Lo que se llamó “Barbenheimer”, y aunque las películas fueran tan diametralmente distintas e incluso fueran destinadas a públicos muy diferentes, supuso un gancho publicitario que hizo que el interés por verlas las retroalimentaran entre sí. Llegando la película de Christopher Nolan hasta los 985 millones de dólares, habiendo invertido 100 en ella, y la de Greta Gerwig a los 1445, la más taquillera de ese año, habiendo invertido 130.
Una Greta Gerwig que ya había imprimido un marcado tono feminista en sus dos anteriores películas como directora, “Lady Bird” y “Mujercitas”, con las que incluso llegó a conseguir varias nominaciones para los Oscars, tanto para la dirección como para el guion, la hacía en una elección perfecta para llevar a cabo el tono que pretendía dársele a la película.
Aunque también fue considerada Patty Jenkins (“Wonder Woman”). El trabajo tras la cámara de Gerwig volvió a ser alabado y también volvió a ser nominada al Oscar. En total fueron siete nominaciones, que, a parte de la dirección, fueron para mejor película, guion adaptado, diseño de producción, vestuario y dos canciones. Solo consiguió transformar uno en premio, precisamente una de las canciones, la de Billie Eilish, el que fue su segundo Oscar consecutivo.
El éxito de la película a nivel de crítica y taquilla hizo pensar rápidamente en una posible secuela, de lo cual hubo noticias de confirmación al respecto pero fueron desmentidas posteriormente. Ahora no se sabe muy bien si ese proyecto está en marcha o no. Desde luego, tanto los protagonistas de la película como la directora, no la tienen agendada entre sus futuros. Greta Gerwig, de hecho, lo siguiente que va a hacer es una nueva adaptación de la saga literaria “Las crónicas de Narnia” para Netflix.
El motivo del éxito de “Barbie” es que no era una película basada en un juguete sin más. No, su directora le imprimió un claro mensaje feminista. Es decir, acerca de la igualdad de géneros y no sobre la superioridad de uno sobre el otro. Es más, lo que parodia precisamente es esa lucha de sexos.
Hay que considerar que en el universo de la muñeca Barbie, es el hombre el que tiene un rol secundario. Además, rompía con la idea de que las muñecas eran emulaciones de niños, por lo que las niñas solo podían ejercer de “madres”. Sin embargo, Barbie era una muñeca adulta, con casa, coche y un trabajo en el que, en el mundo real, las mujeres estaban relegadas a un segundo plano.
No obstante, su significado como icono tampoco estuvo exento de polémica, acusada de mostrar un perfil de mujeres estereotipado, de una perfección difícil de alcanzar, representando un físico extremadamente delgado pero con curvas muy marcadas, lo que la sexualizaba, y con una forma de vestir siempre muy femenina.
A muchos les extrañó que dos estrellas del calibre de Margot Robbie y Ryan Gosling hubieran aceptado participar en un proyecto, a priori, infantil. Luego veríamos que no lo era. Para Barbie, aunque inicialmente se había pensado en Anne Hathaway, la elección de la Robbie, que prácticamente era una Barbie a tamaño natural, era bastante acertada. Le acompañaron un reparto lleno de nombres conocidos como América Ferrara, Kate McKinnon, Will Ferrell, Michael Cera, Emma Mackey o Samu Liu. Y Rhea Perlman ("Cheers") como la creadora de la muñeca.
El diseño de producción es impresionante. Recrearon una Barbieland en cartón piedra, para acrecentar el efecto de juguete, en lugar de usar CGI, usando tanta pintura rosa, en al menos cinco tonos diferentes, que hicieron que escasearan las reservas a nivel nacional, aseguran. Consultaron a Peter Weir para ver como hacer un mundo artificial, con un cielo no real, como en "El show de Truman". Y en cuanto al vestuario, se tomaron como referencia las décadas de los cincuenta y sesenta, en concreto a la figura de Brigitte Bardot.
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