Si
repasamos todos los títulos de este ciclo nos encontramos argumentos
muy habituales en los telefilmes de las tres y media de los domingos.
Lo que los distancia es el nivel de producción y las
interpretaciones de sus protagonistas femeninas, que elevan el nivel
de sus respectivas películas hasta conseguir dejarlas en el recuerdo
de los espectadores.
Así
que si, vamos a hablar mucho de Rebecca de Mornay. La actriz llegó
al papel casi por casualidad. De primeras, ella estaba audicionando
para el de Campanilla en la película de Steven Spielberg, “Hook”.
Pero la elegida fue Julia Roberts. Hay que decir que De Mornay tan
solo era conocida por el personaje de prostituta junto a Tom Cruise en “Risky Business” y de eso habían pasado nueve años.
La
decepción hizo que la actriz prefiriera mostrar su talento en un
personaje más oscuro. Pero resulta que para el papel de Peyton
Flanders optaba la que sería su compañera de reparto, Anabella
Sciorra, por lo que le ofrecieron el de Claire, la madre de familia
víctima de Peyton precisamente. De nuevo, decepción para Rebecca de
Mornay.
Sin
embargo, tras las primeras pruebas, el director del film, Curtis
Hanson, decidió invertir los papeles y darle a De Mornay el de la
villana. Antes de ellas dos el personaje había sido ofrecida a
Cybill Sheppard, pero ésta lo rechazó alegando sus fervientes
principios feministas. Tampoco está muy claro a que se refería.
Peyton es una psicópata, si, pero también una mujer fuerte,
inteligente e implacable.
El
resultado fue el que ya todos conocemos, Rebecca de Mornay “alumbró”
(nunca mejor dicho) al mejor personaje de su carrera. Literalmente
bordándolo, se devoró al resto del reparto (que no era nada malo) y
colocó a su Peyton Flanders en las listas de psicópatas más
icónicos del cine junto a nombres como Hannibal Lecter, Michael
Myers o Norman Bates.
Un
reparto en el que, como decía, estaba Anabella Sciorra, pero también
Matt McCoy (aunque primero se pensó en Kevin Spacey), Ernie Hudson,
una Julianne Moore en los inicios de su carrera y una por entonces
niña Madeleine Zima. Curiosamente, hoy en día la mejor considerada
es precisamente Moore.
Dirigía
Curtis Hanson que ya venía de otro thriller de suspense con
psicópata con “Malas influencias“, tras la cual vino la que hoy
comentamos. Siguió con este perfil de personajes con “Rio salvaje
“ y después la que claramente es su mejor obra, “L.A.
Confidential”. El cineasta nos abandonó en 2016. Pero nos dejó
una de las películas más recordadas de los noventa.
De
hecho, si “La huérfana” había aterrorizado a las familias que
querían adoptar niños, “Escalofrío en la noche” a los hombres
seductores y “Atracción fatal” a los adúlteros, “La mano que
mece la cuna” hizo lo propio con las familias que tenían niñeras
y especialmente creando desconfianza en las esposas y madres, que
temían que las niñeras se apropiaran de sus maridos e hijos.
Por
cierto, como ya dije, “La huérfana” es un remake encubierto de
esta película, donde la protagonista se infiltra en una familia e
intenta arrebatar su lugar a la madre y esposa. Incluso tienen una
escena calcada, cuando Peyton se mete en un compartimiento del
servicio y comienza a golpear sus paredes con ira descontrolada. Es
algo que repite Esther (Isabelle Fuhrman) tanto en la película de
2009 como en la precuela de este año.
El título hace alusión al poema de William Ross Wallace, "Lo que gobiernan", que con la frase "la mano que mece la cuna es la mano que domina el mundo" pretendía ensalzar la maternidad. En la película hay predilección por poner piezas de la obra del compositor Arthur Sulliman, autor de operetas como "Piratas de Penzance", que podemos escuchar varias veces.
Tuvo un gran éxito. Costó solo 11 millones de dólares pero recaudó 88 en taquilla. Lo que supuso una gran popularidad en los noventa, provocando imitaciones como "La niñera perfecta" (malísima) y parodias en "Los Simpson" o "Padre de familia".
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