en el reparto Steven Bauer (otro que repetiría como director en (“En
nombre de Caín”), Michelle Pfeiffer, Maria Elisabeth Mastrantonio y F. Murray
Abraham.
Fue olvidada para los Oscar y tan solo tuvo tres nominaciones a los Globos de Oro, los correspondientes a los dos actores masculinos, Pacino y Bauer, y a la gran banda sonora de Giorgio Moroder. Lo mas anecdótico es que Brian De Palma fue nominado, incompresiblemente a los Rhapsody (actuales Razzie). La película costó 25 millones de dólares y recaudó 65 en taquilla.
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