martes, 26 de agosto de 2025

Escenas Míticas: Artes Marciales - Kill Bill Vol.1

 

 
  Quentin Tarantino siempre se ha mostrado como un amante del cine de género y además de la serie B en particular, tras años de consumirlo mientras trabajaba en un videoclub. Y tras varias películas de gangsters, su deseo era ir homenajeándolo. Y en esta ocasión lo haría con el cine de artes marciales al más puro estilo de la década de los setenta, principalmente.




   Hacer una de kung fu, eso es lo que le dijo a Uma Thurman durante el rodaje de “Pulp fiction”, cuyo personaje allí, Mia, le contaba a Vincent (Travolta) que había hecho un episodio piloto para una serie sobre un escuadrón de mujeres asesinas que no distaba demasiado del que formaba parte la protagonista de “Kill Bill”. Uma Thurman ya fantaseaba con el personaje cuando rodó “Pulp fiction” y Tarantino tomó nota.



   Después se iría a rodar “Jackie Brown”, también uno de esos géneros de serie B, blackexploitaiton, pero a continuación le mandó a Thurman un guion como regalo en su treinta cumpleaños, el de esta película, el presente que a su vez era un ofrecimiento de ese personaje del que habían hablado en “Pulp fiction” y que Tarantino escribió con ella en mente como protagonista.



   Un libreto que constaba de 220 páginas, a aproximadamente un minuto por página, daban como resultado una película de unas cuatro horas, que finalmente se decidió cortar en dos partes, dos volúmenes, y estrenarlos por separado. Es por eso que para Tarantino “Kill Bill” es una sola película, aspecto importante si contamos como cierta su intención (amenaza) de realizar tan solo diez películas.



   De hecho, se llegó a editar una versión con los dos volúmenes unidos en uno, titulado “The whole bloody affair”, que eliminaba el cliffhanger final del primero y la intro de enganche del segundo. Y ofrecía cambios como mostrar toda la batalla con los 88 Maníacos en color y algunos añadidos en escenas de violencia, como por ejemplo, que al personaje de Sofie Fatale le cortaban los dos brazos y no solo uno.



   Porque el uso de blanco y negro en parte de toda la secuencia final se interpretó como un homenaje al cine de antes, de los setenta, y algo de eso también había, pero sobre todo fue para sortear a la censura, que les habían pedido rebajar la violencia. Tarantino no cortó nada, simplemente la cambio parcialmente a blanco y negro. Porque en toda esa parte, se llegaron a usar más de 500 litros de sangre.



   Para el personaje de Bill no estuvo tan claro. Se llegó a hablar con Jack Nicholson, Kurt Russell, Mickey Rourke, Ryan Reynolds y Warren Beatty, el favorito de Tarantino, pero finalmente el elegido fue David Carradine, icono de las artes marciales gracias a su protagonismo de la serie “Kung fu”. Otra resurrección de la mano de este director. Aunque en este volumen no llegamos a ver su rostro.



   Les acompañaban Daryl Hanna, Vivica A. Fox, Chiaki Kuriyama, (la ya icónica Gogo Yubari), Michael Parks, y una Lucy Liu que, pese a la preferencia de escoger a una actriz japonesa, a Tarantino le había gustado tanto en “Shangai kid”, que le dio el papel y readaptó el personaje para ella, dándole esa mezcla de orígenes chinos, japoneses y americanos, incluso haciendo girar una escena en relación a ello. También apareció un mítico del cine de artes marciales setentero, Sonny Chiba y Jun Kunimura, a quien había visto en una película que al cineasta le encantó, “Audition”.



   La historia está inspirada en el anime “Blood, the last vampire”, aunque al personaje venía más de “Lady Snowblood”, película de los setenta. Pero básicamente tiene la estructura y temática de otro subgénero de serie B, el “rape and revenge”, donde una protagonista femenina es violada, torturada o dada por muerta (a veces los tres), se recupera y procede a llevar a cabo su venganza de todos sus agresores.



   Es más, se hace un doble significado de la palabra Bill, que en inglés también significa cuenta, por tanto, el título sería “Saldar cuenta “. Además, Tarantino obligó a Uma Thurman a ver tres películas para su personaje; “The killer” (John Woo), “Coffe” (con Pam Grier, a quien acababa de resucitar también en “Jackie Brown”)y “Por un puñado de dólares” (Sergio Leone). Y el mono amarillo que lleva al final es un claro homenaje al que llevaba Bruce Lee en “Juego con la muerte”.



   Aunque hubo voces críticas con la excesiva devoción de Tarantino por el cine de artes marciales, las críticas fueron generalmente positivas. Costó 50 millones de dólares y recaudó 180 en taquilla. Y quedaba la mitad del viaje.

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