Al terminar la película “Tiburón”, Steven Spielberg manifestó, y lo ha vuelto a hacer cada vez que se le ha preguntado por ello, que jamás volvería a rodar en el agua. Spielberg sufrió una auténtica pesadilla de rodaje en ese medio. Bien es cierto que la razón se debió a realizar la película en mar abierto, sometido a la voluntad de las condiciones climatológicas y contando con una tecnología más bien rudimentaria, por lo que el escualo mecánico que utilizó se averiaba reiteradamente.
Sin embargo, todo lo contrario le ocurre a James Cameron, qué se siente como pez en el agua, nunca mejor dicho, en este medio. Aunque habrá qué matizar este punto. Pero, de hecho, Cameron se ha sentido profundamente atraído por el mundo submarino. Es más ha producido diversos trabajos documentales de exploración submarina. Uno de ellos, directamente ligado a uno de sus proyectos cinematográficos más ambiciosos, el Titanic.
Los matices a los que me refería son los siguientes. Aunque inicialmente quiso rodar “Abyss” en las aguas de las Bahamas, rápidamente se dio cuenta que eso podría suponer un infierno. Así que se decantó por rodar en los gigantescos tanques de agua de los Gaffney Studios. Y para “Titanic” repitió método aunque no instalaciones.
Por otro lado, a
“Tiburón” y “ Abyss” las separan doce años y con “Titanic”, cinco más. Un
tiempo en lo que la tecnología tuvo un progreso muy notable. Además de que
Cameron contó con presupuestos muchos
más holgados. Pero ésto no quita mérito a que James Cameron haya filmado
posiblemente dos de las películas más impresionantes de la historia en
relación con el agua.
“Abyss” vino en el momento más en alza del director, tras su fracaso inicial, también de aspecto acuático, con “Piraña 2”, de la cual salió tarifando con los productores y abandonó el rodaje sin terminarlo, sorprendió con un producto modesto pero que a la postre se convertiría en una de las sagas más famosas del género de la ciencia-ficción, “Terminator”. Y además, logró una espectacular secuela de otra que también sería una gran saga del mismo género “Aliens, el regreso”.
Tras “Abyss”, realizó la mejor entrega de la saga anteriormente mencionada, “Terminator 2, el día del juicio final” y “Mentiras arriesgadas”. Para llegar a la que le consagró con los once Oscar de la Academia, incluido el de mejor director y película por “Titanic”. Actualmente se encuentra inmerso en el rodaje de nada menos que cuatro secuelas de otro de sus grandes éxitos, “Avatar”.
Curiosamente, “Abyss” no lo fue. Ni un fracaso ni un éxito. Aunque obtuvo buenas críticas en su mayoría y con el tiempo se le ha considerado una de sus películas más reconocidas, su recaudación fue bastante modesta en relación con el presupuesto empleado. Costó 70 millones de dólares y consiguió 90 en taquilla. Y es que los efectos especiales elevaron considerablemente la inversión, teniendo que contratar a la productora de George Lucas, Industrial Light and Magic.
Para hacerse una idea, para lograr 75 segundos de recreación digital se emplearon seis meses. Cómo resultado, crearon una auténtica maravilla visual y que fue premiada con el Oscar a los mejores efectos especiales. Así que en cuanto al reparto decidieron prescindir de estrellas. No por ello eran, ni mucho menos, malos actores. El protagonista era Ed Harris, junto a Mary Elizabeth Mastroantonio y Michael Bihen (Cameron ya trabajó con él en “Terminator” y “Aliens, el regreso”).
Las inspiraciones de James Cameron fueron el cuento de H.G. Wells “In the Abbys” y los experimentos del doctor Johannes A. Kylstra con Francis J. Falajczyk como primer ser humano en respirar un fluido líquido por los pulmones. Además de un documental en el Atlántico Norte de vehículos submarinos, por National Geographic. La versión comercial de 1989 tuvo 135 minutos pero en 1993, Cameron lanzó la extendida de 163.
No hay comentarios:
Publicar un comentario