La
considero una de las mejores películas del MCU precisamente por no
parecer que pertenece a él. Por ser más una space opera que una
película de superhéroes. Por, a pesar de ser parte de los
Vengadores, funcionar perfectamente de forma independiente. Y por
tener un estilo propio saltándose la dictadura narrativa y estética
de Kevin Feige.
Muy pocos lo han logrado. Que Feige sea el productor de todas las películas del Universo cinematográfico de Marvel tiene aspectos positivos, el principal es la coherencia interna precisamente como universo cohesionado, algo que siempre se le ha tachado a la competencia, DC, de no tener. Por contra, lo que sí tiene y Marvel no, es personalidad de autoría.
En
Marvel todas las películas tienen el mismo estilo visual, parecen
dirigidos por la misma persona. Quizá por eso, en principio, se
buscaron directores, digamos, más corporativos, menos personales,
que se ajustarán a las directrices formales de Kevin Feige. Por eso
se pensó en David Yates, responsable de varias de las entregas de la
saga “Harry Potter”, Brad Baird director de la saga “Los
Increíbles” o Rich Moore, de “Rompe Ralph”.
No
obstante, hay excepciones, como, por ejemplo, Sam Raimi, y eso se
buscaba con la elección de James Gunn, apoyado por Joss Whedon, que
ejercía de asesor de Marvel, algo así como lo que era Zack Snyder
para DC en esa época. Curiosamente ahora es Gunn quien ejerce de ese
rol en el nuevo Universo de DC, que dará comienzo en la gran pantalla
precisamente con una película dirigida por él, “Superman”, pues
ya no se llamará “Superman Legacy”.
Gunn
venía de hacer una parodia con muchísimo humor negro y
divertidísima del mundo de los superhéroes, “Super”. También dirigiría las dos secuelas, convirtiéndolo en trilogía,
aunque por medio fuera despedido por una serie de tuits ofensivos de
su pasado, lo que aprovechó para dirigir “El Escuadrón Suicida”
para DC. Fue repescado, a petición del reparto para cerrar la saga y
despedirse de Marvel.
Reparto
encabezado por Chris Pratt aunque para el papel de Star-Lord fueran
considerados otros como Joel Edgarton, Eddie Redmayne, Zachary Levi y Joseph Gordon Levitt. Le acompañaban Zoe Saldana (esta vez de
verde), Dave Bautista, Michael Rooker, Karen Gillan, Benicio del Toro
y Djimon Hounsou, con cameos como el de Glenn Close, y Bradley Cooper
y Vin Diesel en las voces de Rocket y Groot.
James
Gunn reescribió todo el guion, tomando como inspiración “Doce del
patíbulo” y no apegándose tanto al cómic en el que hicieron su
primera aparición los Guardianes de la Galaxia, allá por 1969 en la
colección “Superhéroes de Marvel”, integrando el humor mucho
mejor que en el resto de entregas del MCU, planteándolo directamente
como una comedia.
El
resultado fue excelente, cosechando 770 millones de dólares en
taquilla, habiendo invertido 200 en su producción, y convirtiéndose
en la tercera película más taquillera de 2014. Las secuelas irían
incluso mejor, consiguiendo 860 el Volumen 2 y 845 el volumen 3. En
total unos 2400 millones, habiendo invertido 650 entre las tres.
La
película fue nominada en los aspectos visuales y a maquillaje. No
era para menos, solo el trabajo de animación de la boca de Rocket,
que hubo que hacer desde cero pues las técnicas de animación para
rostros humanos no valían, o el baile de Baby Groot, supusieron dos
años de trabajo. O el maquillaje de Drax (Bautista) que en total
acumuló casi 170 horas para aplicárselo. Y el de Gamora (Saldana) anduvo cerca. Por cierto, fue la primera aparición del personaje de Thanos con Josh Brolin interpretándolo.
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