Llegamos, nunca mejor dicho, a una de las mejores películas de los últimos tiempos en el género y, para mí, la mejor de su año de estreno, 2016. Y por tanto posiblemente merecedora del Oscar. No fue así, la Academia volvió a premiar bajo el baremo de lo políticamente correcto a “Moonlight”, “robándole” en el descuento a “La la land”, con la correspondiente polémica que generó cómo se dieron los hechos. Pues bien, “La llegada” era mejor que ambas.
Pero como decía, a pesar de sus ocho nominaciones (película, director, guión adaptado, fotografía, sonido, montaje y efectos sonoros), solo logró el de los efectos de sonido, cumpliéndose la tradición de solamente otorgar premios de carácter técnico a las películas de ciencia-ficción. Un género habitualmente maltratado en estas lides históricamente para frustración de los que le profesamos afición.
Títulos cómo, “La guerra de las galaxias”, “Origen”, “Avatar”, “E.T, el extraterrestre”, entre otras, se quedaron con la miel en los labios. Para otros fue mucho peor, siendo ninguneados sin siquiera optar al premio obras maestras cómo “Blade Runner”, “Alien, el octavo pasajero”, “2001, una odisea del espacio” o “ Interstellar”. Creo que es bastante evidente que los miembros de la Academia debieran hacérselo mirar.
Aunque ésto poco nada le importa el director de “La llegada”, Denis Villeneuve, pues sus dos siguientes proyectos pertenecen al campo de la ciencia ficción, con dos patatas calientes del calibre de “Blade Runner 2049” (solventada sobresalientemente) y el remake de “Dune”(se estrenará el año que viene). No obstante, no captó inicialmente la atención de los medios y el público en este género del que parece haberse instalado.
Villeneuve ya atrajo los focos con “Incendies” y continuó con películas tan diferentes entre sí como “Enemy”, “Prisioneros” y “Sicario”. Hoy en día, lo coloco en ese selecto grupo de directores de los que voy a ver lo que sea que hagan, junto a David Fincher, Christopher Nolan, Quentin Tarantino, Ridley Scott o James Cameron, sin olvidarnos de clásicos como Steven Spielberg y demás.
Si “Encuentros en la tercera fase” postulaba una serie de notas musicales como medio de comunicación con los extraterrestres, “La llegada” lo hace a través de una serie de símbolos pero, aunque el lenguaje copa gran parte de la temática del film, lo realmente importante es el mensaje aleccionador qué transmite, que viene a decir que solo la unión de todos los países del planeta es la solución para la supervivencia de nuestra especie.
Pero lo hace mediante una revelación, el conocimiento del tiempo en todo su espectro, como algo que no tiene cronología, que no posee principio y final y cuyo conocimiento como concepto global sirve como transformación y reconfiguración de la manera de pensar y actuar de la humanidad. Además de presentarnos unos alienígenas más similares a los pulpos y huyendo de la imagen humanoide que quizá egocéntricamente presuponemos.
El reparto está comandado por una excelente Amy Adams, que sorpresiva y lamentablemente, ni siquiera fue nominada. Aunque para poco le sirve cuando si lo hacen pues está convirtiendo en un caso “DiCaprio”, es decir, merecerlo y ser absolutamente ignorada. La acompaña el siempre solvente Jeremy Renner y el convincente Forest Whitaker, con Michael Stuhlbarg en la recámara.
Por supuesto, obtuvo muy buenas críticas y tampoco le fue mal en lo económico. Costó 47 millones de dólares y logró 200 en taquilla. Personalmente la considero una auténtica maravilla de película. Su tono poético, reflexivo y filosófico, acompañado de la banda sonora del fallecido el año pasado Johann Johannsson y el tema musical “On the nature of day light” de Max Ritcher la convierten en una delicia audiovisual.
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