Ni que decir tiene que el segundo proyecto en la dirección a cargo de Alejandro Amenábar fue seguida con gran expectación tras el éxito de su presentación en el mundillo del largometraje, con su ópera prima, “Tesis”. Con “Abre los ojos" el cineasta se confirmó como un especialista en géneros de intriga y suspense y que le abrió las puertas al mercado internacional.
Su segunda obra fue más ambiciosa. Colmado de la buena acogida de su anterior película, Amenábar se lanzó a un guión (escrito por el junto a Mateo Gil) nada usual en cuanto a lo que se espera de una producción española. Una historia nada convencional, llena de aristas, dobleces, metáforas y simbolismos, todo ello envuelto en un profundo toque de misterio y con cierto tono de ciencia ficción.
Alejandro jugaba con el mito de “La bella y la bestia”, pero aglutinado en un único personaje, creando numerosas simbologías en las dobles caras (nunca mejor dicho) pero tanto físicos como psicológicos. Incluso hay un plano en el que se puede observar una silueta en el espejo en la que vemos las dos caras al mismo tiempo
Se le han atribuido numerosas influencias, entre ellas “Matrix” o la novela de ciencia ficción “Ubik” de Philip K. Dick. Dichas especulaciones han sido negadas por el director. Personalmente creo que su inspiración viene de más atrás, concretamente del gran Alfred Hitchcock, tanto en la trama como en el modo de desarrollo, siempre escondiendo las cartas al espectador. Incluso Amenábar realiza un cameo en el film al igual que acostumbraba el maestro del suspense.
Como ya hiciera en “Tesis”, volvió a contar con dos de sus estiletes, éstos son Fele Martinez y Eduardo Noriega. Esta vez decidió darle el personaje central a éste último y proyectó en torno a él todo el argumento. Noriega no desaprovechó para nada la oportunidad y realizó una de sus mejores interpretaciones.
Nadie se imagina la enorme complejidad que supone rodar en una calle emblemática y principal de una ciudad como es Madrid. Pues imaginaos si además lo hace con toda ella como si estuviera deshabitada. Amenábar logró una de las secuencias más recordadas e impactantes de su filmografía, en plena Gran Vía de Madrid.
Escena que se repitió en el remake americano, “Vanilla Sky”, dirigido por Cameron Crowe y protagonizada por Tom Cruise. Penélope Cruz repitió en el mismo papel que ya hiciera en “Abre los Ojos”. Esta vez la calle elegida fue Times Square, que apareció asimismo vacía. El remake resulto un fiasco, puesto que no le llegaba ni a la suela de los zapatos a la obra original.
Muy intrigante, la vi hace un par de años y ahora tengo ganas de volver a verla. ¡Gran entrada!
ResponderEliminar