jueves, 4 de julio de 2019

Escenas Míticas: Alienígenas - Encuentros en la tercera fase




   Tras sus iniciales flirteos con los géneros del terror y el suspense, con películas como “El diablo sobre ruedas” y Tiburón”, Steven Spielberg haría su primera incursión, y gracias a dios que no sería la última, en el terreno de la ciencia ficción. Y de qué manera, con una de las mejores películas del género, y personalmente, la mejor en cuanto al tema de contacto extraterrestre, fuera de la manera que fuera.




   Porque el enfoque más habitual a la hora de tratar estos contactos en el cine era desde un punto de vista no muy amigable precisamente. Clásicos como “Ultimatum a la Tierra” o “La guerra de los mundos”, de la que curiosamente, casi treinta años después de "Encuentros en la tercera fase”, el propio Spielberg dirigiría el remake y supondría su única película en la que presentaba a los extraterrestres como una amenaza para nuestra especie.



   Pero como decía, lo más habitual era mostrar el lado más bélico y peligroso de un supuesto contacto, hasta el punto que las películas de “invasiones alienígenas” se convirtieron en un subgénero en sí mismo. Parecer que compartía el célebre, ya fallecido, Stephen Hawking, quien sostenía que un posible contacto con una civilización extraterrestre sería una terrible amenaza para la especie humana.



   Esta teoría se basa en que cualquier civilización netamente superior no tendría la intención de conocer a otra sino de someterla. Pero, al menos inicialmente, Spielberg no estaba de acuerdo con ello, o preferiría mostrar en la gran pantalla una visión más optimista. Además, como decía, el director venía de firmar dos productos de carácter siniestro. Un camión asesino y un tiburón gigante insaciable. Le apetecía una película con mensaje más amable.



   Y volvería a hacerlo poco después, concretamente cinco años con el extraterrestre más simpático y entrañable de la historia del cine en “E.T. el extraterrestre”, que vendría tras el fracaso de “1941” y el éxito de “Indiana Jones y el arca perdida”. Pero aquí Spielberg se basaba la teoría de los “grises”, qué describen los supuestos testigos que habían visto a estos seres y sus descripciones se asemejaban a los de la película.


 
   Porque hay mucho de ufología en el film. No en vano, participa uno de los investigadores más famosos en relación a esta materia de la época, J. Allen Hynck, realizando un cameo. Y el personaje que interpreta Truffaut claramente emula a otro de ellos, Jacques Vallée. No sería el único guiño, aunque éste no tendría nada que ver, pero hay un personaje llamado Mayor Bentchley, en referencia al escritor de la novela y coguionista de “Tiburón” con el que Steven no terminó demasiado bien y por eso le dedicó este personaje, de corte más bien negativo.



   Spielberg volvio a trabajar de forma consecutiva con Richard Dreyfuss, que representaba uno de los puntos de vista de la historia. Otro el de François Truffaut (uno de los iniciadores de la “Nouvelle vague”). Y el tercero correspondía Melinda Dillon (qué fue nominada al Oscar como actriz de reparto). Aparecían también Teri Garr y Lance Henriksen. En el apartado técnico, Douglas Trumbull (y también director de todo un clásico como “Naves misteriosas”) se ocupaba de los efectos especiales (que también fueron nominados), ayudado por Carlo Rambaldi, que se ocupó de los alienígenas.



   A todo ésto, el título hace referencia a la clasificación que hacen los ufólogos de los contactos extraterrestres. La primera fase correspondería al avistamiento de OVNIS. La segunda a los efectos provocados por éstos sobre el terreno o los lugares con los que entran en contacto. Y el tercero ya sería cuando se consigue ver a los seres que viajan en estos artefactos. Habría incluso un cuarto que se refiere a la abducción, que por cierto, también se da en la película.



   La película fue un éxito de crítica y también de público. Costó tan solo 20 millones de dólares y recaudó 390 en la taquilla. Además, obtuvo ocho nominaciones para los Oscars (director, actriz de reparto, montaje, efectos especiales, dirección artística, banda sonora, sonido y fotografía, solo consiguió éste). Hay tres versiones, la exhibida en cines de 132 minutos, otra del montaje del director de 135 y una edición especial extendida (con imágenes del interior de la nave) de 137.



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