Esta
historia me ha hecho reflexionar y dudar mucho de que opino sobre
ella, porque cuando leí la noticia en su momento lo tenía bastante
claro, pero ahora teniendo más información sobre el contexto
previo, ya no tanto. Se trata del caso de la chica, Michelle Carter,
que animó a su novio a suicidarse. El documental se centra en el
proceso judicial correspondiente donde se analizan varios puntos de
vista de la historia. Por una parte el legal, donde se intenta
dilucidar si se trató de un suicidio asistido, lo cual no es ilegal,
o una tentativa de homicidio. Por otro lado, la situación médica de
ambos, concretamente la psicológica y en cuanto intervinieron sus
estados mentales y las medicaciones que tomaban para conducirlos
a un desenlace tan trágico. Pero sobre todo, desde el punto de vista
ético y como influyó la opinión pública y el tratamiento que le
dieron los medios al caso desde el más puro sensacionalismo.
Moralmente es evidente que el comportamiento de Michelle (ojo, solo
en los últimos días) es reprochable, censurable e injustificable.
Es duro ver ciertos mensajes que le mandó al chico, Conrad Roy. Pero
hasta que punto fue responsable de su muerte, teniendo mucha más
información que antes, sabiendo que la idea no fue ella quien se la
metió en la cabeza, su historial psiquiátrico de intentos de
suicidio anteriores, creo que quizá se demonizó en exceso a una
chica que es bastante palpable que también estaba enferma. 6’5.
Hay que dejar claro que ésto no es una traslación del documental previo. Aquí, la parte judicial tiene menos importancia y se centra menos en la investigación policial, salvo en los últimos episodios. Esta miniserie no es un thriller sino un drama que se focaliza principalmente en la historia sentimental de los dos protagonistas reales, Michelle Carter y Conrad Roy, y en el fatídico final que fue el suicidio del segundo. Una relación que fue al 95% virtual, mediante mensajes de texto, apenas se vieron un par de veces. Para solucionarlo, la serie tira del recurso narrativo de escenificar sus conversaciones como si las estuvieran manteniendo juntos físicamente, dejando claro que es una situación imaginaria. Se muestra a Michelle de forma más amable, no como una mala persona sino como una víctima, una chica con un problema de autoestima patológico. Y nos plantea la situación como una tormenta perfecta en la que ambos retroalimentaban mutuamente sus problemas psicológicos. La encargada de interpretarla a ella es una magnífica Elle Fanning, pero para premio, nominación o lo que sea. Si se ha visto el documental se aprecia mejor lo bien que ha conseguido mimetizarse con la protagonista real, ya no solo en su aspecto físico, sino en sus gestos, miradas y demás. El problema es que se come con patatas al resto del reparto, salvo a Chloe Sevigny. Lo interesante de la miniserie es que más que buscar un culpable, envía un mensaje de que quizá deberíamos estar más atentos a ciertas pistas, ciertos comportamientos, especialmente de los adolescentes. 7.
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