El “found footage” es un formato que no me convence porque tienes que pasar por el aro de creerte que alguien siga grabando cuando están a punto de matarle. Pero bueno, estamos en la era del Tik Tok y de hacer fotos a platos de comida para subirlas a Instagram. Pues éste es un survival filmado completamente con smartphones en episodios de menos de veinte minutos. Y la verdad es que durante los primeros, sorprendentemente me ha mantenido en tensión, me ha agobiado y me ha creado curiosidad, pues esconde muy hábilmente la amenaza que acecha a los protagonistas. Pero en cuanto se descubre el pastel pasa a ser una mala copia de cierto subgénero del terror (no diré ningún título porque sería revelarlo todo). Llega el festival de incongruencias, de no seguir las direcciones que has trabajado durante la primera mitad de la serie. Por ejemplo, ya que tus personajes son los más topicazo (la tonta sexy, la responsable, el héroe, el torpe, el débil) que hay, al menos sácale provecho a esos roles. Ya no voy a hablar de que peguen gritos cuando hay que estar en silencio, móviles que funcionan recién sacados de un río, . . . que eso casi es clásico. Empieza bien pero se desinfla, casi estrepitosamente. 4.
Madre mía que racha llevo de películas de terror, la virgen. Y no será porque no me lo avisen. Porque a ésta la ponen a caer de un burro. Pero no sé, la idea me parecía interesante, durante un rato lo llega a ser, y el cartel es guapísimo (lo sé, es un motivo absurdo). Son exageradas las críticas? No. Como película, temas como la dirección (da la sensación de que no hay nadie al volante), guion (es un auténtico caos de giros sacados de la manga) e interpretaciones (sin comentarios) pues no se puede decir mucho a favor. Porque como género fantástico no es gran cosa, como terror no da absolutamente ningún miedo y como comedia (involuntaria) . . . bueno ahí si puede valer. Si no te la tomas en serio te puedes echar unas risas, sobre todo la última media hora. Y es bastante imprevisible, a base de trampas por doquier pero lo es. 3.
Había leído sobre la muchacha ésta que le atacó un tiburón
y le arrancó un brazo cuando estaba practicando surf. Pero la adaptación
cinematográfica tenía una pinta muy descarada de sesión de sobremesa los
domingos en Antena 3. No es así. A ver, si se acerca en ocasiones al tono
telefilm pero tiene escenas de surfistas tomando olas muy espectaculares,
rodadas como si fuera género de acción. De hecho, me parece más próxima al
género de deportes que al del drama. Incluso el momento de la tragedia tiene un
realismo que no esperaba. Pero la parte dramática era inevitable y ahí cumple
como film motivador y sobre superación personal y tal. Así que, como película
es simplemente correcta pero como historia está bastante bien porque
personalmente considero que lo que hizo Bethany Hamilton es de tener muchas
narices. Si me ataca a mí un tiburón igual no me hubiera metido ya ni en una
bañera. Y si alguien se piensa que lo que se ve en la película sobre como
manejaba la tabla con un solo brazo es una flipada, que busque vídeos de la
verdadera Bethany y lo compruebe. Ya de paso que consulte su palmarés deportivo
post-amputación. 6.
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