Era inevitable no hablar de esta película ante el estreno de la ya tardía secuela “Blade Runner 2049”, que incluso recupera a Harrison Ford para la causa, pero cuyo reparto encabeza Ryan Gosling, bien acompañado por Jared Leto, Sylvia Hoecks, Robin Wright, Ana de Armas, e incluso Edward James Olmos, también de la primera película. Aunque quizá la mayor garantía es que tras la cámara se encuentra Denis Villeneuve.
Aun así, es buena patata caliente la de hacer la secuela de una de las obras maestras de la ciencia-ficción del que ya venía de firmar otra de las películas más icónicas del género, Ridley Scott, con “Alien, el octavo pasajero”. Pues “Blade Runner” es, sin lugar a duda, una de las películas más influyentes de la historia del cine, con toda una legión de películas que, de una forma u otra, han copiado o se han inspirado.
Tan solo hay que mencionar algunos ejemplos, casi cualquier película que toque la temática de androides con inteligencia artificial y que, para colmo, desarrollen sentimientos propios y deseo de auto preservación; se han visto influenciados por “Blade runner”. Títulos tales como “El quinto elemento”, “Ghost in the shell”, que a su vez inspiró a “Matrix” (y no al revés, como he leído hace no mucho con el estreno del remake de Scarlett Johanson). Más recientemente, “Ex machina” o “Morgan” (del hijo de Rydley Scott).
Pero todo eso no hubiera sido posible sin esa privilegiada mente para la ciencia-ficción que fue Philip K. Dick. Su novela “Sueñan los androides con ovejas eléctricas” es la base argumental de “Blade Runner”. De hecho, ese tan poco comercial título dice mucho más de lo que parece, pues los “replicantes”, protagonistas de la trama, se supone que no tienen empatía con los animales.
En la novela, ya no hay animales naturales, o casi, y la mayoría son creaciones artificiales. Es más, comprar un animal sintético está considerado como artículo de lujo, como el de comprar un gran vehículo. Es por ello el juego de palabras del título de la novela pues si los humanos ansían un animal de compañía, aunque sea artificial, si los androides también los quieren, sería un detalle de humanidad.
Eso conecta con una de las teorías de la película en relación con su personaje principal Rick Deckard, es un replicante o no. En la película, Deckard es capaz de describir los recuerdos implantados de Rachael, por lo que si otro conoce sus sueños es que también es un replicante. Una figura de papel de un unicorniodejada por el otro agente lo que demuestra son dos cosas, que ha dejado que ella viva y que conoce los sueños de Deckard, que en la versión “Director´s cut” incluye una imagen de un sueño en el que sale un unicornio. Es decir, según esto, Deckard también sería un replicante y no lo sabe. Es más, en una escena Rachael le pregunta si ha aplicado uno de los test a sí mismo, y él no responde.
La factura técnica, aún hoy, resulta exquisita. Como en “Alien”, Ridley Scott estaba obsesionado con la ambientación, especialmente con la fotografía, que es maravillosa. Todo para mostrar una distópica, decadente y oscura ciudad de Los Ángeles, muy influenciada por “Metrópolis”, permanentemente mostrada de noche y bajo la lluvia. Todo envuelto por la mítica ya música de Vangelis (venia de ganar el Oscar por “Carros de fuego”). Tuvo dos nominaciones, a la dirección artística y a los efectos especiales.
Consiguieron a Harrison Ford, que tras “Star Wars” perseguía un papel dramático, pero que tuvo constantes enfrentamientos con Ridley Scott. Éste, gran admirador del trabajo de Paul Verhoeven, pescó en una de sus películas a Rutger Hauer. Sean Young estaba considerada en aquellos tiempos toda una sex-symbol. Y Daryl Hannah prácticamente fue descubierta en esta película para saltar a la fama después como sirena en “Splash”.
Sin embargo, la
crítica profesional se dividió y la película recibió no pocas críticas por su
lentitud y pretenciosidad. A lo que se sumó su fría acogida por el público.
Costó 28 millones de dólares y recaudó 33, por los pelos. Hoy en día no solo es
considerada una obra de culto sino maestra y una de las grandes referencias del
género de ciencia-ficción y el cine en general.
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