La he visto posteriori, cuando ya estaba acabada. Cuando una serie lleva varias temporadas y muchos episodios emitidos me da cierta pereza escalar esa montaña ante la cuantiosa oferta de televisión actual. Pero la avalancha de premios y recomendaciones en relación a ella terminó por convencerme. Y el veredicto ha sido que sí, efectivamente es buenísima. No solo eso, es una de las mejores series, y el tiempo lo confirmará, del siglo XXI. Ante cuatro temporadas y 39 episodios, de una hora previsiblemente bastante densos pensaba intercalar entre esas temporadas las de otras series. No he podido, he devorado las cuatro seguidas, y eso es de lo mejor que se puede decir de un producto televisivo.
DE JR A ANGELA CHANNING.
Porque viene a ser una actualización, y no lo digo de forma despectiva sino todo lo contrario, de los culebrones televisivos que lideraron sus franjas de audiencia en los ochenta. Historias sobre grandes dinastías empresariales. De tal manera que si cambiamos los pozos de petróleo y los viñedos de “Dallas” y “Falcon Crest” por una empresa de comunicación, y a JR y Angela Channing por Logan Roy, tenemos “Succeccion”, eso sí, debidamente actualizada a nuestros tiempos y más centrada en la parte de los negocios, aunque curiosamente prácticamente no vemos nada acerca de cómo funciona por dentro sino más en la sala de máquinas, en las altas esferas. Algo que también tiene en común con esas series ochenteras. Y es que, como ellas, de lo que realmente habla es de una familia disfuncional. Algo así como lo que también hace “Yellowstone”.
TODOS SON BUENOS, TODOS SON MALOS.
Buenos son todos los integrantes de un reparto magnífico. Todos es todos, desde los principales hasta los más secundarios, en un casting tremendamente coral, sin estrellas de relumbrón pero con excelentes actores de los cuales muchos nos suenan sus caras de verlos en películas aunque nunca como protagonistas. Sin duda, el que más destaca es Brian Cox, que cuando está en pantalla es Dios. No obstante, es la segunda línea tras él la que eleva esta serie a otro nivel, gracias a Jeremy Strong, Sarah Snook y, gran sorpresa, Kieran Culkin, que están excelsos en sus personajes. Sin olvidarnos, tan solo un paso por detrás, a Matthew Macfadyen o Alan Ruck. Pero donde además podemos ver de forma más esporádica a intérpretes de la talla de James Cromwell, Holly Hunter o Alexander Skarsgard, o Adrien Brody, entre otros.
Y malos porque todos sus personajes lo son. No se salva ni uno. Es imposible empatizar con ellos y en cuanto te decantas por alguno, en el siguiente episodio te lo tira por tierra. Son personajes de escasa o nula calidad ética o moral. Envidiosos, prepotentes, trepas, soberbios, déspotas. Lo dicho, no puedes empatizar y, evidentemente, es adrede. Así debe ser porque la serie retrata el mundo empresarial como un nido de serpientes, buitres y hienas. Y aún así te enamoras de ellos, no por lo malos que son sus personajes sino por lo buenos que son como personajes.
DIÁLOGOS CON PÓLVORA
No hay ni una sola escena de acción. Ni tiroteos, ni persecuciones, ni tan siquiera un simple puñetazo. Todo es diálogo e interpretaciones desarrolladas en escenarios tan pasivos como salones, eventos sociales, salas de reuniones, despachos u hoteles. Aún así, los episodios se pasan volando en virtud de un ritmo altísimo pero basado en diálogos que se escupen como si salieran de una ametralladora, que recuerdan un poco a Aaron Sorkin, en un guion plagado de conversaciones agresivas, en muchas ocasiones violentas, y con frases afiladas como cuchillas de afeitar. Y dirigidos de forma vibrante con un sorprendente uso de la cámara al hombro y el zoom.
VENCEDORES Y VENCIDOS
Me hace gracia que muchos vean a Tom (Macfadyen) como vencedor. Si Tom es elegido como Consejero Delegado es porque le demuestra a Matsson que será un hombre de paja perfecto, quien incluso le consiente que hable de como desea sexualmente a su mujer, porque piensa gobernar la empresa a su antojo. Sin embargo, el personaje clave de la fase final es Shiv (Snook). Es ella quien decanta la balanza en la votación final y creo que es la más inteligente. Tras múltiples desplantes tanto de su padre como se sus hermanos, Shiv tiene la posibilidad de vengarse de Mattsson y Tom o de Roman (Culkin) y Kendall (Strong). Su motivo para no votar a Ken es doble. Primero, no le ve adecuado por su inestabilidad mental y su comportamiento cuando ha estado en el poder, además de siempre relegarla a un segundo plano. Votando en contra consigue un saco de millones, que ninguno de sus hermanos gobierne y recuperar su matrimonio para poder criar a su futuro hijo. No obstante, creo que todos son perdedores, unos más que otros, pero comparándola con un Roman totalmente desmoronado psicológicamente y un Kendall absolutamente fracasado, creo que es la que menos pierde.
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