Suele figurar en las listas de películas con finales más indescifrables (no lo es tanto) y como uno de esos títulos que dividen al público, en el que unos la consideran una obra maestra y otros un producto infumable. Es lo que tiene la ciencia ficción de autor, sesuda, de significado no masticado, reflexiva. Es verdad que es una película extraña, compleja, que además tiene su puntito de terror, en su parte de monster movie. Personalmente me parece fascinante.
Gracias a uno de los realizadores más atrevidos e interesantes de la actualidad, Alex Garland. Que ya antes de lanzarse a la dirección, había destacado como guionista, tocando también la ciencia ficción, el terror y la distopía, escribiendo los libretos de películas como “La playa”, “28 días después” o “Sunshine” para Danny Boyle, o “Nunca me abandones”.
Debutó como director con la aclamada “Ex-machina”, lo que elevó considerablemente las expectativas para su segundo proyecto que fue precisamente “Aniquilación”, que aunque dividiera la opinión pública, dejó su impronta personal, como nuevamente haría con la serie “Devs” o “Men”, también con opiniones muy polarizadas. Con su última película la crítica, tanto profesional como de público, ha sido muy unánime, “Civil War”, incomprensiblemente olvidada en los Oscars.
Aun así, “Aniquilación” tuvo bastantes buenas críticas. En taquilla solo logró 40 millones de dólares, habiendo invertido 43 en ella. Pero aquí viene un matiz importante. Se estrenó simultáneamente en Netflix y en cines, y de forma muy limitada. De tal manera yo mismo no encontré un cine para verla. Algo que enfadó considerablemente a Alex Garland, que expresó que la película estaba hecha para estrenarse en salas, no en plataforma.
Con el tiempo, y no ha pasado tanto, se ha quedado como título de culto. Garland, que también escribe el guion, adaptó (algo que ya había hecho en varias ocasiones), una novela, “Aniquilación”, que era la primera parte de una saga llamada “Southern Reach” escrita por Jeff VanderMeer, y que se completaba con otras dos entregas, “Autoridad” y “Aceptación”.
El libro recibió el premio Nébula, distintivo para la literatura de ciencia ficción y fantasía, y fue el único que se adaptó. Una pena porque parecía muy interesante para continuar. VanderMeer afirmó que la interpretación que hace Garland de su historia es incluso más surrealista de lo que él la describía en su obra. Pero igualmente le dio su aprobación.
Garland la enfocó como una especie de sueño de la novela. El tono onírico está muy presente y la representación visual de ello exigía de unos efectos especiales a la altura. Es sorprendente el buen resultado de estos con un presupuesto no demasiado alto, logrando una estética visualmente bellísima, para conseguir la recreación de un submundo lleno de criaturas y vegetales con múltiples mutaciones.
Un mundo que transforma a los que allí están y, por supuesto, a sus visitantes. A los cuales copia, imita, clona. De ahí viene el hecho de figurar en este ciclo dedicado a las películas de “clones”. No obstante, la película tiene un significado más profundo. Es una metáfora sobre la transformación personal, que todos somos producto de nuestras experiencias, las cuales nos cambian, nos reconfiguran, donde hay un continuo ciclo de destrucción y nueva creación.
Para el papel protagonista se consideró a Tilda Swinton y Julianne Moore pero finalmente fue para la oscarizada Natalie Portman. La acompañaban Jennifer Jason Leigh (inicialmente se pensó en Frances McDormand), Tessa Thompson, Oscar Isaacs, Gina Rodríguez o Benedict Wong. Curiosamente la mayoría de ellos habían participado en películas de superhéroes aunque eso no tuviera nada que ver en la elección. Además, este género ha ejercido como una aspiradora de actores durante las últimas dos décadas.
Una de las grandes dudas sobre la historia está en torno al final. El "Resplandor", como lo llaman ellos, si parece de origen extraterrestre porque al principio hay una bola de energía que parece venir del cielo y se aloja en el faro. El "Resplandor" no es un ente maligno, no es destructor, solo transformador. Copia y replica todos los seres vivos. ¿Lo consigue con Lena (Portman)? No lo parece, ella misma destruye a su clon. Pero si ha afectado a su cuerpo la estancia allí, de ahí ese brillo en sus ojos al final. Sin embargo, a su marido si le han copiado.
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