Christopher
Landon como director, ha tendido a la mezcla de géneros, donde los
permanentes han sido la comedia y el terror, incluso hibridados con
el fantástico y la ciencia ficción. Curiosamente aquí no vemos
ninguno de ellos, pero si algo que se le apreciaba cuando solo era
guionista, especialmente en el libreto que escribió para
“Disturbia”, que casi parecía un remake modernizado de “La
ventana indiscreta”. Aquí no escribe, pero da la impresión de que
se lo ha pasado bomba emulando al maestro del suspense, Hitchcock. Es
imposible no acordarse de él con la trama de la película. Ojo, no
estoy diciendo que aquí se despliegue ese nivel de talento, pero si
es brillante como consiguen estirar el chicle sin que se note ningún
letargo. Todo lo contrario, me parece un entretenimiento más que
competente, donde prima la incertidumbre de como va a salir de esa
situación la protagonista, de quien la está haciendo eso, más que
de porque le está pasando. Para desarrollar la intriga de forma
eficiente es muy importante el decorado, porque prácticamente se
lleva a cabo en un único escenario, y las dimensiones del mismo
ofrecen muchas posibilidades. Es por eso que lo único que me falla
es precisamente cuando rompe con sus propias reglas, y eso es en la
parte final, que además de típica resulta inverosímil.
Temáticamente, avisa del peligro de la apps de citas y de la enorme
información que dejamos a la vista de cualquier extraño en las redes
sociales.. Pero sobre todo, es un dardo envenenado a aquellos que
dejan el móvil sobre la mesa del restaurante durante la cena. Por
cierto, Meghann Fahy sostiene la película casi solita. 7.
Hay
dos características que comparten los
títulos anteriores de Mel Gibson como director. Una, que tanto “Braveheart”, “Apocalypto”, “La Pasión de Cristo” como
incluso “Hasta el último hombre”, son películas de envergadura,
ambiciosas. La otra es que tienen un gran sentido autoral. Bueno,
pues todo eso no está en esta, que podría haber sido realizada por
cualquiera. ¿Porqué lo ha hecho? No sé como estará la cuenta
bancaria del australiano pero tiene toda la pinta de ser para ganar
pasta, incluso es posible que para un producto posterior más
personal. Porque lo cierto es que a pesar de las malas críticas, ha
sido plenamente rentable. Y
ojo, que no tenga la personalidad de anteriores obras no significa
que no esté bien dirigida. De hecho, la verdad es que me ha
resultado bastante entretenida. Tiene un buen ritmo y además la
duración justa. Con ese título que le han dado en España, de
película de Antena 3 un domingo después de comer, aunque el
verdadero no es mucho mejor (“Flight risk”, “Riesgo de fuga”),
Gibson saca adelante un thriller de suspense en prácticamente un
único escenario, y bastante reducido, y tengo que decir que
funciona, si nos atenemos que su única pretensión es entretener, y
eso lo hace. Sabiendo jugar con las dos tramas que maneja, la que
está ocurriendo dentro del avión, y la que vamos siguiendo a través
de la radio, que ocurre fuera de él. Y con solo tres personajes
(visibles), donde Mark Wahlberg se nota que se lo está pasando
como un niño, porque no está haciendo meramente de un matón a sueldo sino
de un psicópata, pero donde la verdadera protagonista es Michelle
Dockery. Topher
Grace completa el reparto. En definitiva, un aceptable pasarratos. 6.
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