Y llegamos a
otra de gangsters y de Brian De Palma, que regresaba al género solo cuatro años
después del remake de “Scarface”, intercalando dos películas entre medias, una
de ellas, la famosa “Doble cuerpo”. Esperaría un poco más para realizar su
siguiente película sobre está temática, pero no mucho más, concretamente seis,
hasta “Atrapado por su pasado” (“Carlito's way”).
Porque será
que los que mejor han plasmado el mundo de la mafia del crimen organizado son
directores italoamericanos con apellidos como De Palma, Coppola o Leone. Y sus
intérpretes protagonistas lo mismo, Pacino o De Niro. Aunque Al Pacino
interpretara en “ El precio del poder” a un cubano y en "Atrapado por su pasado" a un puertorriqueño y no a un italiano.
Aquí elegiría a De Niro cómo Al Capone pero en un rol secundario y mostrando la
historia desde el punto de vista del policía que le perseguía, no del del
mafioso.
Sin embargo,
no fue la primera elección de De Palma, que pidió a Bob Hoskins, quién
rechazó el papel. Sinceramente entre Hoskins y De Niro no veo color. Ya
bastante conocidos sus sacrificios para transformarse en sus personajes tanto
física como psicológicamente, como para “Taxi Driver” o “Toro salvaje”, por
nombrar un par de ejemplos, Robert De Niro llegó a engordar hasta catorce kilos para
aproximarse a la fisonomía de Capone.
Pero para
los papeles protagonistas los seleccionados fueron Kevin Costner y Sean
Connery, es decir, actores muy anglosajones. Precisamente, Connery lograría el Oscar como mejor actor de reparto. Les acompañaron Andy García (tres años después
repetiría género pero al otro lado de la ley en “El padrino III”), Charles
Martin Smith, Billy Drago y Patricia Clarkson.
El de
Connery fue el único Oscar conseguido pero tuvo otras tres nominaciones.
Concretamente al mejor vestuario, la dirección artística y la maravillosa banda
sonora que compuso Ennio Morricone (otro italiano). Menos mal que tuvo que
venir a rescatarlo Tarantino para sus “Odiosos ocho” y que le concedieran la
estatuilla dorada muchos años más tarde, incomprensiblemente. Además, la prensa la colmó de muy buenas críticas y hoy es
una de las películas más preciadas por el público en cuanto al cine de
gangsters. Pero tampoco en su momento se portó mal. La película costó 25
millones de dólares y recaudó 106 en taquilla.
Pero si en
“Scarface” se habían basado en una realidad, en la entrada a Estados Unidos de
varios de los que se convertirían en magnates del narcotráfico de origen latino, pero en nadie específico,
“Los intocables de Eliot Ness” si se basaba en hechos reales, los cuales
pasaron a formar parte de la historia negra americana. Concretamente en los
años 30, durante la Ley Seca (1919-1933).
La
prohibición de la fabricación, transporte y venta del alcohol favoreció la
demanda de éste y que emergieran mercados negros donde floreció el crimen
organizado y una figura por encima de todas ellas, Al Capone. Al otro lado,
como agente de la ley obsesionado con cumplimiento de la Prohibición se situó
Eliot Ness. Ambos sostuvieron un largo y muy violento enfrentamiento en las
calles de Chicago. Finalmente, logró condenarlo pero por evasión de impuestos,
lo que ya resulta paradójico con la cantidad de asesinatos que Capone llevaba a
cuestas.
Pero para
contrarrestar a los pistoleros de Capone, Ness creó un cuerpo de élite,
seleccionando los miembros uno a uno, sin importarle a qué disciplina
perteneciera, con que fuera policía valía. Exactamente reunió a once miembros, y
se ganaron la fama de implacables e incorruptibles y de ahí el apodo de “Los
intocables”. todo está recogido en un libro precisament econ ese título publicado en 1957, co-escrito por el propio Eliot Ness y Oscar Fraley, qué
David Mamet adaptó para el guion de la película.
Dos años
después de su publicación, echó a andar una serie de televisión homónima que
tuvo su auge a principios de los sesenta, desde 1959 a 1963, a cargo de la CBS,
adaptando el libro de Ness/Fraley y con Robert Stack como protagonista, lo que
le dio una enorme fama. La serie se mantuvo durante cuatro temporadas y 118
episodios. Estaba rodada en blanco y negro, qué es justo lo que quería Brian de
Palma para su película pero le fue denegado.
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