Se produce este mes el celebrado y esperado regreso a la gran pantalla de Alejandro Amenábar. Con una carrera, hasta el momento poco prolífica (tan solo seis películas), es junto a Pedro Almodóvar, uno de los directores más laureados de España. Para mí supone el mejor exponente de un cine mas internacional que también ha tenido continuidad con Jaume Balagueró y J.A.Bayona.
El debut cinematográfico de Amenábar en el largometraje no pudo ser más acertado y eficaz, y no menos arriesgado, lanzándose sin red con una película de suspense cercano al terror y con un tema tan peliagudo y controvertido como son las snuff movies. El director sorprendió a crítica y público con su descaro e inusual calidad en el cine español y supuso el inicio de un gran éxito y reconocimiento.
Con unos medios inicialmente muy modestos, el film se rodó, casi en su totalidad en la Universidad Complutense de Madrid, centro donde él mismo estudio, y causó un impacto cinematográfico a nivel nacional. La película irrumpió y arrasó en los Goyas, llevándose siete de ellos, incluido en la categoría de mejor dirección (novel) . Y a partir de ahí, la prensa publica empezó a seguir sus pasos.
Contrariamente a lo establecido en el género de terror, Alejandro se rebeló como un director sumamente estiloso. Su pautas en escena estaban debidamente cuidadas y recurrió (ni lo hace en la actualidad, ni en el resto de su filmografía) a efectismos propios de género, como son las trampas argumentales ni el celebre recurso de la sangre. Prueba de ello es la escena vista anteriormente en la que Ana Torrent pone un vídeo snuff y le baja el color hasta que la pantalla queda en negro. El hecho de escuchar los gritos solamente causó una reacción mucho más terrorífica
Las películas snuff tenían ya su propio interés en sí. Es innegable el morbo de ver una película, por mucho que pueda horrorizar, en la que se asesina a alguien. ¿O acaso no mira todo el mundo cuando hay un accidente en la carretera? ¿O cuando ponen un vídeo terrorista? Es decirnos que las imágenes pueden dañar la sensibilidad y más gente las ve. No hay que confundir estas películas con los vídeos con los que simulan muertes reales. La connotación de las snuff es que se escoge a una persona específicamente para rodar esa escena. De todos modos no ha podido demostrarse la existencia real de estas películas, llegan a ser más bien una leyenda urbana.
El trabajo del reparto fue de un nivel muy alto. Amenábar también se rebeló como un gran director de actores, recuperó a una actriz que no era desconocida como Ana Torrent que realiza un gran interpretación. Y sacó a la luz dos muy buenos actores, Fele Martínez, en su papel, y Eduardo Noriega, como el villano, con el que continuó en su siguiente película “Abre los ojos” (también con Fele)) y al que catapultó a la fama.
En España no se conocen o al menos, yo no las conozco o recuerdo, películas relacionadas con la temática snuff. Si las hay al otro lado del charco. Una de las más destacadas es “Asesinato en 8 mm” de Joel Schumacher y Nicolas Cage como protagonista.
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