FICHA
TÉCNICA
Título:
Weapons.
Dirección:
Zach
Cregger.
País:
Estados
Unidos.
Año:
2025.
Duración:
128
min.
Género:
Intriga,
terror,
thriller.
Interpretación:
Josh
Brolin, Julia Garner, Alden Ehrenreich, Austin Abrams, Cary
Christopher, Benedict Wong, Amy Madigan, Toby Huss.
Guion:
Zach
Cregger.
Producción:
Roy
Lee, Zach Cregger, Miri Yoon, J. D. Lifshitz, Raphael Margules.
Música:
Ryan
Holladay, Hays Holladay, Zach Cregger.
Fotografía:
Larkin
Seiple.
Distribuidora:
Warner
Bros.
CRÍTICA
SINOPSIS: A
excepción de uno, todos los niños de una clase desaparecen una
noche, a la misma hora y corriendo de la misma manera. El hecho
afecta a toda la comunidad y varios de sus miembros se empeñan en
buscar una explicación.
LO MEJOR: Lo
digo así de claro, lo más original del año hasta ahora, ha venido por parte del terror. Un género que habitualmente no precisa de
grandes presupuestos ni mastodónticas campañas publicitarias y que
a poco que sepan tocar la tecla, son rentables incluso en su primer
fin de semana de estreno. Lo cual hace que la mano de la creatividad
se les abra a sus directores. Un detalle que deberían hacerse mirar
en otros géneros. Porque si hace una semana alababa este aspecto,
como creadores totales, de los hermanos Philippou (“Devuélvemela”),
y como cineastas muy a tener en cuenta para el terror venidero, ahora
voy a decir exactamente lo mismo pero con Zach Cregger. Como ellos,
también escribe sus guiones , y como ellos también ha superado su
anterior ya muy buena obra, “Barbarian”. Y como ese terror
original de este 2025, funciona mejor cuando no es puro, cuando viene
mezclado (pero no agitado) con otros géneros. Porque aunque tiene
suficientes elementos para considerarlo terror, mayoritariamente
camina por el sendero de la intriga, y eso hay que tenerlo muy en cuenta. Gracias a ese método de
narración de historias cruzadas, un tanto Tarantiniano, de forma que
cada una de ellas sea una pieza más para resolver el rompecabezas.
Para colmo, todo está salpicado con bastante humor negro. Eso
sí, cuando aparece el terror puro lo hace de forma explosiva,
sin anestesia. Sean bienvenidas todas estas propuestas originales,
fuera de franquicias, independientes y frescas.
Interpretación: Vaya
año de Julia Garner, que lo empezó con “Hombre lobo”, que hace
unas semanas hacía de villana en “Los Cuatro Fantásticos, primeros
pasos” y que ahora es una de las protagonista de esta. Todos
personajes distintos entre sí, lo que nos habla de su enorme
versatilidad. Bien acompañada por Josh Brolin, esta vez. Y por
secundarios como Benedict Wong o Alden Ehrenreich. Pero quién, sin
duda, se roba la pantalla cada vez que sale en ella, es Amy Madigan.
Me recuerda a lo que hizo Nicholas Cage hace un año en “Longless”,
una participación breve pero absolutamente impactante y aterradora.
Escenas (SPOILERS!!): Hay
películas que dejan una imagen totalmente reconocible e icónica.
Por ejemplo, en “La invasión de los ultracuerpos”, la mano
señalando a los todavía humanos. Pues aquí han podido crear otra
de esas, en cómo corren los poseídos a toda velocidad y con los
brazos extendidos lateralmente. En cuanto al terror, cuando hace
aparición, como decía, lo hace estallando, como cuando Marcus
(Wong) mata brutalmente a su compañero y luego sale en busca de
Justine (Garner). O como la escena de los tenedores. Y, desde luego,
como toda la persecución final, con los niños atravesando los
cristales de las ventanas de las casas por las que van pasando hasta
alcanzar a Gladys (Madigan) para terminar desmembrándola.
LO PEOR: Es
posible que se pase rizando el rizo en su iniciativa de recomponer la
historia global a través de las subhistorias de varios personajes
porque no funcionan todas tan bien como otras y se ve obligada a repetir
muchas veces el mismo planteamiento. No molesta pero si se aprecia.
REFERENCIAS: Utiliza
la estructura narrativa de Paul Thomas Anderson en “Magnolia” o
Quentin Tarantino en “Pulp fiction”, pero es una historia que se
siente muy del tipo que le gustan a Stephen King.
CONCLUSIÓN: 7’5. Es cierto que el terror es solo uno de los géneros y no precisamente el dominante, pero cuando hace acto de presencia, irrumpe para poner la guinda a una intriga cuyas microhistorias son la verdadera salsa de este guiso.
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