martes, 3 de septiembre de 2019

Escenas Míticas: Tarantino - Los odiosos ocho




   Parece que Tarantino le cogió el gusto al western porque volvió a repetir, continuando la revitalización del género con la que animó a otros directores a optar por hacer películas del oeste aunque alejándose de la idea clásica en una corriente que se ha llamado el neo western. Sin embargo, Tarantino para nada repetía la fórmula pues “Los odiosos ocho” no tenía nada que ver con su anterior trabajo.




   Porque si con “Django desencadenado”, quería hacer un homenaje a uno de sus géneros favoritos como espectador, el spaghetti, esta película no seguía en absoluto a las mismas pautas. Es más, ni siquiera es un western al uso. Es decir, la historia que nos cuenta podría haberla situado en cualquier otra época y apenas cambiaría. Es capricho suyo hacerlo tras la guerra de Secesión Americana y de paso dedicar algunos diálogos a ese menester.



   Pero, haciendo gala, de nuevo, de su habilidad para mezclar géneros, el encuadre espacio-temporal de esa época solo lo utiliza para contarnos una historia de intriga, más cercana al “whodunit”, es decir “quien lo hizo”, que fácilmente recordaba las novelas de Agatha Christie y sus posteriores adaptaciones cinematográficas. Incluso sigue una pauta característica de ese subgénero, es decir, eliminando personajes a medida que avanza.



   No obstante, que nadie se lleve a error. Tarantino es más fiel a sí mismo en esta película de lo que lo había sido en sus últimas películas. Si bien nunca le ha abandonado su estilo personal, aquí sigue especialmente en las claves de todo su cine; importante presencia del humor negro, extensos diálogos (hay algunos de los mejores de su carrera) y, por supuesto, un uso tan exagerado de la violencia y la sangre tan intencionadamente que resulta cómico.



   Incluso podemos percibir tomar referencias de sus propias películas anteriores, lo que le valió la acusación de gustarse demasiado a si mismo. O sea, tome la referencia de donde sea, siempre habrá alguien dispuesto a criticarle por ello. El caso es que podemos ver reacciones a los balazos que recuerdan al Señor Naranja de “Reservoir dogs”, retorciéndose, personajes como Oswaldo Mubrey (Tim Roth) que recuerdan a los dos interpretados por Christoph Waltz en “Malditos bastardos” y “Django desencadenado”. Y la omnipresente marca de tabaco ficticia “Red Apple” qué lleva apareciendo en toda la obra de Tarantino.



   Otra característica que se repite es la larga duración, nuevamente aproximándose a las tres horas, al igual que su última película “Erase una vez en Hollywood”. Y es que Quentin se toma su tiempo en la presentación de sus personajes (casi una hora en este caso) y no tiene la más mínima prisa en terminar sus escenas. Aún así se las apaña para que sus películas no se hagan pesadas y que incluso uno se alegre de disfrutar de más minutos de su cine.



   Sin embargo, Tarantino se saltó una de sus premisas más identificativas. Sus películas no tienen banda sonora original sino que se ocupa personalmente de la selección de temas musicales a incorporar. También lo hace aquí pero en menor medida pues le pidió a su admirado Ennio Morricone que compusiera la música de la película, lo que le valió al italiano el único, incomprensiblemente,Oscar de su carrera, aparte del Honorífico que le otorgaron en 2006 viendo que no iban a dárselo, repito, incomprensiblemente.



   El reparto es una recopilación de “viejas glorias” de su filmografía. Samuel L. Jackson (“Pulp Fiction”, “Jackie Brown”, “Django desencadenado”), Kurt Russell (“Death proof”, "Érase una vez en Hollywood"), Tim Roth (“Reservoir dogs”, “Pulp fiction”), Michael Madsen (“Reservoir Dogs”, “Kill Bill”), Walton Goggins (“Django desencadenado”), Bruce Dern (cameo en “Django desencadenado”, "Érase una vez en Hollywood"), James Parks (“Death proof”, “Kill Bill”) y Zoe Bell (“Death proof”). Además se incorporaban Channing Tatum, Damian Bichir y una genial Jennifer Jason Leigh, qué fue nominada como actriz secundaria.



   La película estuvo a punto de no darse por culpa de la filtración del guion, por lo cual Tarantino quiso publicarlo y cancelar la película. Pero cambió de opinión y dio como resultado la que personalmente me parece una de las mejores de su carrera, solo por debajo de “Pulp fiction”. Sin embargo fue la menos taquillera, aunque rentable de todos modos. Costó 44 millones y recaudó 150.



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