FICHA TÉCNICA
Película: Regresión.
Título
original: Regression.
Dirección
y guión: Alejandro Amenábar.
Año: 2015.
Duración: 106 min.
Interpretación: Ethan
Hawke, Emma Watson, David Thewlis, Devon
Bostick, David Dencik, Lothaire Bluteau
Producción: Alejandro Amenábar, Fernando Bovaira y Christina
Piovesan.
Música: Roque Baños.
Fotografía: Daniel Aranjó.
Distribuidora: The Weinstein Company
CRÍTICA
SINOPSIS:
Un hombre se presenta en
una comisaría de policía y se confiesa culpable de un crimen pero no lo
recuerda. Con ayuda de un psiquiatra, utilizarán una técnica llamada regresión
para desbloquear su mente.
LO
MEJOR: Tras su
peripecias dramáticas en el biopic de denuncia (“Mar Adentro”) e histórico
(Hipatia - “Ágora”), Alejandro Amenábar vuelve al género que más le gusta y por
el cual se dio a conocer, el thriller de suspense e intriga. La película que
nos trae es como un cubo de Rubick, de tal manera que para componer una cara
del mismo color, a menudo caemos en el error de descolocar las otras. Porque el
argumento del film esta trabajado, no tiene fisuras, es cine de verdad. No hay
trampas ni trucos baratos, pero si importantes giros en ese cubo del que
hablábamos en los que no podemos despistarnos o caer en el desconcierto. La
narración posee cuantiosos detalles del cine del director español, como siempre
muy hitchcockianos (su gran referencia), con un suspense que no decae, en una
tensión constante. Amenábar mueve la cámara impecablemente, le da un uso vital
al tratamiento del sonido y la música y ambienta la historia en una fotografía
gris, opresiva y asfixiante.
Interpretación: Si a la espléndida labor de
Amenábar en la dirección de actores la unimos con un competente nivel del
reparto, el resultado es bastante satisfactorio. Ethan Hawke está como siempre,
es decir, efectivo. Es difícil verle fuera de sitio en un papel y nuevamente
cumple. Por otro lado Emma Watson ha dejado claro que ya no es la “Hermione” de
Harry Potter y se ha sacudido ese encasillamiento con un poderoso puñetazo en
la mesa. Sin embargo, tengo la impresión de que se podría haber explotado mejor
a otro de los actores que no hacen mucho ruido pero que siempre realizan un
buen trabajo, como es el caso de David Thewlis, el psiquiatra.
Escena
(spoiler): Hay
escenas que tienen un suspense brutal, como cuando el protagonista es
sorprendido en la cama por las maquilladas y encapuchadas caras de los
integrantes de la secta. O los consiguientes sueños (pesadillas) en los que
forma parte de un espeluznante ritual satánico. El giro final “made in
Amenábar” es la revelación en la que descubrimos que toda la historia es una
invención de Watson (Ángela), que no deja de ser irónico el nombre, para
comprender lo que está pasando.
LO
PEOR: Básicamente
el principal problema es que cuando un director mantiene una filmografía del
nivel de Alejandro, la sobregeneración de expectativas puede ser un incipiente
handicap. Es por esto, que cuando acostumbras al público a finales muy
impactantes, y llegas con uno que no lo es tanto puede haber cierta decepción.
CITAS:
“Los recuerdos están
tras una puerta de la cual no estan difícil encontrara la llave”. “Esto forma
parte de algo más grande”. “- Esto no puede ser real. - Claro que no es real”.
REFERENCIAS: Amenábar conecta con otros títulos
de su obra. Por un lado vuelve a tratar un tema considerado real pero que tiene
mucho de leyenda urbana, como ya hizo en Tesis, con las “snuff movies”. Y
también recuerda el tono onírico de “Abre los ojos”. En el tono, me recuerda a
la primera temporada de “True detective”. Se detectan también algunos (solo
algunos) nexos con “Los sin nombre”, de Balagueró.
CONCLUSIÓN:
7’5. Amenábar vuelve al
suspense escarbando en la psique humana.
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