Si decíamos que Chucky probablemente sea el muñeco más famoso de la historia del cine, en la última década Annabelle le ha recortado distancias, también en el ámbito del terror, también inspirada en un hecho supuestamente real y en la leyenda negra de una muñeca encantada que aterrorizó a unos estudiantes en los años setenta mediante diversos sucesos extraños que les llevaron a recurrir a varios especialistas en parapsicología.
La película pretende mostrar el origen de la historia pero hay que decir que este es totalmente inventado. La verdadera muñeca era una más de la serie Raggeddy Ann, comercializada por una empresa juguetera y que tuvo un gran éxito de ventas a partir de 1969. Fue un regalo de la madre de una estudiante de enfermería que junto a su compañera de piso empezaron a notar cosas extrañas.
La muñeca parecía moverse sola, aparecía en distintas posturas y en diferentes lugares a los que la habían dejado previamente. Además de empezar a aparecer mensajes sin sentido con frases como “Ayúdanos” o ¿Me echas de menos?. Cuando los fenómenos fueron en aumento, recurrieron a una médium que les dijo que la muñeca estaba habitada por el espíritu de una niña llamada Annabelle Higgins.
Cuando los fenómenos aumentaron todavía más, llamaron a un cura que a su vez contactó con los demonólogos Ed y Lorraine Warren, que les dijeron que Annabelle no existía y que era un demonio con la intención de poseer a su dueña. Por lo cual decidieron llevársela y conservarla en su Museo de Ocultismo, donde hoy sigue estando. Esa escena es la que se recrea en el prólogo de “Expediente Warren”.
Con ella hacían un breve adelanto de la película que pasaría a formar parte del Warrenverso, que llegaría en 2014, “Annabelle” y que dirigió John Robert Leonetti, habitual director de fotografía del propio James Wan. También iba a ser el elegido para esta precuela pero finalmente Wan se decantó por David F. Sandberg tras ver su trabajo en “Nunca apagues la luz”, del cual quedó impresionado.
Aunque Sandberg no estaba interesado en secuelas de terror, aceptó cuando le aseguraron que podía hacer una película totalmente independiente en su desarrollo, pero que sí debía conectar con la película precedente. Además de incluir una escena post créditos para hacer un nuevo adelanto de un personaje del Warrenverso, que fue “La monja”.
David F. Sandberg quería salirse de su típica puesta en escena de sus cortos, planificados casi plano por plano, para aplicar a la precuela de “Annabelle” un estilo más clásico. De hecho, se inspiró como influencias en títulos como “La casa encantada” (1963) y “El resplandor”. Además, tomó la decisión de suavizar los rasgos de la muñeca para hacerla más creíble como juguete infantil. A mí me sigue pareciendo horripilante.
Dicho sea de paso, la verdadera Anabelle tiene una apariencia mucho más amable y menos amenazante, a la cual hacen un guiño en las tres películas que se centran en ella, apareciendo en un momento dado en todas ellas. Pero para la película prefirieron un diseño que diera más miedo ya de entrada, ya desde “Expediente Warren”.
Además, se hacen varios guiños a "El mago de Oz", como la figura de Dorothy, el espantapájaros en la pared, el hacha del hombre de hojalata, el peluche del león o los zapatos rojos. Hubo otra secuela más, "Annabelle vuelve a casa", pero la más exitosa y con mejores críticas, y me atrevo a decir que es la mejor película de todo el universo Warren después de las dos películas dirigidas por James Wan. Costó 15 millones de dólares y recaudó nada menos que 306 en taquilla.
En el reparto había nombres como Anthony LaPaglia o Miranda Otto, pero las verdaderas protagonistas eran las niñas, algunas de ellas se han hecho populares después; como Lulu Wilson ("Becky"), Talitha Bateman, Grace Fulton ("Shazam"), Tayler Buck ("Superman y Lois"). Y cuenta con los cameos de Patrick Wilson y Annabelle Wallis.
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