El estreno de “Karate Kid Legends”, como producto de la resurrección de la saga gracias a la exitosa serie de Netflix, “Cobra Kai”, nos sirve para continuar el ciclo sobre el artes marciales. Y lo haremos escogiendo títulos que las muestren de formas variadas y con distintos estilos, ángulos y nacionalidades. Comenzando con un absoluto clásico del género aunque en su vertiente de cine de samuráis.
De hecho, lo que son artes marciales más bien se ven poco y ni tan siquiera las coreografías de peleas y combates están demasiado elaboradas. Pero no creo que haya ninguna duda de que es una de las películas imprescindibles de temática oriental. De hecho se considera una de las diez películas más influyentes de la historia del cine. Probablemente la obra más importante de su director.
Lo que ya decir mucho pues estamos hablando de nada menos que Akira Kurosawa, el autor de títulos, entre muchos otros, como “Dersu Uzala”, “Yojimbo” (la película en la que se basó Sergio Leone para su “Por un puñado de dólares”, con la que iniciaba su “Trilogía del Dólar”), “Rashomon”, “El infierno del odio” o “Ran”.
Un cineasta que miraba mucho a Occidente para inspirarse. Por ejemplo, precisamente “Ran” es una adaptación, a su manera, de “El rey Lear”, porque a Kurosawa le interesaban mucho los personajes shakespearianos. Aunque su mayor referente, sin duda, era John Ford, al cual reconoció, en varias ocasiones, admirar. Y su influencia en su obra es más que evidente. No en vano se le llamó el John Ford japonés.
Esto se debe a que Kurosawa trataba muchas de sus películas como western. Y probablemente esta más que ninguna. La cual sirvió como inspiración para uno de los clásicos del género más conocidos, “Los siete magníficos”. Si, así es, me hacía mucha gracia como cuando hicieron una versión de esa película, a cargo de Antoine Facqua y como Denzel Washington como protagonista, muchos se llenaban la boca diciendo que preferían la original.
Sin embargo, la original no era “Los siete magníficos” de John Sturges, con Yul Bryner y compañía, sino precisamente esta. La cual influyó, junto con en general el resto de la obra del cineasta japonés, en directores de la talla de Sam Peckinpah primero y George Lucas (su “Star Wars” es un claro ejemplo), Steven Spielberg o Martin Scorsese.
La producción estaba a cargo de los ahora míticos estudios Toho, especializado en películas de monstruos y de anime (como el de los estudios Ghibli). De hecho, ese mismo año se estrenaba “Japón bajo el terror del monstruo”, lo que sería la primera película del que sería su kaiju favorito, Godzilla. Y a la postre Toho produciría varias películas más de Kurosawa, a pesar de que para esta estuviera en constante gresca con él.
De hecho, llegaron a cancelarle la producción hasta en dos ocasiones. A lo cual Kurosawa reaccionaba, literalmente, yéndose a pescar, seguro de que el estudio la retomaría pues había invertido demasiado dinero ya en la película como para dejarla sin estrenar, lo que podría desembocar en la quiebra. No obstante, el enfrentamiento con el cineasta era continuo.
Kurosawa había esperado varios años para desarrollar el proyecto esperando la caída del gobierno de ocupación instaurado en Japón en 1945, tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial. Cuando lo hizo, presentó un guion de 500 páginas. Si contamos, a grosso modo, que cada página equivaliera a un minuto de metraje, estaríamos hablando de una película de más de ocho horas. Por supuesto, se vio obligado a reducirlo drásticamente.
Aun así, el metraje se fue hasta los 205 minutos, casi tres horas y media, la película más larga de la carrera del director. La cual tuvo un rodaje repleto de problemas a causa del tiempo, con mucho frío y lluvia, pues Kurosawa se empeñó en no rodar en un estudio, construyendo un pueblo entero para darle a la historia mayor realismo, pero se elevó considerablemente el presupuesto.
Que se fue hasta los 120 millones de yenes, que al cambio era medio millón de dólares. Aunque recaudó el doble, un millón, considerándose un éxito razonable dado su limitado estreno internacional. Casi todo corresponde a lo recaudado en Japón. Confirmó a Toshiro Mifune como actor fetiche de Akira Kurosawa. Fue nominada en los Oscars a la dirección artística y el vestuario. Y ganó el León de Plata en la Mostra de Venecia.
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