Es
la tercera versión de la novela de Frederick Forsyth, y como es
lógico, cada vez se han ido alejando más del texto original, siendo la
versión de 1973 la más fiel, más libre la de 1997 y esta más todavía. Es perfectamente normal, si quieres
aportar cosas nuevas a la par que actualizas la fórmula respecto a
tu tiempo. Lo importante es mantener la esencia. Y aquí no solo se
mantiene sino que la hace crecer en virtud a tener un protagonista
que probablemente sea el mejor que se ha metido en la piel de este
asesino a sueldo. Porque Eddie Redmayne es un actor enorme, que se le
puede meter entre los más grandes de la actualidad sin ningún
problema. Versátil pero que a priori costaba verle en un papel de
este calado. Sin embargo, lo ha bordado, Redmayne le aporta unos
matices que humanizan al personaje pero sin dejar de mostrar su
frialdad, lo
que le acerca más al perfil de un psicópata que al de un
profesional, lo cual no se veía en los anteriores inquilinos del
personaje, ni a Edward Fox ni a Bruce Willis. Son versiones
diferentes, ni mejores ni peores, pero si es verdad que Redmayne le
ha hecho más tridimensional. La historia se narra desde dos puntos
de vista, por un lado la persecución a la que es sometido, y por
otro, la preparación y elaboración supersofisticada de la ejecución
de sus objetivos. Además, incluso notándose que se alarga de más
en ocasiones, no deja de resultar entretenida gracias a un guion que
gira constantemente. En el reparto le acompañan una bastante mejor
de lo esperado Úrsula Corberó, Lashana Lynch (aquí si podrían haber
elegido mejor) y Charles Dance. Muy recomendable. 8.
Ella
Purnell se está confirmando como un valor seguro en televisión y
mucho están tardando en darle papeles de relevancia en películas.
Porque personalmente se está convirtiendo en una de esas actrices
que hacen que donde participe, de repente, me resulte interesante. Si
bien, la descubrí en “Yellowjackets”, allí formaba parte de un
reparto más coral. En “Fallout” compartía el protagonismo con
otros dos, aunque ahí ya acaparó más la atención. Pero es que
aquí no solo es la protagonista absoluta, es que es el motivo para
ver esta serie. Ella es la serie. Está fantástica, su Rhiannon
Lewis es un personaje adorable, a pesar de ser también una
psicópata. Pero desde el primer minuto te haces del Team Rhiannon.
Es una especie de mezcla entre el Joker de Joaquin Phoenix, Carrie y
Dexter. Solo lo digo como referencias porque tiene personalidad
propia. Ahora que la historia se mueve más en el terreno de la
comedia negra que en el thriller, y ahí funciona de maravilla porque
es muy divertida a la par de adictiva, me la he visto en dos sentadas
(solo tiene seis episodios). No obstante, no es simple diversión,
habla del bullying, de los traumas juveniles, de las personas rotas
y, sobre todo, de las consecuencias que eso puede suponer para las
víctimas y para los que a su vez pueden convertirse en sus
víctimas. Y ojo, que no tiene ningún problema con mostrar la
violencia explícita. Ha sido renovada para una segunda temporada,
antes incluso de terminar de emitirse la primera, y yo, desde luego,
voy a verla. De
hecho, si no está entre mis series nuevas favoritas de este año es
que el 2025 va a ser muy bueno. 7.
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