martes, 24 de junio de 2025

Escenas Míticas: Coches - Baby Driver

 


   No son carreras de coches, al menos no en circuitos profesionales, pero sí persecuciones por las calles de la ciudad, de la mano de un experto conductor “fichado” para fugas de robos de bancos. Una película que en su momento me pareció lo que a muchos les encanta decir, sobrevalorada, pero que vuelta a ver si reconozco que es muy divertida, como es marca de la casa de su director, Edgar Wright.




   Un proyecto ya anhelado por este cuando estaba rodando su desternillante Trilogía del Cornetto, entremedias de la cual estrenó la no menos loca “Scott Pilgrim contra el mundo”. Después vino la que hoy comentamos y tras ella cambió radicalmente de tercio con la, hasta la fecha, única película sin nada de comedia, de su filmografía, “Última noche en el Soho”. Este año estrenará el remake de la que aquí conocimos como “Perseguido”.



   Como habitualmente en el resto de su obra, Wright escribe y dirige, lo cual le da un sello personal a sus películas. Porque hay algo que no se puede negar y es que es un cineasta especial, con una puesta en escena muy atrevida, nada convencional. Y aunque esta sea su única película sin elementos fantásticos, se hace notar y mucho su mano.



   Aquí quiso plasmar su obsesión por la música en conjunción con la velocidad y los coches. Este aspecto es llevado al extremo porque si algo tiene de especial esta película es la compenetración de la música con las imágenes, llegando a planificar las coreografías de las persecuciones como auténticos números de baile. En ocasiones de forma tan descarada que hasta los disparos coinciden con golpes de sonido en las canciones.



   Porque la música de la película la componen una larguísima playlist de los más variado, con grupos como Blur, Run the Jewels, Sky Ferreira, Queen, Jon Spencer blues, Golda Earring o los Beach Boys, entre muchos otros. Al parecer consultó con James Gunn, que estaba preparando “Guardianes de la galaxia 2”, para que los títulos elegidos por uno y otro, no coincidieran.



   El propio título de la película hace referencia a una canción de Simon and Garfunkel. Y es que el gusto de Edgar Wright por la música viene de lejos. No en vano también ha dirigido varios videoclips, sean relacionado con sus películas, como “Black Sheep”, cantada por Brie Larsson, o no.



   Para el protagonista el elegido fue Ansel Elgort, que era conocido por la lacrimógena “Bajo la misma estrella” y la participación en la saga “Divergente”, curiosamente ambas junto a la actriz Shailene Woodley. Más tarde volvía a demostrar sus habilidades en el ámbito musical en el remake de “West side story” a las órdenes de Steven Spielberg. Al parecer Elgort se pasó todo el rodaje como su personaje, escuchando música de un Ipod.



   En el reparto le acompañaban varios nombres conocidos, como Lily James, Jamie Foxx, Jon Hamm, Eiza González, Jon Bernthal y Kevin Spacey. Fue cuando a este último se le acusó de abusos sexuales. Decidieron no sustituirlo y volver a rodar sus escenas, pero si le excluyeron de todos los actos y eventos de promoción de la película.



   Edgar Wright pasó bastante tiempo entrevistándose con criminales, especialmente ladrones de bancos. De lo cual concluyó que las persecuciones debían ser reales, rodadas por especialistas pero con efectos prácticos, no digitales. Además, le dio mucha importancia a los colores, como los del vestuario de los personajes, o como los de los diferentes iPods del protagonista, que representaban estados de ánimo o intenciones.


   Por cierto, el motivo de que el personaje principal lleve constantemente auriculares es porque padece tinnitus, es decir, un continuo zumbido en los oídos. La película fue un absoluto éxito, tanto de crítica como de público. Costó 34 millones de dólares y recaudó 226 en taquilla. Además fue nominada a los Oscars en las categorías de montaje, sonido y efectos sonoros.

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