Que
mal le hacen a estas series vendiéndolas como la nueva tal o la
nueva cual. A ésta encima le han colgado el Sambenito de compararla
nada menos que con “Stranger Things”. Aparte de que no tienen
nada que ver, ésta cuenta con
muchos menos medios. De hecho, eso me hizo casi desconectarme de la
historia porque el diseño de producción es más bien pobre. Pero es
que caí en la trampa de pensar que era otra historia fantástica. Si
tiene ciencia-ficción porque la cosa va de viajes en el tiempo pero
es más un drama que una historia de aventuras. Y es ahí donde está
su fuerte, en que las cuatro protagonistas puedan viajar al futuro y
poder encontrarse con sus respectivos yos, ver como han ido sus vidas a la vez que intentan volver al punto de
partida. Porque normalmente en esta clase de argumentos casi nunca
puedes entrar en contacto contigo mismo, sin embargo, aquí es la
idea principal. Si es verdad que en principio cuesta conectar con las
niñas de la trama, salvo con Sofía Rosinsky que claramente es la
mejor. La cuestión es que la propuesta no ha calado en el público,
para el que ha pasado prácticamente inadvertida y Prime Video la ha
cancelado, así que nos quedaremos sin comprobar el potencial que
tenía esta adaptación del cómic de Brian K. Vaughan. 6.
Los
showrunners
de la serie dijeron que habían concebido la serie para tres
temporadas y es lo que han hecho. Así que ésta ha sido la última.
Por lo que han podido cerrar perfectamente todas las tramas. Lo raro
es que Netflix les haya dejado hacerlo. Creo que han hecho bien, ya
incluso en esta tercera temporada daba la sensación que se repetía
demasiado. De hecho, es prácticamente igual a la anterior. No
obstante, vista en conjunto he disfrutado bastante con esta serie, me
parece una propuesta de aventuras y fantasía para todos los
públicos muy entretenida. Me ha encantado el diseño de la Key
House, como la llaman ellos, y todo lo relativo a las llaves mágicas
y para que sirve cada una me ha parecido muy divertido. Además, el
casting es muy acertado en general. Es más, a Emilia Jones creo que
se la están rifando. Ya
ha destacado en el cine con su interpretación de “CODA”, y solo
tiene 20 años. La primera vez que la vi fue en la película de
terror “Ghostland”, y ya me llamó la atención. Aunque en la
serie el protagonismo está más repartido. Por otro lado, los
efectos especiales son bastante dignos. En definitiva, sin ser nada
del otro mundo, me lo he pasado bien con esta serie y la verdad es
que no lo esperaba. Aunque a mí con ese rollo de historia ochentera
ya me tenían en el bote. 6’5.
Salvo
la primera temporada que si me parecía que tenía una lectura
interesante, la de que los acosados pueden convertirse en acosadores,
las demás temporadas han sido muy simplonas y han consistido en que
cualquier pretexto es bueno para resolverlo dándose unas cuantas
tortas, por cierto, de un nivel de karate que casi sé yo más que
ellos, y no sé mucho. Lo cual no ha impedido que me resulte
tremendamente adictiva. Es como si me estuviera comiendo una bolsa de
patatas fritas y pensara que efectivamente podría estar comiendo
algo mejor pero esa bolsa me la acabo. Y si mañana me dieran otra
pues también. Es decir, es mi placer culpable. No obstante, todos
sus defectos se han incrementado en esta última temporada.
Prácticamente cada temporada es un calco de la anterior y en su
intento de buscar giros se les ha ido un poco de las manos. Un poco
bastante. Que cualquier día ponen de senseis a unos ninjas.
Además, hay diálogos que rayan en lo ridículo y en lo infantil. El
reclamo nostálgico también se agota, ya creo que solo les falta
llamar a Hilary Swank, a Jaden Smith y Jackie Chan. Porque creo que
lo de resucitar al señor Miyagi está descartado. Harían bien en
parar. De momento, han dicho que la sexta temporada tendrá que
esperar, si es que llega a hacerse. Y lo peor es que si la hacen me
la vuelvo a tragar. 6.
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